miércoles, 12 de mayo de 2010

Mis amigos

Pienso en cómo he hecho mis pocas amistades y en cómo todas beben constantemente para soportar la vida. Algunos parecen matachines, otros parecen piratas, otros botargas, otros monstruos, pero todos son mortales, mis amigos. Algunos luchan por la justicia mientras se meten cocaína, otros quieren entender la vida, yo hago esas cosas también. Algunas muchachas esperan a que se vayan los hombres y luego se ponen pegajosas. No me consta, pero todo parece indicar. La mayoría quiere salir del país y hacer cosas interesantes, para después volver y hablar de eso y decir que se la pasaron fenomenal. Casi todos los hombres tienen el pelo largo y mal cortado, porque así se ven como que no les importa, pero sí les importa, porque no les gustaría traerlo bien cortado, porque parecería que sí les importa y no quieren que parezca que sí les importa, por lo que hacen todo lo posible porque parezca que no les importa, así que, evidentemente, sí les importa, pero qué importa. Eso es lo que hay que saber. Mis amigos son lo más valioso que tengo, aunque a veces no los soporto, pero luego vuelvo a necesitarlos, por una extraña razón. Andan por ahí atiborrados de drogas y luego tienen miedo, ya no saben qué hacer, nunca lograrán alinearse con la sociedad, es triste, pero a la vez no es nada, ellos lo saben y por eso se dejan llevar. Todos ellos saben que la realidad es aburrida y se drogan. Sobre todo el atuendo es lo que me tranquiliza. Pero yo no sé nada de ellos. Me gusta que hablen de mí y me respeten. La más alta dignidad es para el más drogadicto, porque implica valentía. También está el que dice más incoherencias y el que se suicida. A algunos los conocí delirando, a otros en salones de clases donde todos intentaban impedirle al maestro su función. Deberíamos de estar haciendo esas dos cosas al mismo tiempo siempre, drogados, impertinentes. Si hay algo que lamento es no haber sido más impertinente, no haberle dicho a ella: te gustan mis tenis, o qué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario