miércoles, 30 de junio de 2010
Unos añitos más
Forúnculo de fruto almendrado aparecido como enigma en un sueño, eres acaso la cosa que marca la pauta en mi vida pero yo qué sé, quizás sólo deba esperar, y no puedo. Recuerdo la almendra brotando de mi piel, inducida por la presión que mis dedos meten en los bordes. También está el aditamento onírico del control remoto para ahorrar pilas, el cual se inserta en la parte de adelante y es verde y tiene discoteca, porque el foquito rojo de adentro con lo verde de afuera, hacen un efecto parecido al que arroja el licor en la sangre y las luces de una noche confusa en los lupanares de un centro de vicio. No sobraría destacar la presencia de música suave con fondo de lluvia, música sin base, música ambiente, música sin patada, música que flota y hace flotar, y la sensación que a todo eso acompaña. Y, después de todo, lo esencial ya lo dijo quizás un argentino dado al error, metido en alguna cantina con nombre de allá y que balbuceaba sólo, ya rendido por los tragos. Los poetas pudieron haber sido los responsables de que ahora no haya más que poetas suicidas, por haber dicho tan bien lo que había que decirse. Cuánto odio a los poetas elocuentes y apasionados. Quizás lo del argentino borracho no debió haber sido balbuceo, sino disquisición ordenada y concisa, inspirada por la cocaína, por no saber llamarla de mejor manera. Ahora la gente dice que no entiende lo que digo. Mira, es cualquier cosa, tan relevante como la cagada que te echaste en la mañana, tan perdurable como aquello que nunca conocemos. Por ahí ya lo dijo Borges en otras palabras, no me hagan mucho caso, sólo intento decirlo con otras, que la vida es a la vez corta y larga, no es nada, pero qué desesperante es saber que podría alargarse unos diez años. ¡Diez años! casi me parecen una eternidad, pero pasan como pasa un corredor por la meta. Mira, para acabar pronto, sin complicarnos mucho, para resumir esto, la verdad sea dicha, todo es una paradoja, es decir, todo es dos cosas opuestas a la vez y las que están en medio. Espero que cuando me muera alguien pueda decir de mí que comprometí mi salud por dejar unas cuantas frases ingeniosas a una humanidad igual de efímera que una estrella fugaz, o que alguien cite esto en mi funeral. La baqueta ya es un puro, de esos cubanos, un habano si quieren. Mi corazón ya es una bomba. Se desactiva cortando el cable rojo. No está de más una broma tonta. Yo ya soy una cosa que come y gasta luz y que muerde una baqueta. A estas alturas todo es despedida. Estoy metido en una racha de mierda. Digo, no veo mucha diferencia entre salir por ahí a drogarme y intentar subir al cielo. A mi me da igual; sólo estoy esperando un buen pretexto para dejar esta vida. Es que no es fácil cruzar el umbral; hay que hacerlo con cierta picardía: un par de gambetas para eludir la culpa y otras cosillas. Algunos mueren dormidos, pero te apuesto a que sueñan con el puto diablo. No hay falla, no es nada, es sólo una vida, tengo infinidad por delante. Ya me pueden torturar de mil maneras, que yo sabré pensar durante todo el tiempo que dure la tortura, aunque sean cincuenta años, en lo que representan esos cincuenta años para la eternidad. Además, esto no se puede quedar así, porque tiene que haber recompensa, estamos hablando de que el placer del torturador y el sufrimiento del torturado son a su debido momento. También podemos añadir que se puede sentir lo de una existencia a la vez y nada más, y que eso que siente la existencia está dado por lo que tiene que ser, el destino, y hay que sentirlo a fuerza, por más que uno piense que tiene voluntad, porque la voluntad le sirve a la naturaleza y la naturaleza le sirve al destino. Todo está evidentemente determinado, aunque eso no sirva para consolar a nadie. No me queda de otra que seguir esperando que las cosas mejoren. Pero tengo toda la vida esperando. Tal vez muera esperando. No creo que una bala perdida que mata a un inocente sea una tragedia. Todo lo contrario, esa bala es bendita, caída del cielo, porque borra la culpa de finiquitar las cosas por mano propia. Uno debe de luchar hasta el final por la vida, porque si no se va uno con culpa. Uno se debe ir como héroe, no como cobarde, y la razón la desconozco. Es preciso sufrir y aferrarse al sufrimiento. Yo hablo desde mi perspectiva, siempre he hablado desde aquí. Pero qué más da, al final todo se reduce al absurdo, al absurdo de buscar bienestar fugitivo para que todo se acabe como en todos los casos y sea borrado para siempre de esa memoria que vive en el cerebro que se pudre. Pero quién sabe, quizás eludir el sufrimiento no amerite ningún castigo eterno, pero para qué arriesgarse, son sólo unos añitos más, largos y tortuosos añitos, pero al fin añitos.
