Todavía dudo de la existencia de los otros,
siempre los veo chachareando a gusto
y observan impasibles mi semblante adusto;
me gustaría ver sucumbir a esos monstruos.
Por eso en las noches salgo a matar,
quiero llenarme de la vida que exhalan
y con ese plumaje hacerme unas alas
verdes y brillosas como ojos de gata.
Subir así al cielo invirtiendo los papeles.
Esto era un acto donde yo hacía de bufón;
maté a los cornacas saliéndome del guión
y ascendí al cielo sobre nubes corceles.
Yo odio la gente feliz porque son diablos;
amo a los desdichados, son mis hermanos.
Las sonrisas tienen dientes afilados y ensangrentados;
me gustaría despedazar a todos los gusanos.
lunes, 23 de agosto de 2010
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