lunes, 26 de abril de 2010
Capítulo 9
Preferí platicar conmigo mismo, era un momento importante en mi vida, mis párpados se habían caído, era la señal, el final se aproximaba. Tal vez un gol o dos en el partido del lunes, una gloria de ese estilo, y adiós mundo cruel (habrá que hacer una conjetura al respecto). Comencé a ver a los demás como cosas extrañas, muy apartados de mi realidad, entretenidos en otras bagatelas, tampoco estoy tratando de dramatizar con este asunto, pero bueno, las conversaciones de los demás eran del tipo de aquellos que tienen largo camino por recorrer en este mundo, en cambio mis discurrimientos internos eran lo contrario. Decidí consagrarme a disfrutar el mareo y el debilitamiento que tenía, el hueco que se movía a la altura del páncreas. El de la autopsia dirá a mis padres: este chico tenía cáncer de páncreas. Y mis padres: pero cómo no nos dimos cuenta. El médico: es que mírenle los huevos. Y en devaneos de ese estilo se iba la noche mientras los demás hacían lo suyo. Todavía hay mucho por conocer, pero supongo que da igual conocerlo y no conocerlo, todo parece ser orgánico. La gente se encarga de meterle miedo a uno con respecto a la muerte, pero quizás no sea tan mala, hay veces que es lo más sano. Cuando aprendes a ver a la gente feliz desde tu perspectiva dolorida sin sentir envidia, antes sintiendo un cierto placer extraño, el dolor es placer y el placer es dolor, es entonces cuando te has vuelto un hombre y estás listo para lo que viene. Al menos yo así lo veo. Totalmente solo, sin que nadie sepa que sufres, en medio de un mar de desdichas, ahí estás, en tu elemento, en la vida misma, disfrútala. Todavía una ligera tentación de contar las penas a alguien, para sentir compañía, no, no vale la pena, esto se practica solo, se disfruta solo, no hay palabras que valgan. Hay un escalofrío, señal de que vamos al paraíso, una pesadez, un piquete en el corazón, la esperanza de morir dormido, pero no, a la mañana habrá más de eso, y después quizás se te pase, pero volverá, eventualmente volverá y será justo cuando creas que has salido de ese ciclo de recaídas y recuperaciones. Un día las palabras dejarán de tener significado, parece que falta mucho para eso todavía, y ese día será el último, anda, esfuérzate, apura un poco el proceso, es la verdad, la muerte, la carencia de significado en las palabras es la verdad, no le temas a la verdad, quieras o no quieras a ella te enfrentarás, es dura, pero es la verdad, te enseñará cosas tal vez con mano dura, si te sirve de consuelo para todos será igual. Ahora puedo estar tranquilo. Parece increíble, pero necesito escribir estas cosas para sentirme tranquilo, debo estar loco, espero que la muerte acabe con este estado tan vergonzoso de cosas. Ustedes saben, allá afuera hay contiendas donde se esgrimen sólo nombres propios. Salvador Dalí. Andy Warhol. Eva Perón. Richard Wagner. Walter Scott. Samuel Becket. Directores de cine que ignoro. Bueno, está bien, tal vez soy demasiado susceptible, pero yo no tengo nada que ver con estas letras. No podría escuchar lo que quiero de las demás personas si les hablara directamente de todo esto, entonces me quedo callado, en mi mente hay varios que pueden platicar animadamente, aunque sea un rato, no son mis únicos amigos, bueno, gente con la que platico. Al menos los que están dentro de mí mente me dejan tranquilo con la certeza de que todos son yo, ahí no puede haber rivalidad de ningún tipo, ni abierta ni oculta. De todas maneras buscaré un poco de honor en este mundo, aunque parezca una cosa vana. No creo poder soportar la emoción de estar dando un discurso para mucho público, sus miradas penetrantes para mí que soy tan susceptible serían letales. No me da pena admitir mi debilidad, yo no soy yo, no se me da un ardite lo que suceda conmigo, puedo andar de aquí para allá, sintiendo cosas, gratis, al final la muerte, qué emoción, linda consola la tuya. Lo sé: ellos no pueden ser más que yo; lo siento: ellos parecen ser más que yo. Frase magistral aquélla, que no sirve para nada. Acaso en otra vida lea esto y diga: no le entiendo nada a este pendejo, o tal vez diga: este muchacho tenía agallas para pensar lo que pensaba, era muy denodado. También cabe la posibilidad de que el universo se quede sin espectador para toda la eternidad. Habría quizás otros espectadores, pero no yo, el único, el verdadero espectador de espectadores. Ando en vena. Definitivamente resulta evidente que ni siquiera el pesimismo es ilimitado, hay dentro de él un trampolín al fondo que catapulta hacia algo mejor, cada vez mejor. Mira, si eres un perdedor, para que te sientas mejor piensa que no somos nada. Debes tener serios problemas para escribir lo que escribes. Después de todo es sólo una vida la mía, tal vez un poco extraña, pero al fin vida, con sus cosas, las cosas que tienen todas las vidas, latidos de corazón, sensaciones, ¿apoco creías que estabas mejor posicionado que yo? No, todos somos lo mismo, un día tus músculos y tu brillante cerebro se harán polvo, suena trillado, lo sé, pero sigue funcionando en estos tiempos para hacer pensar a los musculosos y a los que tienen buenas memorias. Puedes ponerlos en su lugar diciéndoles que polvo son y en polvo se convertirán, a falta de cualidades para cobrar venganza por tu propia mano. Al final será lo mismo. Hay que esperar, es cierto, incluso tal vez no tengamos el gusto de verlos morir, pero la regla parece estar fija: al paso del tiempo el desgaste descompone las cosas. Debe llegar un momento en el que te olvidas de todas las fruslerías del mundo y decides dejarlo todo, perdonarte todo, y te entregas al dolor. Ah, por cierto, aquí había una historia que contar, y el que sea un poco avispado notará que sigo contándola, a medida que voy viviendo voy escribiendo, es como una novela en tiempo real, no hace falta ser muy claros en el asunto, porque de todas maneras las tramas de las historias siempre son decepcionantes. Bueno, tal vez no tenga razón, tal vez muchos estén en desacuerdo, pero no pretendo ser un razonador infalible, sólo hablo por hablar, ¿algún problema?. Pero con quién peleo. Pues con los críticos, por adelantado. La pulla es una reacción humana, una manera de convivir, es la manera sutil con que nos destruimos, y nunca dejaremos de practicarla, nos apasiona, es probablemente lo único que podría mantenernos vivos. Yo siento que a veces abuso de la pulla, pero no soy yo, es mi naturaleza. La naturaleza es por naturaleza injusta.
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