domingo, 27 de junio de 2010
Hablando al aire
Hablando al aire y sin que nadie note mi presencia, puedo lanzar nuevos proverbios que quizás perduren, no tengo la menor idea. En el vértigo de un depresivo atardecer, acostado en la cama, está el germen de la carcajada nocturna, acompañada, provocada, por la voz que sale del radio. Sin lugar a dudas hay impotencia, hay frustración y la sensación de estar esperando una atroz culminación en las entrañas invadidas por luces neón. ¿Qué tan cerca está el final? Esa es la pregunta que hace vacilar. Ante los amigos, cuando nos sentimos deteriorados y asfixiados, todavía no sabemos quién morirá primero, aun cuando ellos parecen disfrutar aquellas cosas que nos marean. Pudiera ser que, dando un vistazo alrededor, fuera evidente que tenemos una condena más pesada de lo normal. Tal vez haya que desconectar más seguido el cerebro. El cerebro se está llevando toda la energía y el estómago está batallando con la comida. Pero pensar es placentero, independientemente de las reclamaciones que podamos recibir de lenguas ajenas que exigen menos ensimismamiento y más participación mecánica. La imagen más rescatable sin duda es aquella de gente tirando cerveza bailando encima de mesas, al compás de la gaita escocesa, vaya francachela. Pocos podemos darnos el lujo de disfrutar algo semejante. Pero una vez que hemos visto las estrellas, esas inanidades dejan de tener importancia, incluso las estrellas comienzan a tener una repercusión dudosa, incluso las estrellas tienen varios tamaños, que van desde la nada hasta el infinito. Lo que se puede tener es esperanzas en el milagro que quizá nunca ocurra. Es tan triste. Debe ser más triste cuando vemos que aquellas luces que eran muchas comienzan a contarse con los dedos. Todas esas esperanzas de un milagro consumidas por la implacable realidad.
Era algo de un rancho, una abuelita y desde luego un ventilador de hélices quebradas que mete ruido amenazante en el ámbito. Un calor tremendo congela el pueblo de terrenos rodeados de cuatro nombres de calles, suponiendo que las calles tuvieran nombres. Y ahí estabas tú, bajo el techo, en el poyo, esperando la gran tormenta de junio. Pero sólo se acumulaba más y más calor, más y más energía, y nada de lluvia, sólo hierba seca. Las moscas sobre el pan dulce, implacables, montoneras. El mantel roto de siempre, mantel de plástico pegado a la mesa por el calor de los sartenes puestos con negligencia sin tabla aislante. Todavía no recuerdo la frase de ayer, antes de dormir. Era tal vez un sombrero carcomido por el tiempo. No, no era eso. Una camisa blanca adelgazada, tampoco. Pero mientras recuerdo lo que tendría que ser el inicio de todo esto, podemos hablar de piedras calientes que los perros confunden con comida, confundidos por el calor tremendo. Imagen triste, ésa y la de yo escribiendo esto. Repican, truenan las piedras y los dientes de los perros, confundidos, hambrientos. En el pueblo apenas hay comida para los que razonan. Por las noches los lugareños observan las estrellas buscando sensaciones mediocres, sensaciones que pasarán inadvertidas en la inmensidad. Al cabo de algún tiempo, así empezaba la frase, o terminaba. Tal vez me equivoque. La memoria me falla. A veces me lastimo el colon por no querer separarme de la computadora e ir al baño. Debo seguir con esta historia que gira en torno a una frase que no recuerdo. Y lo peor del caso es que esto es lo único que hago, lo único que sé hacer, según yo. No, no es fácil ser un bueno para nada mantenido. Y menos con dos hermanos que van a la oficina y un par de padres conservadores. No pretendo comentar ningún nuevo álbum musical, y no es pedrada. No entiendo por qué tiene que rimar el asunto, si la vida está llena de inconsistencias, aun no sabiendo qué quiere decir exactamente la palabra que empieza con i. Yo sé que estoy bien.
