jueves, 3 de junio de 2010

Mierda

En realidad no tengo nada que decir, sin embargo estoy aquí. Tendré que decir algo, me siento obligado. No tiene que ser algo bonito, ni algo que dé esperanzas. No tiene que ser la luz de la verdad. Puedo escribir cualquier bodrio. Desde hace tiempo cualquier cosa escrita me parece lo mismo. Se me dificulta mucho darle un valor a las cosas. Quiero estar tranquilo. Haré una escritura tranquila. No buscaré desentrañar ninguna verdad profunda, no haré ninguna paradoja, ni utilizaré palabras difíciles. Estaré aquí, porque es lo mejor que puedo hacer en este momento, no tengo nada más que hacer, mi naturaleza me dice que escriba y yo la complazco y aquí vamos, fluyendo con las letras en la pantalla. No hay nada que temer realmente. Es sólo un instante tras otro, instantes inciertos, que pasan y vienen otros. Ni siquiera el dolor permanece. Cada instante el dolor cambia, algo tiene que cambiar. Luego te alivias, luego otra vez te duele, y así, en constante cambio, y la mente sabe eso, pero no sabe todo, sólo unas cosas que no sirven para nada. Es curioso cómo las palabras tienen dueños en ciertos ámbitos. Hay un grupo, alguien descubre una palabra, la usa, y ya está quemada esa palabra, ya nadie la querrá usar, ya está quemada, ahora hay que buscar nuevas, mejores, más escondidas palabras. Mis palabras, tus palabras, las palabras comienzan a tener dueños, de una manera muy curiosa. Hay un consenso dentro de los grupos de personas, está muy bien establecido, está impuesto, pero nadie nunca ha hablado al respecto. Cada quién sabe qué lugar ocupa, y pasa el tiempo y ocurren cosas, los momentos cambian, las personas cambian, todo cambia, sigue avanzando, la música, la plática, los errores, las burlas, y todo siempre al borde de la muerte. Se vive siempre con la muerte a un lado. Uno no sabe si volverá a ver a una persona cuando se despide de ella, por más sana que se vea. Y sin embargo no es nada nuevo. Pero nadie dice nada nuevo. Conozco gente que tiene 20 años haciendo fiestas todas las semanas con la misma música, siempre las mismas canciones, en el mismo orden, están muertos, no les interesa buscar algo nuevo, están estancados, y luego reflexiono y me doy cuenta que debe tener su encanto hacer lo que ellos hacen, debe sentirse de alguna forma hacer esas fiestas con la misma música, y no creo que haya gran diferencia entre esas vidas en apariencia monótonas y la de alguien que busca aventuras por ahí, si tomamos en cuenta que todo es orgánico, ahora que si nos vamos a terrenos más místicos, quién sabe, porque puede que hayan entrado en un trance o que cada vez descubran diferentes sonidos, diferentes expresiones en los sonidos, diferentes sensaciones, y vayan construyendo una verdad en base a esas canciones, siempre encontrando algo nuevo en lo infinito de una canción que se acaba. Vuelven y vuelven a escuchar las mismas canciones, no se cansan, y hay gente que siempre busca nuevas, y me parece exactamente lo mismo, no creo que una persona pueda valer más que otra, lo que pasa es que simplemente hay naturalezas diferentes, el universo así dispuso las cosas, cualquier queja con el universo. Pero no es así, la gente no lo ve de ese modo, ni siquiera yo lo veo de ese modo, yo pienso cada día diferente, dejo que las palabras cobren algún sentido vago y que se alejen haciendo cabriolas por un sendero arbolado. Como una antigua compañía de artistas. Y también hago mis relaciones de sueños, hechos, palabras, frases, casualidades. Y también creo que soy especial y que se me presentan señales para leer, pero a veces lo dudo, estoy en mi derecho. Además siempre estoy indultado, porque aprendí que todo es circunstancial. Claro que he cometido errores y me arrepiento de mis errores, pero yo no podía cambiar las cosas. El arrepentimiento es parte de lo necesario de todo. Cuando cometí los errores yo pensaba que hacía las cosas de la mejor manera, pero no era así, pero ya no puedo regresar el tiempo y corregir. Aparte qué es una vida perfecta sino una cosa de lo más aburrida y plana. Tengo mis necesidades, como todos, quiero satisfacerlas, intento, busco, pido ayuda, y todo eso y más soy yo y esto es lo que tengo, este instante que ahora es otro y nada más. Un texto de estilo trillado y nada más. Pero estoy en lo mío, es lo que me gusta hacer. Si no hago esto no puedo irme tranquilo a dormir. Tengo que escribir al menos una página y mostrársela a alguien y que me diga que está bonito y siento una leve satisfacción, casi nada, casi insignificante, y tengo que volver a hacerlo, tengo que volverme a sentar aquí y poner letras, y es absurdo, completamente absurdo, y es nocivo, pero no puedo hacer otra cosa, de otra forma estaría en otro lugar, es el destino, de todas formas ya hice lo que hice, ya pasó, ya la cagué, ya qué, de seguro la muerte limpiará la mierda, ella se encarga de limpiar la mierda, es como una criada, y cobra. Un devenir rígido y nosotros en medio, cual gotas de lluvia, cual peces en cardúmenes, cual piedras desgajadas yendo montaña abajo. Y yo pretendo con esto que alguien me dé dinero para irme tranquilo a mi casa a follar y a tomar cerveza y a comer y a sentirme parte de algo. Puedo sentirme parte de algo odiando algo más, odiando junto con alguien a alguien más, odiando a los chilangos, todos juntos los nuevoleoneses odiando a los chilangos, porque se quedan con nuestros impuestos, porque se creen mucho, porque son negros, porque nos mandaron negros, porque queremos expulsar a los negros y cerrar las fronteras y hacer de Nuevo León un país independiente, al que si quieren entrar los mexicanos tendrán que ganarse una visa, etc. Para lo cual podremos poner bombas como los etarras en diferentes puntos de la ciudad de México, un ataque simultáneo y decisivo y enviar una nota: saludos de parte del grupo separatista de Nuevo León. Y después mejorar la raza, para bien de la humanidad, un exterminio de negros retrasados mentales. Pero no, no haré eso, porque no quiero problemas, solo quiero que alguien me pague por esto que es lo único que sé hacer. Pero no tengo demasiadas esperanzas realmente, aunque no me podría explicar jamás por qué si nada tiene sentido y todos usamos palabras algunos se hacen famosos escribiendo y otros no pueden. Hay que agradar, hay que hacer sentir bonito al lector o algo por el estilo. Yo hago lo que sé, lo único que sé hacer y comienzo a desesperarme, porque yo no pedí nacer y todavía me torturan en este mundo, me dicen que no escribo bien, que eso no vende, que debo ponerme a trabajar como esclavo. No es justo, no es justo que yo tenga que luchar por esta mierda, pero estoy luchando, estas palabras me están matando. Quiero levantarme por la mañana y que el almuerzo esté servido, quiero que el piso siempre esté limpio, no enterarme ni cómo ni cuándo lo limpiaron, el baño limpio, todo limpio, mi esposa esperando con una sonrisa, con los brazos abiertos, con ganas de llevarme a un lugar nuevo e interesante, donde podremos divertirnos y después regresar a casa y follar hasta hartarnos y decir cosas sin sentido, expeler las palabras que se faciliten, y ver qué sale y luego seguir así un rato y morir, y eso es todo, esa es mi aspiración, y no sé si cumplirla sea lo más conveniente.

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