domingo, 11 de julio de 2010

Nuevo fárrago

Hay un momento en la vida de alguien, alguien que seguramente eres tú, aunque no lo seas en este momento, momento en el que ciertos excesos en la ingesta provocan un absceso en el cerebro y cuando suena determinada melodía las lágrimas brotan y ya no importa nada más, todo se borra, se borra el arrepentimiento y el oscuro pasado. Es la vida en su máxima expresión, el escalofrío y las lágrimas, el arrobamiento dibujado en las líneas del rostro, la baba a punto de salir. La actividad cerebral ya es prácticamente nula, pero el alma se ha dilatado y todo es contemplación y emociones y ganas de encontrar la luz que te lleve a un lugar lleno de prodigios musicales y poéticos. Y surge la pregunta de dónde llegará el último suspiro, para poder ir a lo que viene, paz tal vez, olvido, bálsamo inconsciente. Los himnos son quizás lo más emotivo de la vida, y siempre implican algo de rivalidad. A veces uno se sale del tema y qué importa, como si la vida tuviera algún valor, no podemos saberlo, hasta ahora ha habido mucha lógica en nuestras palabras, y no es crítica destructiva, pues conozco muy bien los límites de la humanidad, jamás he visto persona alguna que pueda hacer dos cosas al mismo tiempo, ni persona alguna que pueda regresar el tiempo y reemplazar una tontería por otra. El cielo debe ser un lugar en donde las cosas tengan sentido y donde haya una forma de conseguir la satisfacción, y sobre todo, un lugar donde las metáforas que brotan en medio de conversaciones alucinantes no se olviden.
Yo, yo colecciono coleópteros, pero así estoy bien. Pero hoy se inundó la alberca, así que no podremos solazarnos ahí. Ni modo, así es la vida. Ni en la vida ni en el fútbol hay justicia. Y hay cosas que tienen que quedar claras por mientras, digo, mientras vivimos. Ya habrá otras obligatoriedades en otras vidas. Con los avances tecnológicos hemos alcanzado un estado de dependencia psicópata hacia las cosas que todos saben. El despiste es el causante de la preocupación. Yo nunca he dicho algo fascinante, ni he urdido una historia arrebatadora, y sí que he desperdiciado mi vida tratando de escribir algo bello, algo que encante. Y todo es repetición de algo, por desgracia.
Una conversación mala es aquella que termina siendo una competencia tácita. Pocas se salvan. Por lo demás, no hay para qué tomárselo a pecho. Los volúmenes de las personas que entienden lo que expresan y fallan al expresarse por andar a la carrera. Los volúmenes exactos de las personas en un lugar, materia que rompe el aire, ahí están con sus anécdotas, luchando por a ver quién hizo siempre lo que quiso. Hacer lo que uno quiere es lo ideal. Por mi parte puedo afirmar que no soy de naturaleza rebelde, es más, me declaro sumiso. Nunca supe por qué prefería ser la víctima. Después quise cambiar. Demasiado tarde, como siempre. No me sirve de nada saber que sólo es el destino. Tendré que continuar así, herido en la batalla. Me gusta cuando sufro, me gusta cuando estoy donde no quiero, me gusta cuando sé que muero. Eso es lo que se hace: tratar de hacer algo interesante, almacenarlo en la memoria el tiempo que se pueda.


La lluvia se vino fuerte y yo claudiqué en mi intento de ir a verme con ella. Pensé que sería mejor abandonar la misión y desandar el poco camino recorrido hasta el momento, sobre todo cuando arreció el agua del cielo. Yo iba convencido y entusiasmado de verla, cuando de pronto caí en la cuenta de que, igual que ayer, volvería a mojarme los calcetines, y eso no es agradable, desde el punto de vista que se le quiera ver. Aparte ella me había ilusionado diciéndome que sacaría el carro. Me llamó unos minutos antes de la hora fijada y me dijo que siempre no, siempre no le prestarían el carro. Miré el cielo y lo vi totalmente encapotado. No me importó. Tomé un paraguas y salí, salí en medio de una llovizna que pronto se convirtió en chubasco, y cuando llegué a un techo donde me refugié y donde tenía planeado esperar a que el agua amainara, comencé a sentir pereza por la vida. Todavía me encontraba cerca de casa, así que decidí evitarme la incomodidad de andar pisando charcos. A mitad de camino le llamé a ella. Le dije que no iría y me dijo está bien. Luego le pregunté que si ella iría, me dijo que estaba en camino. Le dije que te vaya bien y colgamos. Su manera de colgar fue triste, como si hubiera sentido cierto placer en hacerse un poco más de daño fingiendo que no le importaba que yo no fuera. Como si hubiera sentido cierto placer en sentirse estúpida en medio de la lluvia, sola, sin cómplices. Como si tuviera prisa por entregarse a la desdicha. Cuando estaba por llegar a casa pensé que sería bueno escribir. Escribir ¿qué? Si todo ya se dijo. Es como si sintiéramos la obligación de hacer algo inútil, sólo para seguir haciendo cosas igual de inútiles, y después morir sin haber hecho nada relevante, por más esfuerzo que se haya hecho. Y ahora está cayendo la lluvia de una manera apocalíptica, y supongo que ella está toda mojada y sintiéndose algo melancólica por la situación, cuanto más porque ayer tuvimos una discusión que quedó inconclusa y que se suponía reanudaríamos hoy para ponerle punto final. Creo que la he perdido para siempre, y no debería importarme.

El tiempo perdido persigue a los perdedores, perdedores de tiempo, que no supieron vivir a tono con lo que pedía la naturaleza. Pasado que atormenta, debido a que somos eso que fuimos, y fuimos puras vergüenzas, puras cosas ñoñas hicimos, no pudimos hacer lo que queríamos, y todo por no darnos cuenta a tiempo. Eso ya es un problema de falta de inteligencia, porque hay que saber qué es lo que hay que hacer, y una persona inteligente rápidamente nota que hay que hacer ciertas cosas en cierto tiempo, porque si no los fantasmas del tiempo perdido vienen por nosotros y nos atormentan hasta el final. Los buenos recuerdos, vivir las cosas a tiempo, fumar a la edad que debía hacerse, escuchar buena música desde temprana edad, tener relaciones sexuales lo más temprano posible, son consejos que hay que darle a los hijos. Porque en ocasiones pasa y pasa el tiempo y creemos que no pasa nada y pensamos que podemos prescindir de todas esas cosas necesarias, y cuando menos lo pensamos ya estamos en desventaja con un mundo de competencia principalmente sexual. Por ejemplo, no me dejarán mentir si les digo que una relación amorosa siempre es una encarnizada competencia, y que tener un buen respaldo en cuanto a historial sexual se refiere es garantía de que saldremos bien librados de la batalla. Para eso hay que tener experiencia, la experiencia es importante para poder competir. Si uno se la pasó encerrado en el cuarto leyendo libros o escuchando una y otra vez la misma ñoña canción de moda como yo, entonces será difícil enfrentar la vida en sí. Y aunque pudiera parecer que darse cuenta de esto es suficiente para sentirse mejor y obtener un aspecto más amenazador ante los contrincantes, hay que decirlo, que no es cierto. A la naturaleza le importa una mierda que te des cuenta de ella, porque si no la obedeces estás frito, aunque seas muy bueno para analizarla. Es una cosa sencilla. Yo, por ejemplo, ya estoy bien perdido.



Todo me molesta
Una voz que proviene de la cocina dice: tú eres culpable
Es mi madre
Claro, todo comienza debido a que soy un mantenido
Pero… realmente nunca me gustó la vida
Tal vez hubo buenos ratos
Pero si vamos a generalizar, no, para nada, nunca me gustó la vida
Y ahora qué
Bueno, no queda más que seguir
No se sabe exactamente para qué
Mamá está loca
Dice que ella no me privó de nada
Yo recuerdo perfectamente que eran sobre todo las calificaciones
La madeja de pelos en tu cabeza marco de tu rostro
Sólo uno más para calificar
El colmo de ser un perdedor es no saber explicar por qué se es un perdedor
No hay ningún tema
Es ciertamente una representación bufa
La de mi familia y los demás
Y todos creen que tienen la mejor familia
Te das cuenta, lo que hacía la gente con sus vidas, desobedecían a sus padres, eso era lo que había que hacer, siempre hazlo, sigue haciéndolo, es lo único. Fumar por ahí y tomar a los once años, eso era lo que había que hacer, tal vez, o tal vez tengo mala memoria. Tal vez en el fondo me gusta que me digan que estoy mal, que he tomado malas decisiones, que desperdicio lo bueno de la vida, que mis razonamientos están fuera de quicio. Sólo sé que me siento triste, y creo que es por mi pasado. No hice las cosas a tiempo. Y cuando tratas de culpar a alguien siempre resulta que tú fuiste siempre el culpable, desde que naciste fuiste el culpable. Eso pasa cuando no sabes discutir. Sé perfectamente que sólo soy uno más entre todos. El día la noche música encuentro las cosas que embarnecen con el tiempo, a quién le importa esto, no sé, sólo sé que sale de mí y se pone ahí en la pantalla y viene a ser un sueño igual que los sueños de cuando estamos dormidos si podemos utilizar ese método de asumir que las demás personas sienten lo que uno o que si quiera existen. Los músculos aumentan de volumen después de la primera incursión sexual. La inspiración estriba principalmente en la desesperación, las ganas de seguir aquí dando lata, el dinero, encontrar dinero, algunos no queremos o no podemos obtener dinero de la manera convencional, ahora todos quieren ser artistas con sus palabras y sonidos profundos. Todos estamos metidos en el mismo problema, muchos no saldremos vivos de esta encrucijada, muchos nos quedaremos con las ganas de triunfar y algunos triunfarán y después entenderán que sólo fracasaron. Tal vez se llega al cielo escribiendo acerca de amigos imaginarios españoles que uno se encuentra en la selva del sur de México con un sable cruzando la cintura y una cantimplora, uno rápidamente se hace amigo de esas personas y se van juntos a la aventura por el mundo, tal vez en barco, algunas mujeres, también extranjeras, tormentas en ultramar, y también con música no de esa que tira mala vibra al mundo y busca la perdición de todos con rencor y odio y ganas de que todos sufran, sino que buscando todo lo contrario, es decir que todos encuentren la felicidad y ya no la suelten. Yo cómo sabré si es posible o no. Apenas puedo saber que soy el producto de las circunstancias y que los demás también lo son. El problema es cuando uno desea poseer algo y cree que puede lograrlo, pero nunca lo logra, entonces viene el ansia y la desesperación y los nervios lo consumen feamente a uno. A mí me pasó eso con la mujer que deseaba en la adolescencia, nunca la tuve, y luego otra y luego otra, hasta quedar como piltrafa, ni modo, así es el destino. Porque ciertamente no se puede regresar y las cosas fueron como en ese momento tenían que ser, sus motivos hubo naturalmente.
La quilla sirve para darle estabilidad al barco en las marejadas. He visto que los hombres pierden la cordura más pronto que las mujeres, y también he visto que las mujeres rara vez dicen algo interesante. Creo que cada buena idea tiene un precio, todo tiene un precio, tal como se verá en la siguiente historia. Esta es la historia de un muchacho que terminó muerto a la puerta de la casa de su amada, después de que ella lo hubo corrido de la casa, debido a que era un holgazán que llevaba mujeres a la casa con el dinero que ella le daba. Entonces ella abre la puerta por la mañana y encuentra el cadáver y esto sólo es una historia más en el universo, igual que nosotros, historias que se entrelazan por ahí, que pasan de boca en boca, pero en realidad acá no pasa nada, uno puede creer que pasa algo, uno puede creer que gana o que pierde, uno puede creer que ha vivido de manera correcta o incorrecta, pero en realidad todo eso sólo son cosas de humanos perdidos en la nada. Los buhoneros suelen ser judíos que acumulan riquezas más por lo que ahorran que por lo que ganan. El argumento de una larga historia podría ser el de que dos personas del sexo opuesto se enamoran, pero el hombre es un perdedor en todos los sentidos, pues ha tenido la vida menos plena de la historia, no ha viajado a ninguna parte, no ha tenido nunca relaciones sexuales, lo respaldan incontables humillaciones y ultrajes, mientras que la mujer ha logrado siempre salirse con la suya. Entonces tendríamos que ver quién sale mejor librado del encontronazo, porque después de todo, las relaciones amorosas siempre han sido eso, choques de fuerzas, de energías, de pasados que cobran vida en el presente y se enzarzan en lucha sin igual. Muchos factores definen el rumbo de la contienda, todos determinados desde siempre, desde el pasado el presente y el futuro, dentro del bloque llamado universo, y nosotros aquí buscando, creyendo que hay cosas importantes, buscando victorias pírricas, pensando que ganamos algo consiguiendo ciertas cosas que se esfuman.

Cómo se puede hablar de verdad cuando la gente realmente habla sólo por hablar.

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