Era algo de un rancho, una abuelita y desde luego un ventilador de hélices quebradas que mete ruido amenazante en el ámbito. Un calor tremendo congela el pueblo de terrenos rodeados de cuatro nombres de calles, suponiendo que las calles tuvieran nombres. Y ahí estabas tú, bajo el techo, en el poyo, esperando la gran tormenta de junio. Pero sólo se acumulaba más y más calor, más y más energía, y nada de lluvia, sólo hierba seca. Las moscas sobre el pan dulce, implacables, montoneras. El mantel roto de siempre, mantel de plástico pegado a la mesa por el calor de los sartenes puestos con negligencia sin tabla aislante. Todavía no recuerdo la frase de ayer, antes de dormir. Era tal vez un sombrero carcomido por el tiempo. No, no era eso. Una camisa blanca adelgazada, tampoco. Pero mientras recuerdo lo que tendría que ser el inicio de todo esto, podemos hablar de piedras calientes que los perros confunden con comida, confundidos por el calor tremendo. Imagen triste, ésa y la de yo escribiendo esto. Repican, truenan las piedras y los dientes de los perros, confundidos, hambrientos. En el pueblo apenas hay comida para los que razonan. Por las noches los lugareños observan las estrellas buscando sensaciones mediocres, sensaciones que pasarán inadvertidas en la inmensidad. Al cabo de algún tiempo, así empezaba la frase, o terminaba. Tal vez me equivoque. La memoria me falla. A veces me lastimo el colon por no querer separarme de la computadora e ir al baño. Debo seguir con esta historia que gira en torno a una frase que no recuerdo. Y lo peor del caso es que esto es lo único que hago, lo único que sé hacer, según yo. No, no es fácil ser un bueno para nada mantenido. Y menos con dos hermanos que van a la oficina y un par de padres conservadores. No pretendo comentar ningún nuevo álbum musical, y no es pedrada. No entiendo por qué tiene que rimar el asunto, si la vida está llena de inconsistencias, aun no sabiendo qué quiere decir exactamente la palabra que empieza con i. Yo sé que estoy bien.
miércoles, 23 de junio de 2010
Renunciación a las reuniones complejas
Aquí también vendemos carroña para su boda
No es una cosa de imparcialidad
Siempre sucede que no estuvo bien y otra vez
Nomás los que llegan a la fama
Pero es sólo por un rato
Ya habrá tiempo para hacer esto o aquello
Papá llega de traje con zapato boleado
Yo traigo un calcetín sí y otro no
Escucho una música de nueva yorke
Y el tío de mi amiga es muy intenso
Cuentan historias de cosas que vivieron
Se ponen felices
Tomando cerveza en el porche
Y es como si sólo existiera ese espacio
La impotencia tiene algo que ver aquí
La cárcel huesuda
Mi fémur adolorido
El gallego con su gaita y el otro con su chapela
Palabras que el Word subraya en rojo
¡Ay no! Qué horror
Fracaso pintiparado de muchachos que no quieren tallar el suelo
Muñeco triunfal, para los rabos parados
Yo ya no sé para qué quieren que les diga algo
No le veo caso
Les digo cosas que transitan la imaginación
Cero esfuerzo mental constructivo
Otra vez lo mismo
Así que dejaste de escribir signos de puntuación ¿no?
No me parece necesario
Sobre todo cuando la intención es decirlo todo mal
Y que todavía se entienda
Que se entienda lo que se quiera o se pueda
En determinado momento
Se quedó francamente corto el ensamble
Es bueno saber que no está en uno darse cuenta
Esa me la copié de una canción
Son las circunstancias, uno qué
Uno nomás gira en la órbita
Y otras cosas giran en torno a uno
Y así hasta el infinito, como siempre
Excesivo cuidado de la vida
Incluso los más temerarios dejan de beber un tiempo
Cuando pierden el control y sienten el rigor
Incluso los más desapegados agarran el tubo del camión
Mamila sexual, para los niños traviesos
Invéntate tu propio ritmo
No entiendo cómo la cosa se puede poner seria
Sin embargo, se pone.
No es una cosa de imparcialidad
Siempre sucede que no estuvo bien y otra vez
Nomás los que llegan a la fama
Pero es sólo por un rato
Ya habrá tiempo para hacer esto o aquello
Papá llega de traje con zapato boleado
Yo traigo un calcetín sí y otro no
Escucho una música de nueva yorke
Y el tío de mi amiga es muy intenso
Cuentan historias de cosas que vivieron
Se ponen felices
Tomando cerveza en el porche
Y es como si sólo existiera ese espacio
La impotencia tiene algo que ver aquí
La cárcel huesuda
Mi fémur adolorido
El gallego con su gaita y el otro con su chapela
Palabras que el Word subraya en rojo
¡Ay no! Qué horror
Fracaso pintiparado de muchachos que no quieren tallar el suelo
Muñeco triunfal, para los rabos parados
Yo ya no sé para qué quieren que les diga algo
No le veo caso
Les digo cosas que transitan la imaginación
Cero esfuerzo mental constructivo
Otra vez lo mismo
Así que dejaste de escribir signos de puntuación ¿no?
