lunes, 27 de diciembre de 2010

zumbido

Entre la noche me levantè creyendo estar muerto;
una penumbra y un vertigo infernal me envolviò;
el infierno tantas veces invocado se manifestò,
y me avergoncè de haber alardeado que preferìa eso.

Las voces de los que he lastimado susurraban quejas
y en ocasiones me regodeaba de mi gran perversidad,
entonces pensè: "esto debe ser el juicio final",
y vi un combate entre fuerzas espirituales opuestas.

Mi corazòn se calmò y los escalofrìos celestiales.
Estuve alucinando, desorientado y aterrado,
buscando un asidero antes de terminar aplastado,
pidiendo por favor que la vida nunca se acabe.

domingo, 26 de diciembre de 2010

canciòn para un buen amigo desconocido

Me gustan las personas del norte de cualquier lugar
y bailar y bailar y volver a bailar.
El trànsito pasa enfrente de mi casa,
es muy buena persona y yo le hago una rola,
me saluda y me anima a seguir con vida
y lo veo alejarse con su moto y uniforme.
Otros de su especie me han robado y humillado,
pero al transito en la tarde amarilla y fria
yo lo quiero màs que a toda mi familia.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Sombrilla cuando hace sol, paraguas cuando llueve

Antes, saliendo de mi casa bajaba la colina y me saludaba el cerro a veces seco a veces verde, escuchando musica con mis auriculares, cielo azul adornado de nubes vacilantes. Ahora salgo y veo un tùnel oscuro formado por àrboles frondosos, y por las mañanas canta un pàjaro muy bien su variado repertorio, en los sueños las tardes son casi tan oscuras como la noche por lo nublado y luego vuelo un rato en esos cielos, mientras una mujer cambiada se baña detras de la puerta transparente que desfigura su cuerpo ya de por sì desfigurado, la dejo atràs porque se supone que tenemos relaciones sexuales furtivas, y despuès hacemos como si no hubiera pasado nada y nos abstenemos como niños buenos por un buen rato, hasta que volvemos a caer estrepitosamente en la tentacion, sin que por ello dejemos de ser amigos como siempre respetuosos y discretos, sentados en el suelo jugando con muñecos. En verdad el cielo estaba oscuro y yo casi me caigo del balcòn por querer ver mejor. Luego paso un francotirador del que no perdì detalle gracias a mi privilegiada visiòn satelital ajustable. El francotirador medìa mucho y traìa un maletìn sospechoso y era yo. Entonces pasò una mujer tambien alta y me le metì a su casa sin que me advirtiera. Lògicamente despuès llamaron a la policia y me torcieron en la sala del sòtano, la cual era fastuosa y de lentejuela aterciopelada. Se armò un jaleo y despertè oliendo a jamòn pasado. El señor de al lado se habia suicidado con silenciador. Yo todavia no deberìa de saber esa informaciòn. Tuve que prender la tele para comenzar la dificil tarea de todos los dias, consistente en llegar otra vez a la noche a como dè lugar, para volver a soñar con bodegas gigantescas llenas de escombros punzocortantes y planes de fiestas desenfrenadas con alucine. No sucederìa lo que yo querìa, claro que no, como siempre, porque en esta ocasiòn ahora fueron los luchadores que me perseguìan con sus torsos desnudos. Tan cabrones los luchadores. Es increible lo que un mechòn de cabello puede hacer bien colocado en la frente y ver la boca desde los ojos pasando por la nariz. Podrìa eyacular siete veces en una mañana imaginandome unos calcetines bien puestos. Sì, pero yo no soy un genio. Se anuncia la hora de levantarse cuando la sensaciòn de estar dejando de ser lo que siempre has sido te invade. Sombrilla cuando hace sol; paraguas cuando llueve. Quiza el verdadero genio nunca parece hacer nada genial. Le basta el espectaculo de adentro. Quiza el genio pueda salvarse de la vanidad de sentirse especial. De una u otra forma siempre caemos en el error de sentirnos especiales. Todos somos especiales, y eso nos quita lo especial tambièn. El genio necesita que lo mantengan, que lo dejen pensar, pero no es fàcil. Muchos genios mueren sin haberse sentido a gusto para regodearse en sus cerebros, invadidos por la realidad.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Mierda elemental

La vida es la cosa en la que estás metido. Ahí hay muchos como tú, pero no te consta que sean como tú. Se parecen a ti, hacen cosas como tú y te enseñaron, ellos, todo lo que sabes, y tal vez tú agregaste algo de tu cosecha. Entre la gente hay maneras de expresar y por eso existe el arte. Hay gente que reúne grandes cantidades de gente en un lugar y son como triunfadores, y los espectadores son perdedores, porque están ahí, alimentando a los triunfadores. Lógicamente las concepciones de la gente son muy estrechas; sólo somos fragmentos inexistentes de todo lo demás, al parecer, y naturalmente tiene que haber seres que en otros planetas serían dioses y que aquí no son nada, pero eso no nos importa. Entonces existe una cosa que se llama injusticia. Pero también está la muerte, que no ha respetado todavía la posición de nadie. Y también está el destino, el cual bien puede constatarse en el pasado, mas no en el futuro. Sí, el pasado no puede cambiarse. Todo lo que yo pueda decir ya lo saben todos. No hay nada de genial en las palabras, no hay nada de genial aquí, y tampoco en los humanos. Entre nosotros ya no podemos sorprendernos, con música, con palabras, con pinturas; tal vez sea decadencia, no quiero arriesgarme. Pero eso sí, la gente busca cualquier pretexto para hacerse la asombrada, para seguir viviendo, pero en el fondo saben que todo eso que llaman sublime no es más que mierda. Ya está muy trillado decir aquello que nadie quiere admitir pero todos sienten muy en el fondo. Incluso eso ya se dijo hasta el cansancio, de mil maneras diferentes. Entonces qué sigue. Sigue la vida, aburrida como siempre, sigue el sufrimiento, la tragedia, desde luego la muerte, algunas sensaciones mediocres antes de eso, y la muerte, claro, de la cual se ha dicho todo lo posible pero nadie sabe qué pasa con ella. En este momento me apasiona el hecho de que con la muerte uno deja de ser lo que siempre ha sido, y eso es algo tan fuerte como inevitable. Imagino que hasta el último minuto tratamos de aferrarnos a esto que somos, y luego una fuerza vertiginosa nos manipulará, a todos, a dirigentes y subalternos. Y pensar que esas cosas tan cruciales no podremos contarlas, porque, como ya se sabe, podremos pasar a otras vidas, pero no recordar las anteriores, y como la muerte es lo último en toda vida, es lógico que estamos hablando del misterio eterno, tema que da igual tocarlo o no tocarlo en vida, tema lleno de suposiciones. Para los que se encuentran conformes con la vida, la muerte es abominable, tema del que no quieren saber nada. Para los que no se hallan en el mundo, los inadaptados, los débiles, es evidentemente un jardín lleno de analgésicos, la posibilidad de nacer metido en el cuerpo de uno de aquellos que siempre abominan la muerte y tapan los oídos de sus hijos cuando un impertinente ojeroso comete la imprudencia de mencionar la muerte. El final llegará, y con el final todo esto será igual, para todos igual, cuando dejemos de ser lo único que siempre hemos sido, siempre con el mismo nombre, sujetos a los designios de todo lo material que se transforma con el tiempo, igual a los árboles que un día caen y a las frutas que se pudren, por mayor plenitud y gallardía que hayan alcanzado. Tal vez el tiempo se detenga, tal vez existan cuerpos eternos, conciencias y memorias eternas, que con el paso del tiempo no se alteran, pero definitivamente no en este mundo tan rígido. Tal vez, sólo tal vez, descubriremos eso después de la muerte, cuando ocurra el gran cambio, cuando el universo se vaya a otra parte y vuelva a comenzar con otras reglas, quizás sin reglas. Otra vez nosotros ahí, pero ahora con el sartén por el mango, no así nada más, perdidos en un mundo ya dado, fabricado, en el que simplemente no encajamos, envejeciendo, tratando de atiborrarnos de sexo, de drogas, de conciertos, antes de que sea demasiado tarde, antes de que lo hagan los otros que parecen de nuestra especie, como si eso pudiera salvarnos de la pudrición.

sábado, 2 de octubre de 2010

En la placenta

Allá podrás llevar tu parte y ponerla en la mesa, y podrás tomar lo que otros llevaron y dejar que tomen lo tuyo para siempre. Cada quien llevará lo que le corresponde, así que no te preocupes por esos libros de tu librero que nunca leíste; algo tendrán que aportar, son absolutamente necesarios, es preciso que se pulvericen con el tiempo entre la gente del futuro o que animen el fuego del indigente con frío.
Es justamente cuando las almas desperdigadas se reúnen, cuando se comprende la necesidad de las cosas y personas inútiles. Todo se dirige a un fin, como en toda buena historia.
Puedo decir las cosas con certeza, incluso puedo dudar de lo que digo y aun así decirlo con certeza, y no estaré haciendo nada que no estuviera escrito y tenga una causa justificada.
Así que cuando cada quien agoniza y se encuentra en la crisis más aguda y aparentemente definitiva de esperanza de su existencia, es cuando estamos más cerca de flotar en un lago verde, hundirnos en las aguas entre esferas multicolores, sintiendo el mayor placer del mundo sin poder todavía creerlo, y entre risas pensaremos que todo aquel preámbulo de sufrimiento le venía perfecto a la canción. Entraremos disparados, penetrando cual espermas los óvulos, en una bolsa llena de aguas refrescantes, con la música de la gloria, nadando ahí donde el principio y el final se confunden, ahí donde se mezcla la música, forzados como estamos a sufrirla y a gozarla, la música que se toca, se huele, se mira, se come, y que nos sigue a todos lados, que nos lleva por donde se le antoja y nos mete en burbujas tenebrosas, eufóricas, sombrías, melancólicas, gloriosas, angustiosas, triunfales, cuando el destino, encargado del rumbo que toman las cosas durante la fiesta infinita, hace lo que le parece más conveniente. Sobre todo es esa música monótona la que le gusta poner, esa música ramplona del día a día, para atormentarnos, para hacernos dudar de que puede obligarnos a escuchar algo sublime que nos deje boquiabiertos con la baba colgando, justo cuando la cosa se estaba poniendo más fea.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Un buen escritor

Un buen escritor es el que no puede hacer otra cosa que escribir. Eso convierte al buen escritor en un retador de la muerte a 12 asaltos. Igual al boxeador que desde un principio sabe que va a perder pero quiere aguantar hasta el final para perder por decisión, ya que quiere defender su economía y su honor, así, el buen escritor hace lo mismo pero teniendo por contrincante a la muerte. Al no saber otra cosa que escribir, no puede hacer otra cosa, no tiene manera de conseguir dinero, la situación se torna complicada, cada segundo un poco más, igual a una olla de presión a la que sería mejor quitar del fuego. Pronto vendrán el hambre y la agonía. Pero hay una luz, que es la de poder vender libros.
Prefiero equivocarme mil veces, antes que escuchar las advertencias de mis padres.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Bukowski

Sólo cuando yo me siento bien puedo amar
Cuando me siento superior por alguna razón
Cuando tengo a mis amigos maniatados
Cuando los estoy vapuleando con mis frases
Es ahí cuando les extiendo mis brazos

Ayer fui a una francachela
Una buena amiga me regaló un libro de Bukowski
En el calor de las copas me lo regaló
Me quedé a dormir allá
Por la mañana volví en autobús a mi casa
Fui leyendo el libro
Decía cosas que me sacaron las lágrimas
Sólo leí unos cuantos poemas
Y quedé satisfecho

Bajé del autobús con mi libro
En el camino encontré a un vagabundo mequetrefe
Ya lo había visto antes
Le gusta insultar a los transeúntes
Es su pasatiempo, tal vez el único
Entonces pasé a su lado
Y pensé que podría gustarle Bukowski
Me regresé y le pregunté que si sabía leer
Me dijo que sí
Entonces le obsequié el libro
Vio la portada y sonrió
En la portada estaba la cara de Bukowski
Entonces seguí mi camino a casa
Pensando que aquellos tipos se entenderían mejor

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El ocaso

El sol pronto se oculta en la montaña lejana y sus últimos destellos quedan en la montaña del otro lado y en el cielo. Un cielo muy celeste y todo sombras a esas horas. Nubes gigantescas y borrascosas en miniatura, ya al final. Todos los colores en el cielo; y las sombras en las montañas y en las nubes que aparentan mayor envergadura de la que en realidad poseen. Un caracol quimérico de color magenta en el cielo, abierto por en medio cual camarón al que le sacan lo negro del espinazo. Y a esas horas naturalmente los niños juegan y la hierba se mueve, pero en el cielo la sangre no se mueve, ni hay cuchillos imaginarios que hienden pieles, de cuyos cuerpos la vida se escapa con angustioso pesar y ganas de dejar en claro que fueron los mejores en algún arte esotérico. Pero pronto dejará de haber deseo de verse gracioso, siempre con el comentario certero y cáustico. Pronto estaremos sumergidos en profundas tinieblas, pero antes las nubes se ven rojas, moradas, rosas y blancas, cada vez más opacas, porque el sol se está yendo y todo eso en un movimiento lento, que deja una impresión terrible de que todo se nos está yendo de las manos, la imagen en lenta evolución, casi imperceptible, y profunda en su efecto terrible, porque el tiempo corre y todo se transforma. Las nubes van cambiando sus formas y llevan una dirección fija; ellas no pueden observarse; nosotros, atormentados, miramos el cielo en su paciente movimiento, y la impaciencia nuestra nos oculta el misterio. Es el movimiento lo que hace especial el momento, y los sonidos del crepúsculo, el viento que lleva las nubes y nosotros sentimos y nos apaga el encendedor antes de poder prender la pipa. La naturaleza nos impone retos. En el cielo un impresionante espectáculo insensible, y en la tierra hay sacos de sangre que contemplan lo insensible y tienen complejos sistemas de mantenimiento. Es vanidad pintar la realidad, es inútil, es desesperación, es el hecho de tener que hacer algo con nuestras vidas. Las nubes se mueven tan despacio que a veces lo olvidamos, pero es en ese movimiento desesperante donde radica la tragedia. Lentamente pasa el tiempo, pero nunca pierde el ritmo del paso, y un día nos preguntamos qué hicimos con él, o qué hizo él con nosotros, pero ya no importa, sólo quedan vagos recuerdos, desvaneciéndose, como esa estela de humo que dejan las avionetas. La gente se enreda en el ajetreo de los compromisos, las conversaciones, las intervenciones ingeniosas en las conversaciones, todos en ese movimiento imperceptible pero persistente hacia la muerte, igual que las nubes revestidas de un encanto engañoso que se va ocultando en la penumbra.

jueves, 26 de agosto de 2010

Decadencia

Actuamos como si esto estuviera ocurriendo
Y observo la cosa de que estoy compuesto
En el espejo, ahí la veo, no soy yo, pero
Siempre me intereso por cómo luce eso
No puedo evitar poner caras sensuales
Caras interesantes, sacar la lengüita,
Guiñar el ojo, hacer la mueca del pirata
Imaginar que tengo un diente de oro
Y en eso se me va la vida, patrañas
Agarro una baqueta gorda y corta
Me la pongo en la boca
Y para mí es algo así como un dispositivo
Para fumar tabaco, marihuana, opio,
Lo que me salga al paso, yo imagino
Y me gusta no lavarme el pelo para que tenga caída
Y esté hidratado, brilloso y mi vello facial escaso
Pero descuidado, y correr por las calles así
Con mi ropa desvencijada
Y me gusta pensar que olvidaré todo
Pero que quedará el recuerdo en los demás
De que viví como si no hubiera existido
Como si por aquí nunca hubiera pasado nada
Y aun eso es vanidad
Alguna vez tuve una camisa a rayas horizontales
Azules y celestes, pero se la regalé a un amigo
Dicen que la gente muere a temprana edad
Que por tontos, que por no saber vivir
Yo todavía no puedo decir nada
Pero me siento así
Cuando fumo cualquier humo me siento morir
Pero lo hago porque se ve bien
Eso del humo le da un aire interesante a uno
No le veo ningún sentido a fumar solo
A menos que uno piense que lo están filmando
Estoy adormilado, mírenme
Dejé de platicar, mírenme
Tengo envidia de todos, mírenme
Pronto estaré muerto, mírenme
Así es como pasa esto que es como un sueño
Son cosas trilladas, lo sé
Ya casi no me importa
No se a qué se debe, pero no puedo amar
Pero no debe ser tan grave
Es como todo, simplemente pasa
Y los errores que cometo me duelen
Y aun así me acuesto y trato de soñar
No está saliendo nada rescatable por aquí
Estos códigos me están volviendo loco
Estos códigos me han hecho sentir
Pronto olvidaré los códigos
Vendrán nuevos códigos
Códigos que expresarán lo mismo
Una vida tras otra
Códigos, nociones de animal, teorías
Puede ser cualquier cosa
Ya no tiene sentido lo que hago
Ni siquiera para mí
Incluso los libros más vendidos no dicen nada
Claro, todo pensando del otro lado
De hecho sí dicen algo
Pero al mismo tiempo podemos desaparecerlos
Un día me decidiré a guardar silencio
Para que los demás no digan que estoy equivocado
Y así ya no tendré que argumentar
Argumentar es cansado
Es mejor no hacer nada
Pero eso también es una falacia
No, no voy a utilizar tan vilmente la palabra
Solo desapareceré sin que nadie lo note
No quiero que nadie llore por mí
Mamá dice que me rasure
Pero no puede agarrar la navaja y hacerlo ella
Puede gritar, eso sí
Es difícil soportar los gritos
Por lo que a veces digo
Qué más da
¿Hay esencialmente alguna diferencia entre andar rasurado y no?
Entonces me rasuro y descubro que no luzco nada bien
Y que hubiera sido mejor dejarla gritar

miércoles, 25 de agosto de 2010

english thoughts

We were, you know,
In some kind of state
Certainly we were alone
But the fact is other
The state itself
You know
A kind of inspiration
Beautiful words in my brain
We, you and I don’t know why
We were always the same
Some music in some place
That’s ok
I have lived my life
Some sunsets and car rides
Other stuff
Food and things
Maybe now is time to forget
All the things that I hate
I know they are not to be hated
I mean I should not mind
But come on
I am a human
And they speak about me
So, what’s the thing?
Always
If only English was my idiom
Sounds great in the mind
I will show you
The people around me
They are just like bothering
Everyone, recognize it
They say things that hurt
We should not care
But we can think about die
We can die at any moment
That’s cool
To forget this ridiculous life
Perfect
And now go to bed
I will be pleased in thinking
I will find some pleasure
Thinking anything
In my mind
Maybe I will torture myself
Is the same
So, you can feel a winner
I’m still here
I’ll be waiting for your fall
It’s just for fun
I feel threatened by you
I really don’t know
We should change our nature
If only we could love each other
But we are animals in buildings
We say all they long stupidities
Where are we going?
To an unknown place
That’s ok anyway I’ll forget
So you fill your mind with memories
Then you die
And we use those memories to fight
We are stupidities
Completely alone here in my bed
I will fuck with my mind
And she will do it with me
And I will feel the worst
But is just temporary
At the end
At the end it will not matter
Who falls first or last
Suicide now
Or wait
You will see the light
I’m sure of that
That’s a right
A real human right
The light
You came here to suffer
But you will see the light
Give me a smile
I like it
It will be enough just to get out
I see the dirty streets
My dirty body and the others
And I’m grateful in being mortal
It won’t last forever
What more can you want?
The light could be just to get out
Ok, I’m saying metaphorically
And all those things that we say
Nothing valuable there
You are not losing anything by dying
The bad thing here is that
Probably you born while you die
A little puppy jumping around
And again the same
No god for you
Just a lot of questions
Lots of work to dilate death
Meanwhile just beware of errors
They are awful
Then show this to the same people
Makes me feel sick

martes, 24 de agosto de 2010

La alucinación

Todos atrapados en la eternidad,
donde una vida no puede valer nada
y la esperanza se le endosa al destino.
En el camino a la salvación
ninguna sensación nos concierne,
ninguna contingencia nos compete;
pero todo da vueltas y, por fuerza,
algún día alcanzaremos la alegría eterna.

Por las noches, mientras descanso en mi lecho,
un horroroso influjo casi imperceptible,
que yo imagino en forma de nube invisible,
invade mi alcoba y, cobrando extrañas formas,
perturba mi mente con danzas tenebrosas.
Y yo pienso en el destino y la eternidad
y me pongo a aplaudir a la terrible alucinación,
porque dentro de mí fluye la eternidad,
esa sensación de estar y no estar,
por lo que me propongo aprovechar la oportunidad,
porque tal vez muy pronto olvide mis penas,
y creo que me empieza a gustar el infierno,
y cuando llegue al cielo extrañaré el miedo.

lunes, 23 de agosto de 2010

El automóvil

Cada que quiero que no llegues,
tu automóvil en mi mente acelera
con calaveras de largas cabelleras
sin miramientos haciendo piruetas.

Cada que quiero que llegues,
tu automóvil se convierte en carroza
y por mi mente desfila lentamente
un aparatoso acompañamiento luctuoso.

Poco a poco la vida se vuelve más callada,
más apagada, silenciosa, opaca,
triste, despreciable, tediosa
y todas esas cosa que nos encantan.

Van apareciendo nuevos métodos
para alcanzar la felicidad,
y al ver tanta variedad
me desencanto renunciando a todos.

El asesino justiciero

Todavía dudo de la existencia de los otros,
siempre los veo chachareando a gusto
y observan impasibles mi semblante adusto;
me gustaría ver sucumbir a esos monstruos.

Por eso en las noches salgo a matar,
quiero llenarme de la vida que exhalan
y con ese plumaje hacerme unas alas
verdes y brillosas como ojos de gata.

Subir así al cielo invirtiendo los papeles.
Esto era un acto donde yo hacía de bufón;
maté a los cornacas saliéndome del guión
y ascendí al cielo sobre nubes corceles.

Yo odio la gente feliz porque son diablos;
amo a los desdichados, son mis hermanos.
Las sonrisas tienen dientes afilados y ensangrentados;
me gustaría despedazar a todos los gusanos.

sábado, 21 de agosto de 2010

Pero qué importa

Eres como una de esas nubes de agosto
Gritar bromas es el propósito de ir al estadio
Y los perros se venden marinados
La fe es una luz al final del camino
Y detrás de la luz está el mundo que imaginaste
Si no imaginaste mundo alguno, mueres
Sin poder abandonar el cuerpo hasta el final
Llevas adentro tu destino
Finalmente no se puede hacer otra cosa
Al volver la vista atrás las cosas están congeladas
Y encontrar un salvador es complicado
Encontrar un amigo tampoco es sencillo
La gente es inconscientemente destructiva entre sí
Un amigo no anda con inconsciencias
Pero qué importa
Podemos tocar perros
Podemos aguantarnos todo menos dejar de tocarnos
Ser un genio es no tener amigos
Hay mucha envidia en el ambiente
Hay que buscar una persona que haga de entusiasta espectador
Y muchos aplausos, claro
La próxima vida se crea con el pensamiento de ahora. Vivir creyendo en el escepticismo puede apagar la chispa de la transición. Hay que hacer un mundo fantástico para la próxima vida, aunque realmente no podemos hacer más que lo que nos permite el destino.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Bruja de uñas largas

Con un sacramento tal nos pondremos a dudar de la veracidad del desentierro. Cómo es posible que las joyas estén entre los huesos. Yo tenía un juguete en llamas y emitía una canción macabra. Yo todavía no me daba cuenta de la gravedad del asunto. La musiquita me hacía gracia. Tenemos que tomar el transporte público, hacer el trayecto, llegar, encuerarnos, hacer los estiramientos previos, tonificarnos, y después, claro está, actuar como animales lascivos, terminar secos, ponernos tercos, obstinados, ya no entra, mejor vamos a comer. La ciudad es grande, pero algo me dice que básicamente no ocurre gran diversidad de cosas. Tal vez en las laderas y cañadas más remotas un tesoro, pero no es de fiar, es mejor ponerse a trabajar, ir a la segura. Se los dije hasta el cansancio, pongan los pies en la tierra, la vida no es como en los cuentos. Pero nadie había leído cuentos. Sí, habían visto cuentos en película. Algunos multimillonarios consideraron apropiado leer cuentos. Hay un danés que los escribía. Hubo un danés, pasó a mejor vida. La verdad ignoro el nombre y el tipo de literatura que hacía, realmente me queda claro que fuera de mentiras su vida era aburrida. Cuando se puso la caperuza, entonces sí se le olvidó lo endeble, lo frágil del cuerpo, y con gran soltura y movimientos elásticos iba canasta en mano bailando por ahí, camino a la casa del lobo, por así decir. Sí, la noche tiene estrellas, tiene luces, tiene oscuridad, tiene arañas, grillos, búhos, jaguares, princesas dormidas, constelaciones, cometas que pasan cada siglo, palabras rebuscadas para impresionar acompañadas de cerveza oscura, sobre todo palabras domingueras, y el placer de colocarlas, las palabras, en su lugar, pero al final es como el pico de un iceberg, casualidad ante todo, destino, preguntas, qué me tiene preparado el destino, qué horrores, qué castigos. Las felicidades no me importan, porque las felicidades me hacen siempre más desdichado, siempre pasan fugaces, las felicidades, y van y me atormentan alejándose como el camión que no alcanzaste y pasa cada 30 minutos. De alguna manera y a pesar de lo insufrible de los sufrimientos, aquí estas, es de admirarse, es de alegrarse, es de asombrarse, seguir aquí, habiendo habido tanto aparente final, tanta amenaza de muerte, tanta fatalidad inminente y animales sedientos de sangre por las calles oscuras y desbaratadas. Todavía me observo y digo: no puede ser, sigo aquí, superé lo insuperable, y me saco el falo erecto y lo blando de blandir y sonrío y digo: qué importa, qué importa si se acaba mañana o pasado, cuál es la diferencia, qué importa si digo esto o aquello, da igual, al final da igual, y entonces me salgo a la calle soleada más vivo que nunca, como si me hubieran inyectado la tizana de alguien que está por hacer un esfuerzo inconcebible para rescatar a una princesa encantada por una bruja de uñas largas. La verdad es que la cosa se va dando, apuesto a que a nadie le parece sensato perder el tiempo leyendo, pero a veces se agotan los placeres, y hay que leer, hay que agarrar el libro y leerle a los niños sentados en un círculo perfecto, y explicarles las palabras desconocidas, y decirles que la vida les tiene preparado un embrujo congelante de torrentes sanguíneos. Entonces los niños, imaginándose adultos, quedan petrificados en un vuelo, y caen quebrados al suelo.

martes, 17 de agosto de 2010

El pollo

No supongas que yo sé algo. Jamás hagas eso.
El camino a la locura está lleno de casualidades que sugieren un orden oculto.
Hay un monstruo en la cocina que corta pollo y usa bata y te aprisiona sin tocarte, es tu madre. Quizás en esos carretoneros no haya ya ningún sentir. Clavar los cuchillos en la cabeza a los ladrones confiados; salirles de debajo de la mesa de la cocina mientras roban las coca-colas grandes. Soñé que un amigo pintaba con crayones mejor que cualquiera con pinceles. Pero tuve que decirle que muy bien, pero que sólo la música y las letras me hacían llorar, pero que muy bien de todas formas. La comida hecha con odio sabe a eso, y ya no quiero saber nada de reproches, quiero sumirme en la desdicha de la tranquilidad, el ocio y la supuesta felicidad. A veces me pongo a escribir porque me siento prisionero de algo. Tengo una puerta que da a la calle, tengo una llave que la abre, y sin embargo, no puedo salir, porque en la cocina hay un monstruo que me prepara una comida cargada de veneno espiritual. Me quedo petrificado en las escaleras y pienso en el plan para acometer la huída, pienso en que tendré que despedirme hipócritamente del monstruo, un monstruo que se quedará triste y defraudado por mí, y yo sentiré un remordimiento que no debería de sentir, porque afuera hay sol y hace calor, y probablemente en la noche haya tormenta. Tac, tac, tac, repiquetea el ominoso cuchillo que corta zanahorias en la tabla. Yo pongo música en mi cárcel. Ahora recuerdo algunas cosas, pero sólo lo digo por decir algo, ya que mi memoria está bloqueada por una suerte de maleficio mamario. De haber salido de un huevo las cosas serían distintas. Pero ya se conectó un amigo. Adiós.

domingo, 15 de agosto de 2010

Elevación insensible

Es frustrante que cuando haces algo en realidad no lo haces. Bebes la sangre de tus confundidos, porque la tuya está toda echada a perder. Cuando lees una primera frase que no te gusta, estoy seguro, no dejas de leer, te interesa saber qué puede decir más adelante ese idiota, ansioso tal vez de encontrar a alguien peor que tú. En la música hay columpios y mariposas y conejos brincando a la luz de los focos, también hay vuelos inconclusos, como ese que hacemos con el paraguas, vuelos abortados, pero no por ello otra cosa. Me gusta volar con el paraguas. Estoy seguro que tú también quieres tirarte del balcón con el paraguas. No, hoy no me voy a emocionar y terminar esto que ya empecé. Seguiré escribiendo un rato más y luego lo publicaré a mi público poco numeroso, pero fiel, los amo gente misericordiosa que me lee, porque se me hace difícil convencerme de que en realidad les gusta leer esto. No importa, hay que seguir diciendo cosas como la del paraguas. Les digo que a veces todo cae en el tedio, de hecho todo es tomar carrera para emprender vuelos, vuelos que más bien son planeos, planeos con membranas como las de las ardillas voladoras del amazonas. Ignoro si existen tales ardillas en tal lugar. A falta de una fe más refinada, he situado el cielo en la tierra. Me gusta ilusionarme como idiota, y darme cuenta que a pesar de los buenos momentos, a pesar de las noticias esperanzadoras y de los cambios positivos, esto que vivimos será como si nunca hubiera sido. Palabras, palabras que dentro de los cerebros se vuelven imágenes, sensaciones, olores, un mundo borroso el del lector, un mundo vago y triste, el del lector. Estoy escribiendo esto en paños menores, pero no huele mal, eso no tiene nada que ver, usted no percibirá mi olor a ingle, ni mi olor a rancio. En los parques hay luces y hojas de árboles, y gente acostada en el césped y hombres y mujeres que a falta de cuarto se tocan lo más posible en recovecos umbríos. Tengo algunos libros, los llevaré conmigo a todos lados, y cuando me muera quiero que los pongan cerca de mi cabeza fría y descolorida. A veces hablamos de la envidia, del amor y el egoísmo, y en verdad son temas de los que yo puedo decir cualquier disparate, y las cosas seguirán igual de mal. Toda la gente me parece amenazadora, los niños también, tengo miedo, no lo niego, veo en cada cosa una posible descarga de veneno hepático, y hago mis imperfectas estrategias, estrategias que sobre la marcha cambian, cambian rápidamente, como la estrategia de un equipo que recibe gol al primer minuto.

viernes, 13 de agosto de 2010

Poema hormiguero

A la hora del silencio una columna chueca
La respuesta borrosa en la cabeza
Sólo queda en sensación y certeza
Y la melodía descansa en el fondo nueva

Algo está esperando a ser creado en paz
Hay que dar pasos de lobo para no espantar
Puede salir una genialidad y pasar a cobrar
Es propicio el momento más casual

Sólo hay que mantener la vertical
En medio del pandemonio más loco
Y después silbar la melodía de reojo
No, no, no tienes que correr a publicar
¡Viva! Encontré un tesoro

Las estrellas muestran herrumbre
En lo ignoto no hay nada nuevo
Pero el lago tiene que estar quieto
Para que tu sangre nos deslumbre

lunes, 9 de agosto de 2010

Conclusiones

Me he ganado el respeto de Baudelaire. Y eso ya es mucho decir, que Baudelaire es una autoridad en estas cuestiones, me refiero a escribir, muy buen poeta el señor.
Pero para lograr eso primero tuve que pensar que no me conviene profundizar mucho en las cosas. No me conviene profundizar mucho en las cosas es una frase que me gusta. Me di cuenta de eso cuando noté que mi cerebro estaba completamente agotado y sólo había sacado más y más palabras que desaparecerían en el viento.
Tuve que darme cuenta que hoy tuve la mirada más indecisa de mi vida.
Tuve que darme cuenta de que al final del trayecto hay una pradera, una cabaña y un lago fabuloso. En este país en el que vivo, lo más cercano a pradera es desierto. Tendré que trasladarme a ese país y terminar mis días, tendré que trasladarme a ese país con praderas. Siempre me ha gustado la gaita. Me pregunto cómo será mi camino de México a Escocia. Debe estar lleno de enredos, dolores y trastornos mentales. Aun así creo que vale la pena. Quiero hacer el último intento de separar mi alma de mi cuerpo en una pradera. He hecho muchos intentos antes, jamás en praderas. Lo más seguro es que quede irremediablemente loco, y quizás ese sea el premio a tanta búsqueda.
Hoy estuve demasiado renuente a proferir palabras, sin embargo, en mi mente, justificaba a los que hablaban profusamente. Debo decir que no entendí nada en absoluto en todo el día, pero la gente no me parecía del todo odiosa, de hecho traté de conciliar todo lo que las personas decían y yo pensaba. Al final del día me decidí hablar. Bueno, no me decidí, sino que de pronto me vi hablando con soltura, una gran cantidad de incoherencias, pero con bastante soltura.
Y sé perfectamente que Baudelaire está muerto y es inmune a toda adulación.
Hoy vi las estrellas estorbadas por la ciudad. Lucían bien a pesar de todo, eran solo unas cuantas. Quisiera poder ver el cielo bien todo el tiempo, sobre todo por las noches. Creo que debe compensar en buena medida los tiroteos que ofrece la ciudad.
Realmente hay maneras de platicar con los muertos. Son maneras únicas, que se sienten y se piensan de una manera harto peculiar y compleja, completamente inexplicable.
Es como si todo a mi alrededor me dijera espera, ten fe, vendrás acá, ahí te va una probadita.
Y quiero decir que lamento no poder decir todo aquello que enaltece a la gente, todo aquello que los llena de emoción.
También se me viene a la mente un diálogo:
Ya no soporto más, vamos a suicidarnos –dijo la novia-.
Está bien –dijo el novio-, pero hay que hacerlo rápido.
También debe quedar asentado que como nunca he podido meterme en el cuerpo de otra persona, me pasa que al tener los pensamientos desparramados y perdidos en el cerebro, me pregunto si existirá en los cerebros de los demás un ajetreo parecido al que existe en el mío. He pensado y dicho últimamente cosas muy interesantes, y pido disculpas por no poder recordarlas.

domingo, 8 de agosto de 2010

Soledad

Ahora estoy solo. Estuve todo el día rodeado de gente, a propósito, sólo para hacer más placentero este momento en el que llego a escribir. Realmente no me importa nada más que yo. Sólo quiero estar solo. No me interesa demasiado la gente. Cada día pierde más sentido todo esto. Incluso no sé si digo algo congruente con la realidad, mi realidad. A veces me la paso bien con la gente, necesito a la gente, pero sólo para hacer mejores los momentos de soledad. Voy con la gente y charlo. Hablamos de lo que vaya saliendo siempre, no hay formalidad alguna, todos somos bufones, y pasamos el tiempo. Cuando estoy rodeado de gente siento la necesidad de hablar y lo hago, y casi siempre me arrepiento de haber y de no haber dicho ciertas cosas. Busco un día en el que pueda decir y hacer exactamente lo que me haría sentir bien, lo que me haría sentir tranquilo al final, al momento de reflexionar, ir a dormir. Claro que nunca logro la perfección total, pero creo que me acerco. Trato de no arriesgar demasiado, pero si por alguna circunstancia mi naturaleza estúpida me lleva a decir un comentario contrario a mi conveniencia, tendré que utilizar el recurso del destino. Claro, estoy loco. Puedo darme cuenta que soy de los más perseguidos por la muerte. A veces me pongo una máscara de idiota y hago mis actos improvisados sin la menor sospecha de estar farseando. Simplemente no me doy cuenta, de pronto me veo haciendo aspavientos y escupiendo vehemente, derrochando todo mi ingenio sobre los circunstantes. Y claro que fallo, digo cosas que me avergüenzan y digo palabras por otras, me equivoco y el público me corrige y toma eso como un chiste extra. Tengo mis arrebatos de gracia y luego caigo en un profundo letargo y quiero regresar a casa a entregarme a reflexiones funestas. Nunca sé hasta dónde podré llegar con el teatro. Y ahora que estoy solo puedo dejarme de cosas molestas, como esa de tratar de convencer, como aquella de darse a entender, o la otra tan odiosa, la de no poder estar todo el rato sin hablar viendo a los demás hacerlo. Ahora que estoy solo puedo descansar del asqueroso mundo, puedo invitar con confianza a la muerte a mi dormitorio. La muerte nunca ha aceptado mis atentas invitaciones y creo que vendrá justo cuando no quiero que venga: en un lugar público, con gente conocida, qué vergüenza, morir con vergüenza, qué infamia, sentir el sudor frío, el movimiento extraño por dentro, la explosión en el pecho, y claro, una última sensación de arruinar la fiesta, de causar una insólita molestia.

sábado, 7 de agosto de 2010

Sigues, continúas

Vas a la tienda. Compras cerveza. Te subes a un auto. Platicas acerca de algo. Ves cómo pasan las cosas a través de las ventanas. Llegas a tu destinto. Tomas cerveza. Fumas algo. Escuchas un montón de palabras. Procesas esas palabras. Opinas al respecto. Te sientes parte de eso. Es hora de despedirte. Te despides. Das las gracias. Te muestras atento. Sigues, continúas. Te gusta el olor de otro cuerpo. Intentas acercarte lo más posible a ese cuerpo. Lo consigues. Sigues, continúas. Juegas tenis, sin raqueta por supuesto. Llegas a casa de noche y prendes el radio y escuchas cantos gregorianos y pretendes separar tu espíritu de tu cuerpo. No lo logras. Sigues, continúas. Consigues dinero de cierta forma. Tienes miedo de la vida y de la muerte. Llegas a la conclusión de que no eres nada. Buscas un entretenimiento. Jugar videojuegos. Jugar fútbol. Ver lucha libre. Comentar partidos de béisbol. Escuchar músicas varias. Leer libros. Haces todas esas cosas y más. Desayunas. Dices chistes. Escuchas chistes. Te ríes. Sabes que el tiempo devora todo. Sabes que

El mayor bien es pequeño
Que toda la vida es un sueño
Y los sueños, sueños son.

Te gustan esos versos. Te ayudan a seguir vivo. Sabes que nada debe importarte. Te levantas por la mañana preocupado. Te levantas refunfuñando porque no se te cumplió el deseo de no despertar. Buscas una manera de salir de este mundo. Buscas pistolas, jeringas, navajas, edificios altos, estaciones de tren. Sabes que al final será lo mismo. Buscas trabajo sin querer encontrar. Te pierdes en conversaciones. No entiendes lo que sucede a tu alrededor. No has visto las películas que todos vieron. Sigues, continúas. Haces teorías del universo y de la conciencia. Piensas que todos somos todos, o algo así. No sabes exactamente cómo, pero crees en ello, tienes fe. Buscas más y más distracciones. Cuerpos de mujeres, estadios de fútbol, pornografía, mascotas, nadie es nada, todo es una ilusión. Lees a Calderón de la Barca y sientes un profundo consuelo, sientes que no necesitas saber más que una media docena de versos. Cada vez que te sientes estúpido recurres a esos versos. Cada vez que estás en aprietos recurres a esos versos. Te acuestas por la noche y escribes en el viento. Te acuestas por la noche y dedicas un poema improvisado a los cielos. Vas al teatro. En una tarde medio nublada te sientes bien. Luego te desespera estar vivo. Quisieras alcanzar el cielo, volar. Te preguntas por qué usas palabras para pensar tú solo. Te entregas a patéticos soliloquios en voz baja. Sigues, continúas. Te preguntas constantemente cómo, cuándo y dónde llegará la muerte. Sigues, continúas. Entras a lugares nuevos. Llegas a ciudades nuevas. Te admiras un poco. Sigues siendo un desgraciado. Te sientes como un gusano aplastado. Nadas en albercas y mares. Sientes todo lo que vives. Tienes secretos, pensamientos íntimos que ni tú mismo podrás recordar. Te juntas con tus amigos a tocar música. Te sientes un fracasado tocando música. Escribes y lo muestras a tus amigos. Intentas seguir en este mundo haciendo lo que puedes. Te defiendes con las uñas. Comes y cuentas que comiste algo delicioso. Ves películas y cuentas que las viste. Tratas de alcanzar la gloria y lo escribes. Buscas separar tu alma de tu cuerpo y también lo escribes, y no conforme, se lo enseñas a los demás. Crees que tienes cosas interesantes que decir. Te compras ropa nueva. Te cambias de casa. Hablas casi siempre de cosas que no entiendes. Haces historias dignas de película platicando con amigos. Todos se sienten geniales en ese momento. Se te amarga el pecho. Te duele una parte de tu cuerpo. Algo por dentro, no sabes qué, se está pudriendo. Tienes miedo de caer. Tienes miedo de tu mismo cuerpo. Estás cansado de estar en un mismo cuerpo. Quisieras poder ser otro animal. Te resignas a la desesperación y el dolor. Te convences de que aún falta mucha tortura. Buscas darle sentido a tu vida con actividades que en el fondo sólo intentan huir, distraer, olvidar el dolor, la muerte. Pese a que nadie es nada, compites con los otros, te comparas con ellos, te das cuenta que eres un subnormal. Recuerdas cosas de tu vida y te ríes o lloras o te sientes estúpido o te arden las entrañas, con simples recuerdos, recuerdos que viven en el cerebro, cerebro que un día será polvo. Sigues, continúas….

jueves, 5 de agosto de 2010

La historia del velador-fantasma (A Oscar Wilde).

En algún lugar del mundo, no hace muchos años, cuando ya existían los restaurantes, en uno, trabajó un hombre como velador. No sé cuál era su día de descanso, pero todas las noches que se quedaba cuidando la propiedad, como era muy busgo y parar de busguear no podía, y como tenía acceso, por medio de unas llaves que el dueño le dio, al interior del establecimiento, se le hacía fácil meterse y zamparse, siempre, siempre, y puntualmente, una y sólo una hamburguesa, ni más ni menos.
Los empleados del restaurante, cocineros y ayudantes, si así se les puede llamar, al día siguiente siempre echaban de menos una hamburguesa, y como todo estaba debidamente y tenía que estar debidamente inventariado, alguien, incluso se turnaban, siempre alguien distinto, es decir, al que le tocaba, corría con el gasto de la misteriosa pérdida de una hamburguesa diaria.
Al paso del tiempo, tiempo en el que nunca dejó de ocurrir lo que ocurría, inconformes, ultrajados y en conciliábulo siniestro, un grupo de afectados por el misterioso y persistente flagelo, decidieron desenmascarar al felón de la manera más radical y bufa que a conferencia de cerebros pensantes pudiera ocurrírsele, pues creyeron prudente el poner veneno en los ingredientes que más a mano podría hallar el desventurado y por el destino maldito velador del establecimiento.
En efecto, sucedió que un día después de ideado y ejecutado el plan acordado, apareció el velador muerto, con el semblante pétreo y verde como el color del jade, y no ha habido noche, a partir de ese fúnebre acontecimiento, en que no se vea deambular por los lugares de ese encantado lugar, el espectro con figura del antiguo velador, con uniforme y todo, pero tan real, tan real, que podría decirse que es real, pero no lo es, porque sólo es una fantasmagoría muy bien constituida, lo que la hace endemoniadamente abominable, porque no conforme con ser una fantasmagoría vagamente visible, es cosa tan semejante a lo que representa que hasta se puede tocar y platicar con ella.

Fin

miércoles, 4 de agosto de 2010

El río gris

Tengo un marco en el que debe caber
todo lo que yo quiera dar a entender;
tengo una clepsidra quebrada adentro,
y todo el tiempo me invadió el cuerpo.

Debo tomar esos retazos
y acomodarlos bien en este marco.
Quiero que usted se olvide de todo,
que le basten mis delirios para irse,
para agarrar la maleta
y embarcar a otro planeta.

Las palabras bellas y confortantes
son un arma de dos filos.
¿Qué viene después del hechizo?
Al llegar al límite
no se puede ir más que al otro lado.
Y si era malo, cada vez menos malo;
y si era bueno, cada vez menos bueno,
el hechizo, el engaño, el artificio,
el placer que puede estar escondido,
en forma de palabras,
en forma de asuntos y certezas,
en forma de ilusiones y vidas,
vidas que no significan nada
y son como si pintaras en un lienzo en blanco.

Porque no hace falta tomarse en serio
esto que sin embargo es muy grave.
Y de ahí viene un miedo ridículo
A la soledad, a la vejez, al infarto, al hambre.
Quizá llegó el momento de reírnos del absurdo,
sólo hasta donde lo permita la fuerza.

He leído poemas que hablan de ríos,
ríos plúmbeos de riberas rojas,
donde se ahogan personas,
y hace falta repetirlo,
ni un árbol en toda esa zona,
sólo un río cruzando tierra roja,
un río gris y yo, observándome,
tratando de cruzar el río,
sintiéndome a larga distancia
cómo pierdo tracción
en las piedras resbaladizas;
y el agua es más profunda de lo que pensé,
y la corriente es más fuerte también,
y me sumerjo en un último juego.

lunes, 2 de agosto de 2010

Escrito

Desde mi tortura constante observo el mundo. Hay una figura femenina que se contonea con agilidad, y su sonrisa se clava en mi corazón cual saeta. Se le puede ver contenta y lozana, y, no conforme con ello, decide proclamar que se siente como en el cielo. Y yo pienso: “en algún tiempo tuve la esperanza de alcanzar su dicha, y así unirme con ella. Ahora estoy resignado a no alcanzarla, porque veo que me hundo sin tregua. Pero la esperanza que no puede morir es aquella de que ella, súbitamente, venga a unirse conmigo en la desgracia. La realidad me ha enseñado que ese tipo de esperanzas son las menos descabelladas.”
De todos los animales que hay en la tierra, el último que hubiera elegido ser, soy yo. Soy tan tonto que necesito palabras para pensar. En muchos animales también encontramos vanidades diabólicas: a los osos les gusta mirar desde la atalaya; tentado por el diablo el león forma su harem. Pero casi siempre se enfadan por mujeres. Lo bueno de los animales es que el más débil pronto muere. En los humanos existen varias formas de alargar la agonía. ¿Qué hace un buitre planeando a diez mil metros de altura? Está meditando sin palabras. Ya sació su estómago, no tiene ningún compromiso y decide levantar el vuelo. Llega al confín del cielo y piensa en los buitres que ya no planean cerca de él. Se pregunta sin necesidad de palabras: “¿A dónde fueron?” y lanza en las alturas un graznido agudo y plañidero, muy parecido al sonido de la gaita fúnebre, sólo que nunca oído humano podrá escuchar eso. ¡Qué lástima que muera un animal tan libre y fabuloso! Pero algo me dice que alguien acostumbrado a tales alturas no tendrá mucho problema en llevar su alma al sitio correcto. Tal vez ya ubicaron con la vista la luz eterna y los placeres sin castigo, y al morir, seguros, acompañados del graznido de los amigos, regresan a casa, con esa cara que ponen los soldados americanos al volver a la granja.

sábado, 31 de julio de 2010

Carta suicida

Como ya se habrán dado cuenta, estoy muerto, mi cuerpo está colgando del cuello y tengo las cervicales dislocadas y quién sabe qué más. Debo aclarar, antes que nada, que el cuerpo que aquí se ve realmente es el mío y no el de un sosia, ni tampoco es un maniquí o un muñeco de cualquier otra índole, es mi cuerpo y estoy muerto, y lo digo para que no empiecen a especular como con la muerte de Elvis de si estará o no muerto, estoy bien muerto. Ahora, respecto al motivo de mi decisión, debo decir que no es justo que ustedes, mi familia, hayan esperado algo de una persona tan limitada y enclenque como yo. Tal vez para ustedes la vida sea algo divertido por lo que vale la pena luchar y trabajar, pero para mí es simplemente una mierda llena de dolor. Yo no me meto con ustedes, ustedes pueden seguir en lo suyo, disfrutando la vida, pero a mí no me jodan, yo no fui dotado con las cualidades de un ser humano normal, soy de esos que olvidan todo, que siempre tienen sueño y que cuando están haciendo algo que no quieren sienten que pronto se van a desvanecer. Creo que no es difícil comprender que yo no elegí el cuerpo que me tocó y por eso pido que por favor no me maldigan por toda la eternidad considerándome un cobarde. Yo les dije a ustedes, se los dije claramente, yo no nací para trabajar, yo puedo escribir, pero lo que más necesita mi cuerpo es estar dormido, soñando, alejado de la realidad. Ustedes me tomaron por un manipulador holgazán y seguían insistiendo en que mi vida estaba allá afuera, en las oficinas, y miren a lo que me han orillado. No crean que es muy bonito suicidarse, de hecho es una cosa terrible, porque uno se siente culpable de dejar un cuerpo que además de ser muy pesado y tender a la descomposición, es caro en el sentido de que, está bien, por mí me pueden tirar en cualquier lugar, pero ustedes van a querer darme santa sepultura y hacer toda una ceremonia con gaitas, para que quede claro que Miguel está muerto y no anda de parranda, para que nadie vaya andar preguntando después: “¿y miguel?” Y ustedes: “Ah, Miguel, debe andar en el algún río, o tal vez ya en el Océano, no sabemos exactamente”. El punto aquí es si está vivo o muerto el muchacho. Está muerto. La verdad es que me da mucha pena toda esta situación, porque yo realmente quería disfrutar la vida como la gente normal, pero no podía, y creo que es un derecho de todo ser humano el de suicidarse cuando ya no le guste la sazón de las cosas. Yo sólo estoy ejerciendo mi derecho y espero que eso no les cause mucha molestia. Yo he tenido que soportar la molestia de vivir, sólo porque me sentía responsable de darles alegrías a ustedes, de hacerlos sentir orgullosos de mis actos, pero pronto me di cuenta que no podía hacerlo y decidí mandarlos a todos a freír espárragos. Pensé que esto sería suficiente, pero ustedes comenzaron a hacerme la vida más miserable y a presionarme de una manera indignante para que yo dejara de chupar la miel que ustedes producían. No pude soportar eso y ahora estoy aquí, bien muerto, y créanme, bien feliz.

jueves, 29 de julio de 2010

Alargar el suplicio

Para mí las palabras son como prendas de vestir, y así como hay sombreros, zapatos y playeras, hay adjetivos, sustantivos y artículos; y lo que uno tiene que hacer con las palabras es precisamente lo que uno hace con la ropa: tratar de combinarlas de la mejor manera posible, para así poder lucirse.
Siempre intento convencerme de que no podré conseguir lo que busco, para que así, cuando vea perdido lo que buscaba, no me ponga tan triste, aunque de hecho eso sólo es un engaño, porque uno sigue buscando lo que quiere sin poder obtenerlo, y es imposible que uno no haga el mayor esfuerzo posible por obtener lo que quiere, porque sería peor, uno nunca se perdonaría no haber hecho el mayor esfuerzo, porque regresaría constantemente el pensamiento de que aquello que buscábamos era realmente posible, cuando en realidad nada de lo que buscamos es posible, porque siempre buscamos cosas imposibles. Aunque claro que esto son sólo palabras.
Buena suerte sería hacer unos trazos al azar y que saliera un Van Gogh
Cuando alguien acepta que su vida es triste, es como si bajara la guardia e invitara a todo el mundo a burlarse de él. Cuando alguien no está contento con lo que es, creo que está bien que se suicide, qué puede importar, de todas formas morirá. Las personas alegres pueden continuar hasta que se les termine la alegría, creo yo. Pero los fuertes necesitan a los débiles para poder darse cuenta que son fuertes.
Mi vida se puede resumir en esa sensación que tengo cuando veo una linda hoja de libreta en blanco y tengo un lápiz en la mano. Por un momento me da la impresión de que haré algo asombroso; comienzo a dibujar y descubro que soy un fiasco; y así hoja tras hoja, hasta terminar la libreta.
Todos sabemos muy bien hacia dónde nos dirigimos. Creo que hemos estado subestimando la locura y el camino corto. Todos saben muy bien que la vida es una tragedia, pero creo que nuestro estúpido instinto nos hace tomar la vida como un reto. Siempre nos proponemos algo y tratamos de conseguirlo; algunos lo logran, otros no, otros pudiendo haberlo logrado no lo logran por diferentes circunstancias quisquillosas. Utilizamos ese propósito como un pretexto para seguir aquí creyendo que hay un motivo para vivir. En el fondo nadie consigue lo que creía estar consiguiendo al conseguir lo que quería conseguir, es decir la felicidad, porque en el fondo la gente lo que quiere es alargar el suplicio lo más que se pueda.
Creo que los mejores libros son aquellos que tienen frases tan acogedoras como casas danesas en invierno, donde alguien lee un libro junto al fuego. El instinto es vanidoso; siempre busca lo contrario que una mente bien fría. También es verdad que el instinto arrastra con una correa a la razón, y que, de hecho, lo ideal es utilizar la razón para cumplir los caprichos del instinto. Aunque obviamente el hombre inteligente sabe que lo único sensato en este mundo es consultar a la muerte antes de hacer cualquier cosa. Después uno descubre que lo más fascinante es pensar en cuándo tendremos el valor de sumergirnos en el abismo.
La sociedad me ha encerrado en un cuarto. No puede ser, me siento culpable por no trabajar, y cuando siento que hay gente merodeando, me resguardo en mi guarida hasta que pasa el peligro. No quiero que me hagan preguntas. No quiero que me vean con esos ojos. Ellos piensan que simplemente soy un mangante. Pero yo tengo la misión de reconocer y después hacer un reporte claro y revelador acerca de lo que significa ser yo. Y así, cuando me muera dejaré por ahí algunos textos que hablen de mis inquietudes, y ya la humanidad sabrá si los tira, los lee, o se limpia el culo con ellos; a mí, la verdad, eso no me quita el sueño.

martes, 27 de julio de 2010

Conmovedor

El tiempo, lacayo del libro, tiene su manera de irnos llevando, a veces por la mañana lo olvidamos, con la primera inquisición del día, la primera demanda, alguna pregunta que espera palabras concretas de uno, pero uno todavía está en la frontera de la vigilia y el sueño, pero uno reúne todas las fuerzas y logra articular un monosílabo y aquí vamos una vez más, un día más, no se sabe exactamente para qué, podría ser solamente curiosidad. Esas cosas ya estaban escritas, todo lo que sucede es porque ya estaba gestándose desde hace tantos años que podríamos dibujar una rueda, y entonces tendríamos prohibido decir que algo sucedió en el pasado, digamos que es una rueda y de esa rueda se desprende otra rueda superpuesta, como en las letras de los cholos, y así hasta el infinito, he ahí la razón del deja vu. El sol ya estaba en su punto de destellos reparadores, así que salí a por la crema y el pan para los chilaquiles y fui viendo las nubes que ya engordaban para la noche, querían dar un show de luces, y la señora, anciana, de la tienda lo sabía y fijaba sus ojos con principios de catarata en aquellas nubes, anhelante de una tormenta que se la llevara a otro mundo, para empezar de nuevo, como un cachorrito. Le compré lo que buscaba y volví a casa y comimos deliciosamente y prendí la tele y vi que la gente se estaba muriendo de balazos, y yo seguía comiendo mi postre, unos chocolates americanos que mamá tenía guardados para una ocasión especial, tal vez una guerra nuclear. Es muy importante saber qué clase de provisiones son aptas para los refugios en caso de guerra nuclear: básicamente alimentos enlatados. Como en esa película en que ponían el tiempo que deseaban estar dentro del refugio y no se abría la puerta hasta que pasaba el tiempo, qué estupidez, pero bueno, algo así podría pasar, pero con un hervidero de ratas adentro comiéndose a los humanos, por andar creyendo que es mejor meterse en un refugio subterráneo antes que ver una guerra nuclear y ser lo último que se vea, es decir morir en ella. Generalmente me gustan sólo las cosas que yo conozco pero ustedes no. En el supermercado un hijo de Caín intentó meterse furtivamente a la fila, justo delante de mí; se lo impedí con un elegante envión. Soñé que una vampira me quería morder; recé un padre nuestro y la ahuyenté. Es bueno cuando uno no se siente menos que los demás, es bueno saber que uno es sólo una pieza que se mueve por las órdenes supremas de una cosa glaciar, una cosa que no se pone a pensar ni tiene un trono, y esto tiene que quedar muy claro. Aquí abajo se está bien, con las pesadillas, los dolores y los sobresaltos nocturnos, se está perfectamente bien, con cáncer, en un suplicio, se está perfectamente bien, por que todo pasa, todo pasa y eso es algo muy bonito y reconfortante, es como un fuego en la chimenea, y uno con calcetines lanudos ahí, fumando la pipa, así es, eso es el pasar del tiempo, la certeza de no ser absolutamente nada, cuando uno deja de tener otra aspiración que la de sentir todos los tormentos posibles, el aburrimiento y los dolores punzantes de la putrefacción en vida, cuando uno se pone a escribir toda esta mierda sin importar si le gustará o no a alguien, eso es estar con la pierna tirante frente al fuego de la chimenea, con los calcetines lanudos puestos y fumando la pipa, en total tranquilidad. Y después uno busca los aplausos, y no debería, pero ya sabemos cómo es esto, es una total contradicción. A veces pienso que a la gente le gusta leer y no entender nada, casi me tiene sin cuidado el hecho de que lo que escribo sea digerible, aunque me encantaría que a alguien lo conmoviera al grado de las lágrimas. Me gusta que suene inocente, como si un niño pequeñito dijera algo con sencillez. Me gusta llorar con las mentiras que se cuentan con naturalidad. Me gusta llevar una vida de ermitaño, pero sin trabajar, buscar el momento exacto para agarrar un libro y echar a volar la imaginación, y eso siempre pasa cuando mi mente encuentra uno de esos raros descansos, porque por lo general mi mente está aturdida con ella misma, como si hubiera una baja presión ahí dentro, un sistema de baja presión con abundantes precipitaciones. Entonces en esas condiciones se paralizan las actividades, y me pongo como un idiota tirado en la cama viendo los rayos de sol que se filtran por los árboles y la persiana y entran a mi cuarto.

domingo, 25 de julio de 2010

Baudelaire

Dejó de llover cuando yo quería
No podía ser mejor el día
Qué alegría
¿Por qué todo lo que digo es poesía?
Y los árboles sonríen tras la lluvia
Y todos saben que ahí no sabe bien
Y sin embargo detesto la vida
Precisamente por el hecho de que amo esas pequeñas cosas
Esos cielos medio nublados
Y esa tu sonrisa con clavos
Alguien dejó de usar la cabeza para escribir
Y empezó a hacerlo con la nariz
Con el olfato
Sin duda un día sombrío
La gente estuvo aterradoramente feliz
Iban sonriendo y yo también
Pobres de nosotros me digo
No puede ser que todo esto termine
Precisamente mañana por la mañana
Cuando todos salgan a laborar
Habrá terminado
Y los poemas y canciones y pinturas
Hay que conocerlos
Hay que hablar de eso
Propiamente
Como conocedor
Para poder seguir
El problema es cuando ya no hallas qué decir
Con talle de explorador y descubridor
Y de fundador y de conquistador
Con un paraguas en la mano
Dirigiendo las huestes entre camiones
Por allá
No, por acá
Camión a la vista
Mi paraguas siempre fue una espada
El problema es andar con este cuerpo a cuestas

Football is the way to understand the next step
I’m not coming to you to find the way I said
My love I know you are a simple face but
Come on may I say have you listen to the voice
The voice of the narrator saying esoteric things
You have to learn from does little pickle things
Let’s do it in the bathroom while the movie is happening
Lets do it in the bathroom while they learn
I don’t want to learn from a movie nor a book
I want to do it with football
I want to break through life landscapes and make it
In heavens with football players

Para ese tiempo ya estaba yo usando a mis amigos para arrojarles toda la basura de mi cerebro, la mayor cantidad posible, para así poder salir de este mundo a gusto. Me gusta decir las cosas que pasaron ayer como en un tiempo muy lejano, porque le da una atmósfera agradable a la narración. Cada vez que abría la boca en esa temporada era para decir un proverbio o algo por el estilo, algo que me justificaba, algo que me dejaba por una extraña razón más tranquilo. Seguramente era el hecho de tener cerca unos oídos y una memoria que pudiera recordar en días venideros los prodigios lingüísticos que de mi boca salían. Quizás frases sabias envueltas en una sábana de estupidez. Siempre he pensado que el sabio tiende a parecer idiota. De hecho una persona que parece sabia no puede ser realmente sabia, porque la afectación en el discurso quiere decir que la persona cree saber algo, cuando todos sabemos perfectamente que nadie sabe nada, y es por eso que el verdadero sabio es un idiota incoherente. Entonces yo decía mis frases, mis enseñanzas, dejaba un legado, porque sabía perfectamente que el fin estaba cerca, siempre está cerca, siempre estamos a contrarreloj, tratando de dejar algo bueno a la humanidad, quizás un par de frases ingeniosas, alguna buena metáfora, algo que dé escalofríos, algo más sombrío que la mirada de Baudelaire.

viernes, 23 de julio de 2010

Una mente que se desvanece

Sólo para terminar minándote
Te reconfortas con mi saliva
Y encuentras un pretexto para
Tomarme de la mano y salir
En una estación regular y deslucida
Cual una horda procelosa de gatos
Llenos de cagada y orín

Se lo conté a tu hermana
Y se mostró de acuerdo en que
Te torciera el pescuezo después
De lo que me hiciste con los pies
Ni siquiera lavados con esmero
Y me puse a tocar la guitarra
Y le puse una letra destripadora

Casi no me gusta hablar
Menos cantar
Porque siempre me arrepiento
No me gusta tampoco tomar partido
En nada
Tampoco entiendo por qué
He
De defender
Mi punto

Así que dejé que las cosas fueran así
Que tú siempre ganaras
O que tú siempre creyeras que ganabas
Yo esperaba la muerte
Como mi única esperanza
Ya no había razón para continuar con esa farsa

Me puse a ver mi vanidad y orgullo de antes
Admito que me dio pena
Pero ahora solo veo el movimiento
Todos buscando ganarse la vida
Como si fuera una cosa muy bonita
Y si es preciso derramar sangre
No se escatiman esfuerzos
Y yo incluido
Pero ahora sólo lo hago por miedo
Puedo matar a una persona sin remordimiento
Porque estoy justificado

Hay una manera de ser genial en los versos
Yo creo que será mejor relajar el cuerpo
Olvidarse de esas rimas y métricas
Y decir cualquier cosa
Que en esta vida todo es mierda
Que en esta vida no hay memoria que se salve
Para qué intentar ser sublimes
Está bien para los que nacieron con el don
Pero yo no tengo el don y también quiero
Ser poeta
Qué pedo

Tampoco creo en lo que digo
Y pienso que no hay diferencia
En cuestión de letras
Hay letras vendibles y no vendibles
Pero al final todos se mueren

Es tan ridículo ser un humano
Me da asco ser lo que soy
Y sin embargo me aferro como caracol
Está bien
Puedo decir que vivo por curiosidad
Me gusta revolcarme en la mierda
Puedo llevarlo hasta los extremos del hastío

No sabía lo que hacía cuando discutía
Tal vez sólo mataba un rato de mi día
Aunque no niego que me apasioné
Con la dialéctica en su momento
Y me sentí ganador y perdedor
Es decir estúpido
De cualquier manera estúpido
Ganador o perdedor

miércoles, 21 de julio de 2010

Me pregunto

El hecho de encontrar que todas nuestras grandes ideas ya fueron dichas y de mejor manera, nos obliga a decir más y más tonterías. Uno comienza a escribir de manera mecánica cuando el dinero comienza a hacer falta y el cuerpo se rehúsa a obedecer órdenes. Fue el error de creer que utilizar la mente era buena idea. Entonces leías muchos libros y forzabas al máximo el cerebro, y ahora ni escritor ni persona corriente, sino que un completo estorbo para la sociedad, un costal donde la gente desata su rabia, con golpes de bate de béisbol, en las costillas y en las papas. Es la peor frustración, esa de no poder manifestar todo el arte que se lleva dentro, todo el dolor y las palabras que no se dejan atrapar en una conversación cualquiera, frustración, sobre todo al ver que eres malo para aquello a lo que te dedicas, y sólo a eso te puedes dedicar. Entonces te sientas frente a la pantalla, agarras el teclado e imploras a los dioses que te dejen escribir algo sorprendente para tu público, media docena de amigos que seguramente prefieren evitarse la molestia de leer desvaríos laberínticos. Ayer, antes de dormir, se me vino a la mente la imagen de un gran laberinto, y ahí adentro había creo que un diamante, y había que coger el diamante y salir de ahí antes de que las compuertas se cerraran, luego no sé qué pasó, todo quedó en alegoría. Podía estar el diamante a unos centímetros de nosotros, pero con una pared de por medio, entonces había que rodear, por eso digo yo que es mejor esperar a que las señales aparezcan y luego salir del escondite secreto con un salto de fiera hambrienta, y preguntar, claro, preguntar: “¿qué está pasando aquí, me lo podría explicar?”. Son las personas desconocidas las que probablemente nos puedan ayudar. Sabemos de sobra que los conocidos no saben nada, igual que nosotros. Entonces hay que salir a preguntar a esas personas que ni de chiste les hablamos. Nos estamos perdiendo, al no preguntarles, de varias concepciones del universo, y también de otras cosas, como por ejemplo historias de aparecidos y energúmenos atroces. Después de todo es lo único que sé hacer, y decirlo con un tono, no importa qué, decirlo con un buen tono, un tono que encante, una música que reconforte el espíritu, hay que decirlo de manera que cause ternura, lástima si se puede también. Me pregunto para qué me quiere la naturaleza. Cuál es mi parte en la cosa, qué función desempeño. Porque después de todo soy una cosa minúscula que actúa bajo los estímulos de las circunstancias eternas, una mera pieza ahí en medio de todo, sin poder cambiar el destino, con estas palabras que no significan nada, porque ciertamente no significa nada el hecho de que los demás les den una interpretación. Cuando es la hora de ir a dormir me veo como algo que no representa nada, pero al mismo tiempo soy lo único que he tenido desde que recuerdo, he visto siempre a través de los mismos ojos, y en el espejo siempre la misma cara. Viajo con la imaginación a los más remotos parajes de lo existente, cosas que nunca tendré la oportunidad de ver como quien soy, y entonces me doy cuenta que mi dolor es en vano, pero la duda me dice que quizás hay una puerta invisible dentro de la realidad que lleva a un cuarto gris y donde nuestras voces tienen ecos relajantes y hay televisiones por todos lados, y en esas televisiones aparecen las imágenes de los ojos de las personas, o sea lo que ven las personas.

lunes, 19 de julio de 2010

El juego

Cuando estás por crear algo formidable todo se pone a pedir de boca. Hoy se me ocurrió que el softball era un deporte en el que nadie debería sentirse ganador; un vil juego. Después recordé esta frase de Borges: “yo creo que habría que inventar un juego en el que nadie ganara”. Ahí está, Borges, el juego que buscabas.
Me veo tentado a copiar lo que los grandes poetas hicieron
Por qué se resisten tanto las palabras en salir
Es como si me las hubieran prohibido
De hecho debería encontrar diversión en otras actividades
Pero estoy obstinado en que soy escritor
Quiero comerme el pastel azul
Y ya no sentir lo que es la noche
De tu corazón bombeando
Y así no volver a terminar en languidez
Y así seguirle todo el tiempo
Con el secreto en la mano
Y una fe inquebrantable en un futuro dichoso
O tal vez la certeza de una sorpresa
Sucede a menudo cuando pierde el sentido
Que uno se sienta a escribir
Intentando ser bueno escribiendo
Sin tener el don congénito
Y si eso se puede considerar tragedia
Podría decirse que el mejor es el peor
Dado que para escribir hay que pasarla mal
En todos los sentidos
He escuchado eso y lo contrario también
Y no veo razón para inclinarme
Puedo seguir así
Hablando del momento del espasmo
Hablando de una noche solitaria
Del final de trayecto poniendo una imagen agradable
Apuesto a que es más parecido al infierno
Un golpe en la cabeza con fogonazos
Esto no puede terminar bien
La vida no puede terminar bien
Menos si empezó mal
Sólo empeora
Y yo me contradigo como loco
Es decir demasiado
Muchos luchan por ser especiales
No sé quiénes son los que hacen eso
Yo y las palabras que no nos llevamos bien
Hay obras bastante bien cuajadas
Que tienen cuerpo
Cortas y contundentes
Pero tal vez dicen algo sin querer
Tal vez creemos que dicen algo
Pero no deja de haber un encanto
El encanto es lo importante siempre
Si uno puede tener encanto está bien
Uno puede continuar
Cuando se acaban las palabras y los gestos
Ahí cuidado
Lo bueno es que puedo recalentar pescado
De momento no tengo ninguna queja
Sólo que voy por un lóbrego camino hacia la muerte
No debería molestarme de hecho
Puesto que hay algo por descubrir
Cada segundo
Una pequeña parte del destino se devela
Y nosotros somos almas en pena
Pero tenemos romanticismo
No como aquellos que se vuelven famosos
Que logran algo
Así ya no tiene chiste
El chiste está en sufrir todo el tiempo
El chiste es nunca engañarse
Creyendo que hemos logrado algo
Aunque no sé
Quisiera sentirme aún más desdichado
Siendo famoso
Dicen que es terrible ser famoso
Quiero probarlo
Pero me parece aún más triste vagar
Por las calles entre la indolencia
Y también es horrible cuando alguien cree saber algo
Y te da un consejo
Cuando alguien cree que puede ayudarte con palabras
Como si ese alguien fuera inmune a la degradación
Hay que esperar
Es un hecho
Hay que ver las frutas
Los paisajes
Las películas
Por mientras
Hay que eyacular y sentir sed al instante
Hay que escuchar a los juglares estúpidos
Y a los que no dicen nada
Que son los mejores
No
No es cierto
Nadie es mejor que nadie
Cada quien es lo que le tocó
Y tenemos que ver las películas que estaban destinadas
Y leer los libros destinados
Y eyacular en las mucosas destinadas
Y escuchar esa mierda
También esa voz encantadora y tierna
Que acompaña la guitarra en los audífonos
Caminando por la calle
Con el cable blanco de fuera
Balanceándose entre los rayos de sol
Y los tenis sin agujetas rotos
Y los pantalones rotos y guangos y manchados
Y esa sensación de estar viviendo bien
Esa sensación de verse bien
Y de sentirse bien
Y de formar parte del movimiento de freaks
Eres el freak que siempre pasa a las cuatro veinticuatro
Por la calle
Tenme paciencia
Les digo
Nadie sabe lo que realmente significa la palabra
Cuando llega el impulso de meterte en el ridículo
Podría ser que estuvieras haciendo todo bien
Podría ser que fuera todo lo contrario de lo que pensamos
Es decir
El honor al final
El desastre
El despilfarro primero
Las malas decisiones
Las cosas descabelladas
El vestirse como idiota
Eso siempre debe ir primero
Por qué no
Por qué sí
Por qué una cosa y no la otra
Por qué dejar el principio como tal y no quitarlo
Porque ya habrá tiempo de hacerlo de otro modo
Habrá tiempo de escribir todo igual salvo una letra
Habrá tiempo de escribirlo como un espejo
O sea al revés
Y otra vez cinco segundos de satisfacción
Me los gané

Salgo a la calle con mi cara de comoquiera todos nos vamos a morir, y así sigo durante todo el día, y así es todos los días, y mi vida es por eso un completo desastre, pero no dejo de pensar en que comoquiera todos nos vamos a morir, es mi manera de vivir, pensar que todos tendremos que morir tarde o temprano, en cualquier momento.

sábado, 17 de julio de 2010

Imagen

Muchos hablan en metáfora y crípticamente del acto sexual, y son como frases que avientan en medio de una canción, frases que nada que ver con todo lo demás que las rodea, y se dicen muchas cosas del coito, aunque lo único que habría de decirse, y eso sí de manera clara, es que eyacular da sed. Eyacular y sentir la necesidad de agua es todo a un mismo tiempo. Y con eso uno puede despachar el tema del sexo, simplemente no se puede decir la cosa de mejor manera. Se analizó inclusive al sexo en términos éticos, pues se sabe perfectamente que el sexo es una tentación del diablo. Muchos no estarán de acuerdo en lo que digo, pero es porque sus cerebros no están desbrozados. Hay que quitarle las zarandajas al proceso de interpretación, aunque no quiero sonar en lo absoluto didáctico. Es decir que es preferible poner en la mente del lector una imagen, una imagen que hable más que mil palabras. Una vez que está la imagen en la mente del lector, él sabrá de qué se trata el asunto, sin que hagan falta más explicaciones, como en el caso de la sed, la sed es una imagen en el cerebro, una memoria, la sed que nos hace sentir miserables, insatisfechos, víctimas de la naturaleza, platos desechables. En un baile gracioso de convulsos movimientos cadenciosos y robóticos, pero no por eso despojados de poesía y fluidez solar, encontré la magia de la vida, el correr de sangre en las venas con alegría, vigor sereno de prorroga de cuatro meses.

jueves, 15 de julio de 2010

Los libros y otras cosas

Los libros son muy pacientes con la gente. Pueden pasarse años esperando en el mueble a ser tomados por alguien, pueden pasar generaciones sin que los lean, pero ahí están, esperando, y cuando por fin los toman, es como si los hubieran sacado al parque o al cine. La gente dice cosas todo el tiempo, la gente habla de la vida y cómo hay que hacer, y nunca nadie ha dicho la verdad, y si la ha dicho sería imposible comprobarlo. Es como hablar por hablar, es como estar perdidos en la oscuridad, es como no saber nada de nada, y sin embargo estar ahí; esa también puede ser una nueva definición de la vida, una más que se dirige al tacho de basura. Y para mí empieza a cerrase el espacio para tomar vuelo. Después las aves caen, entonces no debería preocuparme. Pero ahora observo a las aves y me da un poco de envidia. Pero no importa, es sólo una vida, puedo desperdiciarla, es como un cerillo que se apagó antes de tiempo o que se le cayó lo de arriba al hacer fricción con lo que trae la caja en el costado, haz de cuenta. Se intenta, creo, recordar más a menudo las ideas que nos hacen seguir vivos. He notado que es más sencillo cuando uno se sale con la suya, pero no puede durar para siempre. Hay un sistema ahí afuera que intenta ofrecer oportunidades de sobrevivir para todos. También están las calles con su tráfico, sus olores, las montañas llenas de árboles, contemplarlas, y darse cuenta que nada más quitar la vista de la imagen y despedida, no hay retorno. No hay razón para continuar en el sinsentido de la caja de gusanos que provisionalmente guarda recuerdos, yo hice esto, yo hice aquello, quiero escuchar tu historia por todo el universo, para la eternidad, quiero borrar la mía y robarte la tuya y ponérmela en la caja de gusanos que almacena provisionalmente recuerdos. Después pasaré a otras cajas, y quizás podamos entrar en las máquinas de cortinas negras que tienen cables adentro que se conectan en las venas de seres extraterrestres que somos nosotros. Y dejar de pensar en que la vida es una imposición desagradable, y dejar de creer que hemos perdido el blanco, cuando por fin descubrimos las leyes de la naturaleza, pero tampoco se nos escapaba la idea de que todo estaba determinado desde siempre, aunque la sensación seguía siendo asquerosa, respecto del cuerpo ese que tenemos enfrente del espejo, y ha sido el mismo aunque ha cambiado, la cosa única de que tenemos recuerdos, los cinco sentidos y el que está ahí nomás viendo, la memoria, lo de antes no se sabe, siempre has sido el que eres, y es lo que tienes, es lo que se te dio, quién lo dio, ni para qué ponerse a pensar, seguramente fue alguien que no tenía compasión, pero tampoco alguien malintencionado, sino que alguien sin sentimientos, ni conciencia, ni nada. Y puede que esto sea algo así como masoquismo, oye, afuera hay mucho que hacer, sí, no me digas, ya lo sé, son cosas de mortales, yo soy mortal, no digo que no, hago esto, escribir, es una cosa de mortales, lo sé, es mi estilo de vivir y luego morir, para qué ocultarlo, de hecho nos vamos a morir, puedes divertirte con tus saltos de paracaídas y con tus comidas exóticas y tu trabajo, yo estoy aquí destruyéndome, es decir, escribiendo mierda, dándole vueltas al asunto, a la mierda, pues.

miércoles, 14 de julio de 2010

Me corté el pelo

El dinero es importante para la vida; lo que no es importante es la vida. Siempre creemos que la inspiración está en el júbilo de un triunfo, pero realmente está en la depresión de una derrota. La vida va pasando y yo mismo me voy dando cuenta de en qué me estoy convirtiendo gracias a mi manera de pensar, me observo, me siento, me sufro, sé que no puede ir más allá de la muerte, tengo miedo a la muerte, me resisto a la vida, he perdido esa denominada voluntad de vivir, pero tampoco quiero morir, ponme un manjar enfrente y me lo zampo, soy una contradicción, no entiendo cómo alguien no puede estar confundido, todos estamos aquí sin saber por qué, recordamos haber sido siempre el mismo, pero estamos condenados a dejar de serlo… y de qué forma. Claro, la gente prefiere dejar de pensar en muchas cosas, y seguir y seguir hasta el último día, cosa que a mí sólo me parece un intento fallido de dilación, ya que el tiempo es una trampa, y vivir un día o noventa años es lo mismo cuando todo ha dejado de ser, y no deja de ser esto una hipótesis o algo así. Tal vez ni siquiera sirva de nada tratar de ser sublimes en el discurso. Lo que hay que hacer siempre es mostrar humildad; la gente tiene debilidad por las palabras humildes. Yo creo que también son una farsa, las palabras humildes. Historias, he conocido varias, casi no disfruto escribirlas. Preferiría escribir lo que dije antes de dormir, o lo que dije dormido, pero es imposible recordarlo. Mi memoria digamos que se reventó, le di un uso demasiado rudo, le exigí demasiado para lo que ella podía darme y se rompió, ahora sólo quedan rastros de palabras que alguna vez almacenó de manera ordenada y ahora andan desparramadas por otros departamentos. Cosas que vi ayer, hombre corpulento revisando las luces de atrás del camión a orden de operador, tostadas de elote de lata con atún de lata y salsa roja, pero de esa roja casi tan roja como la sangre, sangre de dragón escuché en la tele, era seguramente una poción para que saliera el pelo en la cabeza, una raya como de cardiograma en la pantalla de la computadora de un amigo, la cual estaba ahí deslizándose a través de una delgada línea que la cruzaba y venía acompañada por sonidos de guitarras estimuladas por nuestros dedos momentos atrás, nos habíamos grabado, pensamos que era un excelente trabajo, pensamos que habíamos roto los parámetros de la música, que de aquí en delante todo cambiaría, que marcaríamos la pauta, pero no, sólo era una mierda bien hecha. Una mierda que jamás nos haría salir de la situación de no dinero en que nos hallamos. Entonces, no sé los demás, pero yo me sentí la persona más desdichada del mundo, quería adelantar el reloj unos cien años, ahorrarme la pena de vivir, comoquiera todo va al olvido, pero por lo pronto hay que seguir, hay que vivir segundo a segundo, hay que esperar que todo colapse, no entiendo la razón, y creo que la verdad es que todos moriremos sin haber entendido nada y sin estar preparados, y que luego se borre la memoria de todo esto viene a cerrar el círculo del absurdo. Hay gente que cree que vivir la vida de un modo es mejor que hacerlo de otro. Yo todavía no puedo opinar al respecto, sólo que deberíamos de continuar la discusión cuando aparezca el hervidero de gusanos en cada uno de nuestros estúpidos y vanidosos cerebros efímeros y duraderos, al mismo tiempo. Es la energía la que dicta cuánto tiempo seguirás soportando la vida, ese cuerpo del que no puedes salir, algunos están contentos con su cuerpo, con su mente, por en realidad uno no controla ni los pensamientos, el control siempre es de las circunstancias, y uno tiene que someterse a estar metido ahí, detrás de esos ojos y esa lengua y todo lo demás, sintiendo, es una maravilla, un milagro si se quiere, el cuerpo humano, pero comienzo a aburrirme de él, quisiera poder meterme en el cuerpo que yo quisiera cuando quisiera, tal vez eso es lo que hago, pero me puse candado, y ahora me aguanto, decidí sufrir todo el proceso de descomposición, quizá.

domingo, 11 de julio de 2010

Nuevo fárrago

Hay un momento en la vida de alguien, alguien que seguramente eres tú, aunque no lo seas en este momento, momento en el que ciertos excesos en la ingesta provocan un absceso en el cerebro y cuando suena determinada melodía las lágrimas brotan y ya no importa nada más, todo se borra, se borra el arrepentimiento y el oscuro pasado. Es la vida en su máxima expresión, el escalofrío y las lágrimas, el arrobamiento dibujado en las líneas del rostro, la baba a punto de salir. La actividad cerebral ya es prácticamente nula, pero el alma se ha dilatado y todo es contemplación y emociones y ganas de encontrar la luz que te lleve a un lugar lleno de prodigios musicales y poéticos. Y surge la pregunta de dónde llegará el último suspiro, para poder ir a lo que viene, paz tal vez, olvido, bálsamo inconsciente. Los himnos son quizás lo más emotivo de la vida, y siempre implican algo de rivalidad. A veces uno se sale del tema y qué importa, como si la vida tuviera algún valor, no podemos saberlo, hasta ahora ha habido mucha lógica en nuestras palabras, y no es crítica destructiva, pues conozco muy bien los límites de la humanidad, jamás he visto persona alguna que pueda hacer dos cosas al mismo tiempo, ni persona alguna que pueda regresar el tiempo y reemplazar una tontería por otra. El cielo debe ser un lugar en donde las cosas tengan sentido y donde haya una forma de conseguir la satisfacción, y sobre todo, un lugar donde las metáforas que brotan en medio de conversaciones alucinantes no se olviden.
Yo, yo colecciono coleópteros, pero así estoy bien. Pero hoy se inundó la alberca, así que no podremos solazarnos ahí. Ni modo, así es la vida. Ni en la vida ni en el fútbol hay justicia. Y hay cosas que tienen que quedar claras por mientras, digo, mientras vivimos. Ya habrá otras obligatoriedades en otras vidas. Con los avances tecnológicos hemos alcanzado un estado de dependencia psicópata hacia las cosas que todos saben. El despiste es el causante de la preocupación. Yo nunca he dicho algo fascinante, ni he urdido una historia arrebatadora, y sí que he desperdiciado mi vida tratando de escribir algo bello, algo que encante. Y todo es repetición de algo, por desgracia.
Una conversación mala es aquella que termina siendo una competencia tácita. Pocas se salvan. Por lo demás, no hay para qué tomárselo a pecho. Los volúmenes de las personas que entienden lo que expresan y fallan al expresarse por andar a la carrera. Los volúmenes exactos de las personas en un lugar, materia que rompe el aire, ahí están con sus anécdotas, luchando por a ver quién hizo siempre lo que quiso. Hacer lo que uno quiere es lo ideal. Por mi parte puedo afirmar que no soy de naturaleza rebelde, es más, me declaro sumiso. Nunca supe por qué prefería ser la víctima. Después quise cambiar. Demasiado tarde, como siempre. No me sirve de nada saber que sólo es el destino. Tendré que continuar así, herido en la batalla. Me gusta cuando sufro, me gusta cuando estoy donde no quiero, me gusta cuando sé que muero. Eso es lo que se hace: tratar de hacer algo interesante, almacenarlo en la memoria el tiempo que se pueda.


La lluvia se vino fuerte y yo claudiqué en mi intento de ir a verme con ella. Pensé que sería mejor abandonar la misión y desandar el poco camino recorrido hasta el momento, sobre todo cuando arreció el agua del cielo. Yo iba convencido y entusiasmado de verla, cuando de pronto caí en la cuenta de que, igual que ayer, volvería a mojarme los calcetines, y eso no es agradable, desde el punto de vista que se le quiera ver. Aparte ella me había ilusionado diciéndome que sacaría el carro. Me llamó unos minutos antes de la hora fijada y me dijo que siempre no, siempre no le prestarían el carro. Miré el cielo y lo vi totalmente encapotado. No me importó. Tomé un paraguas y salí, salí en medio de una llovizna que pronto se convirtió en chubasco, y cuando llegué a un techo donde me refugié y donde tenía planeado esperar a que el agua amainara, comencé a sentir pereza por la vida. Todavía me encontraba cerca de casa, así que decidí evitarme la incomodidad de andar pisando charcos. A mitad de camino le llamé a ella. Le dije que no iría y me dijo está bien. Luego le pregunté que si ella iría, me dijo que estaba en camino. Le dije que te vaya bien y colgamos. Su manera de colgar fue triste, como si hubiera sentido cierto placer en hacerse un poco más de daño fingiendo que no le importaba que yo no fuera. Como si hubiera sentido cierto placer en sentirse estúpida en medio de la lluvia, sola, sin cómplices. Como si tuviera prisa por entregarse a la desdicha. Cuando estaba por llegar a casa pensé que sería bueno escribir. Escribir ¿qué? Si todo ya se dijo. Es como si sintiéramos la obligación de hacer algo inútil, sólo para seguir haciendo cosas igual de inútiles, y después morir sin haber hecho nada relevante, por más esfuerzo que se haya hecho. Y ahora está cayendo la lluvia de una manera apocalíptica, y supongo que ella está toda mojada y sintiéndose algo melancólica por la situación, cuanto más porque ayer tuvimos una discusión que quedó inconclusa y que se suponía reanudaríamos hoy para ponerle punto final. Creo que la he perdido para siempre, y no debería importarme.

El tiempo perdido persigue a los perdedores, perdedores de tiempo, que no supieron vivir a tono con lo que pedía la naturaleza. Pasado que atormenta, debido a que somos eso que fuimos, y fuimos puras vergüenzas, puras cosas ñoñas hicimos, no pudimos hacer lo que queríamos, y todo por no darnos cuenta a tiempo. Eso ya es un problema de falta de inteligencia, porque hay que saber qué es lo que hay que hacer, y una persona inteligente rápidamente nota que hay que hacer ciertas cosas en cierto tiempo, porque si no los fantasmas del tiempo perdido vienen por nosotros y nos atormentan hasta el final. Los buenos recuerdos, vivir las cosas a tiempo, fumar a la edad que debía hacerse, escuchar buena música desde temprana edad, tener relaciones sexuales lo más temprano posible, son consejos que hay que darle a los hijos. Porque en ocasiones pasa y pasa el tiempo y creemos que no pasa nada y pensamos que podemos prescindir de todas esas cosas necesarias, y cuando menos lo pensamos ya estamos en desventaja con un mundo de competencia principalmente sexual. Por ejemplo, no me dejarán mentir si les digo que una relación amorosa siempre es una encarnizada competencia, y que tener un buen respaldo en cuanto a historial sexual se refiere es garantía de que saldremos bien librados de la batalla. Para eso hay que tener experiencia, la experiencia es importante para poder competir. Si uno se la pasó encerrado en el cuarto leyendo libros o escuchando una y otra vez la misma ñoña canción de moda como yo, entonces será difícil enfrentar la vida en sí. Y aunque pudiera parecer que darse cuenta de esto es suficiente para sentirse mejor y obtener un aspecto más amenazador ante los contrincantes, hay que decirlo, que no es cierto. A la naturaleza le importa una mierda que te des cuenta de ella, porque si no la obedeces estás frito, aunque seas muy bueno para analizarla. Es una cosa sencilla. Yo, por ejemplo, ya estoy bien perdido.



Todo me molesta
Una voz que proviene de la cocina dice: tú eres culpable
Es mi madre
Claro, todo comienza debido a que soy un mantenido
Pero… realmente nunca me gustó la vida
Tal vez hubo buenos ratos
Pero si vamos a generalizar, no, para nada, nunca me gustó la vida
Y ahora qué
Bueno, no queda más que seguir
No se sabe exactamente para qué
Mamá está loca
Dice que ella no me privó de nada
Yo recuerdo perfectamente que eran sobre todo las calificaciones
La madeja de pelos en tu cabeza marco de tu rostro
Sólo uno más para calificar
El colmo de ser un perdedor es no saber explicar por qué se es un perdedor
No hay ningún tema
Es ciertamente una representación bufa
La de mi familia y los demás
Y todos creen que tienen la mejor familia
Te das cuenta, lo que hacía la gente con sus vidas, desobedecían a sus padres, eso era lo que había que hacer, siempre hazlo, sigue haciéndolo, es lo único. Fumar por ahí y tomar a los once años, eso era lo que había que hacer, tal vez, o tal vez tengo mala memoria. Tal vez en el fondo me gusta que me digan que estoy mal, que he tomado malas decisiones, que desperdicio lo bueno de la vida, que mis razonamientos están fuera de quicio. Sólo sé que me siento triste, y creo que es por mi pasado. No hice las cosas a tiempo. Y cuando tratas de culpar a alguien siempre resulta que tú fuiste siempre el culpable, desde que naciste fuiste el culpable. Eso pasa cuando no sabes discutir. Sé perfectamente que sólo soy uno más entre todos. El día la noche música encuentro las cosas que embarnecen con el tiempo, a quién le importa esto, no sé, sólo sé que sale de mí y se pone ahí en la pantalla y viene a ser un sueño igual que los sueños de cuando estamos dormidos si podemos utilizar ese método de asumir que las demás personas sienten lo que uno o que si quiera existen. Los músculos aumentan de volumen después de la primera incursión sexual. La inspiración estriba principalmente en la desesperación, las ganas de seguir aquí dando lata, el dinero, encontrar dinero, algunos no queremos o no podemos obtener dinero de la manera convencional, ahora todos quieren ser artistas con sus palabras y sonidos profundos. Todos estamos metidos en el mismo problema, muchos no saldremos vivos de esta encrucijada, muchos nos quedaremos con las ganas de triunfar y algunos triunfarán y después entenderán que sólo fracasaron. Tal vez se llega al cielo escribiendo acerca de amigos imaginarios españoles que uno se encuentra en la selva del sur de México con un sable cruzando la cintura y una cantimplora, uno rápidamente se hace amigo de esas personas y se van juntos a la aventura por el mundo, tal vez en barco, algunas mujeres, también extranjeras, tormentas en ultramar, y también con música no de esa que tira mala vibra al mundo y busca la perdición de todos con rencor y odio y ganas de que todos sufran, sino que buscando todo lo contrario, es decir que todos encuentren la felicidad y ya no la suelten. Yo cómo sabré si es posible o no. Apenas puedo saber que soy el producto de las circunstancias y que los demás también lo son. El problema es cuando uno desea poseer algo y cree que puede lograrlo, pero nunca lo logra, entonces viene el ansia y la desesperación y los nervios lo consumen feamente a uno. A mí me pasó eso con la mujer que deseaba en la adolescencia, nunca la tuve, y luego otra y luego otra, hasta quedar como piltrafa, ni modo, así es el destino. Porque ciertamente no se puede regresar y las cosas fueron como en ese momento tenían que ser, sus motivos hubo naturalmente.
La quilla sirve para darle estabilidad al barco en las marejadas. He visto que los hombres pierden la cordura más pronto que las mujeres, y también he visto que las mujeres rara vez dicen algo interesante. Creo que cada buena idea tiene un precio, todo tiene un precio, tal como se verá en la siguiente historia. Esta es la historia de un muchacho que terminó muerto a la puerta de la casa de su amada, después de que ella lo hubo corrido de la casa, debido a que era un holgazán que llevaba mujeres a la casa con el dinero que ella le daba. Entonces ella abre la puerta por la mañana y encuentra el cadáver y esto sólo es una historia más en el universo, igual que nosotros, historias que se entrelazan por ahí, que pasan de boca en boca, pero en realidad acá no pasa nada, uno puede creer que pasa algo, uno puede creer que gana o que pierde, uno puede creer que ha vivido de manera correcta o incorrecta, pero en realidad todo eso sólo son cosas de humanos perdidos en la nada. Los buhoneros suelen ser judíos que acumulan riquezas más por lo que ahorran que por lo que ganan. El argumento de una larga historia podría ser el de que dos personas del sexo opuesto se enamoran, pero el hombre es un perdedor en todos los sentidos, pues ha tenido la vida menos plena de la historia, no ha viajado a ninguna parte, no ha tenido nunca relaciones sexuales, lo respaldan incontables humillaciones y ultrajes, mientras que la mujer ha logrado siempre salirse con la suya. Entonces tendríamos que ver quién sale mejor librado del encontronazo, porque después de todo, las relaciones amorosas siempre han sido eso, choques de fuerzas, de energías, de pasados que cobran vida en el presente y se enzarzan en lucha sin igual. Muchos factores definen el rumbo de la contienda, todos determinados desde siempre, desde el pasado el presente y el futuro, dentro del bloque llamado universo, y nosotros aquí buscando, creyendo que hay cosas importantes, buscando victorias pírricas, pensando que ganamos algo consiguiendo ciertas cosas que se esfuman.

Cómo se puede hablar de verdad cuando la gente realmente habla sólo por hablar.

jueves, 1 de julio de 2010

A lo hecho pecho

Me despertó la imagen de un himen desgarrado. Seguro fueron las migas con huevo que me almorcé antes de intentar volver a dormir. No se pudo. Después ensayo algunas líneas en la pantalla, para ver si puedo emocionar al lector. A veces utilizo palabras de las que no conozco el significado real, o creo que significan una cosa y no es así, pero al final algo significan, así que no me importa. Bueno, sí me importa, me hace sentir estúpido darme cuenta que quise decir una cosa y dije otra, pero realmente no debería importarme, ni eso ni nada, pero qué se le hace. Hoy seguramente volveré a estar aquí sin hacer nada, esperando que se me ocurra algo que escribir, mientras mamá hace el aseo y la comida y otras cosas y mis hermanos y padre están en la calle consiguiendo dinero para continuar en esto. Claro que nadie ve con buenos ojos mi estilo de vida. Imagínense, aquí, en mi cuarto, todo el día frente a la computadora, escuchando músicas que me reconfortan un poco, y tratando de encontrar las palabras indicadas para que los demás digan: ¡ah, te pasaste! Pero las palabras ya no impresionan a nadie. Siempre son las mismas. Me gustaría utilizar palabras más rebuscadas, pero tampoco funcionaría, porque nadie se molestaría en buscar las palabras en el diccionario, a como está la juventud de ahora. Aparte suele decirse que la cosa buena está en la sencillez, y cuando en un texto aparecen muchas palabras desconocidas empezamos a dudar de la honradez del escritor. Son demoníacos los escritores que utilizan demasiadas palabras difíciles. La otra vez me encontré con la palabra baldón, y dije: ¿qué chingados es eso? Agarré el diccionario y encontré que era algo parecido a insultar, entonces reflexioné: la palabra baldón debería ser abolida, por la sencillez, digo yo, pero no todos concuerdan con que la sencillez sea lo mejor. De hecho la sencillez me parece otro truco más para impresionar. La sencillez es una vanidad más. Aunque jamás podría estar seguro de lo que digo. Nunca he creído en lo que digo. Nunca he escrito algo que me satisfaga y me eleve al cielo. Últimamente he intentado ascender al cielo, no teniendo nada que hacer, creí que no sería mala idea intentar lo que parece imposible, ante la crudeza y crueldad de la vida, pensé que no se perdía nada tratando de salirme del molde ese que incita a las personas a conseguir dinero. Tal vez sea miedo a competir por la marmaja. Creo que tuve un retraso importante en mi experiencia sexual. Debí haber roto algún himen a los 16, ahora ya es muy tarde para hacer eso, ando frisando los 23. No creo que esto tenga que importarle a nadie. Tampoco las entrañas ardiendo en la mañana de un inútil como yo. La gente no sabe el daño que me hace preguntando qué hago para ganarme la vida. En realidad no me gusta demasiado la vida como para trabajar. Sólo sigo aquí por lástima a mi madre, porque sería muy fácil conseguir un montón de pastillas para dormir y morir así. Ayer pensé que me faltaba algo, un objeto mágico, un talismán, algo que me condujera por la senda de la salvación, que me protegiera. Esos objetos tienen que ser especiales, no es así como que vas a Liverpool y te compras un talismán. Tienes que hallarlos en ciertas condiciones misteriosas o mágicas, puedes comprarlos, pero sólo a un buhonero ambulante con turbante. Digo, es como en los libros, Aladino y así, aunque ahora ya salió la película y quién sabe. Aladino es una historia que sale en el libro de las mil y una noches, por si no lo sabían, y ese libro contiene una serie de relatos fantásticos y ancestrales de la cultura oriental. Yo me enteré apenas ayer y quería compartir ese conocimiento con ustedes, aunque al final todos nos vayamos a morir y no sirva de nada. Puede que usted viva 40 años más y que en ese lapso se le ofrezca hacer mención de las mil y una noches para impresionar a una dama virgen. Ahora que también puede que usted muera mañana y no se le ofrezca para nada el dato. Lo que sí es que aunque la vida pase lenta y sea dolorosa y penosa, al final se borra todo, y nunca me cansaré de decir eso, porque quizás sea mi único consuelo. Ahora estoy en la encrucijada de tapar las bocas de los que piensan que soy demasiado repetitivo. Es como si les digo que abro la ventana, veo la lluvia torrencial, me excito y me masturbo. Yo soy una persona que no entiende lo que es ni lo que siente. Creo tener alguna sospecha de las cosas que me volvieron tan complejo psicológicamente, pero nunca podré estar seguro. Hay varias cosas, pero yo no tengo por qué ventilarlas aquí, esto no es un confesionario, aparte todos tenemos secretos. He dicho tanta cosa en mis escritos que es difícil decir algo en esencia diferente. Por lo menos para mí, que soy muy estrecho de mente y suelo anquilosarme en cualquier zarandaja. Todo embona con las teorías de un hombre que ahora ya no tiene ojos que voltean a ver. Yo te encontré dilatada de la entrepierna, y eso es algo que no se puede reparar. Todavía tienes semen de otro escroto. Yo no puedo entrar ahí, yo no soy tan animal. Te dedico este baile y esta risa, aunque no estés aquí para verme, te los mando con la mente, para que veas que me la traes floja, y a lo hecho pecho. Yo creo que una risa de otro tema, hablando de parejas, siempre es el arma más deletérea, en presencia o en ausencia, pero más en ausencia.