No me parece necesario
Sobre todo cuando la intención es decirlo todo mal
Y que todavía se entienda
Que se entienda lo que se quiera o se pueda
En determinado momento
Se quedó francamente corto el ensamble
Es bueno saber que no está en uno darse cuenta
Esa me la copié de una canción
Son las circunstancias, uno qué
Uno nomás gira en la órbita
Y otras cosas giran en torno a uno
Y así hasta el infinito, como siempre
Excesivo cuidado de la vida
Incluso los más temerarios dejan de beber un tiempo
Cuando pierden el control y sienten el rigor
Incluso los más desapegados agarran el tubo del camión
Mamila sexual, para los niños traviesos
Invéntate tu propio ritmo
No entiendo cómo la cosa se puede poner seria
Sin embargo, se pone.
martes, 22 de junio de 2010
Abrazando la verdad en un rincón
Creo que empiezo a ver en todos unas terribles ganas de sobrevivir, y me da asco.
Algunos la tienen más difícil que otros
Pero vencer lo difícil es la fuerza
Claro que todo es pasajero
Puede que haya que saber detectar de dónde viene la mala vibra
Puede que sean cosas más orgánicas siempre
Consiste en apreciar lo más que se pueda la insignificancia de esto
En medio de una pierna quebrada poder bromear
Y qué decir de las derrotas
Un genio tendría que alimentarse de ellas
Claro que eso ya es desafiar a la naturaleza
No se necesita una sonrisa para hacer un buen escrito
Decir algo profundo y sencillo
Es cuestión de tiempo para que las cosas se arreglen
Perder la fe tampoco traerá graves consecuencias
Puedes perderla sin temor
El tiempo se encarga
Temas de actualidad de carácter apocalíptico
Es la verdad lo que destruye la vida
Es ese día en que te enteras de la muerte
Cuando preguntas con inocencia
Mamá, qué es la muerte
A partir de ahí todo gira en torno a ella
La muerte es el factor siempre presente
El camino correcto puede existir
No está en nosotros encontrarlo
Tal vez es un logro saber que no está en nosotros
Darse cuenta mientras por calles oscuras camino a casa caminas
Es estar resignado por un momento
Matar el tiempo creyendo que lo has encontrado
Buscando
No se sabe qué
El destino es el que sabe en qué momento
Nosotros podemos considerarnos desafortunados
Podemos decir que hemos perdido la cordura escarbando
Y compitiendo sin poder evitarlo
Con los otros monos
Nadie quiere admitir que es cuestión de azar
Excepto los últimos lugares
Es la verdad la que destruye
O la destrucción lo que lleva a la verdad
Un poco de las dos
Tal vez me engaño por completo
Mi advertencia se demuestra cuando ya nadie entiende
Mi teoría se demostrará en unos mil años
Espero que alguien pueda darme la razón
A eso se le llama estar solo
A eso se le llama ser un perdedor
Abrazando la verdad en un rincón
Esa era la frase
El simple hecho de ser humano es suficiente para sentirme estúpido.
Un idioma donde las consonantes llevan acento
Otras locuras
Planicie de aire que divide lo oscuro de lo claro
No es mi voluntad la que me llevará al camino correcto. Desde la perspectiva humana es difícil saber si existe realmente un camino. Tendrían que ser las circunstancias las que nos lleven. En absoluto nosotros podemos hacer algo. Tal vez renunciar. Tal vez hay que interpretar todo lo que sentimos y lo que sucede, y actuar en base a eso. Pero esas cosas son muy poco concretas. Mi cerebro tiene rebaba de viscosidad que me tapa los oídos. Hay un sentimiento que me hace creer que puedo morir con placer. Es un sentimiento que tiene que ver con la idea de que mis recuerdos se borren. Creo que empiezo a ver en todos unas terribles ganas de sobrevivir, y me da asco.
Algunos la tienen más difícil que otros
Pero vencer lo difícil es la fuerza
Claro que todo es pasajero
Puede que haya que saber detectar de dónde viene la mala vibra
Puede que sean cosas más orgánicas siempre
Consiste en apreciar lo más que se pueda la insignificancia de esto
En medio de una pierna quebrada poder bromear
Y qué decir de las derrotas
Un genio tendría que alimentarse de ellas
Claro que eso ya es desafiar a la naturaleza
No se necesita una sonrisa para hacer un buen escrito
Decir algo profundo y sencillo
Es cuestión de tiempo para que las cosas se arreglen
Perder la fe tampoco traerá graves consecuencias
Puedes perderla sin temor
El tiempo se encarga
Temas de actualidad de carácter apocalíptico
Es la verdad lo que destruye la vida
Es ese día en que te enteras de la muerte
Cuando preguntas con inocencia
Mamá, qué es la muerte
A partir de ahí todo gira en torno a ella
La muerte es el factor siempre presente
El camino correcto puede existir
No está en nosotros encontrarlo
Tal vez es un logro saber que no está en nosotros
Darse cuenta mientras por calles oscuras camino a casa caminas
Es estar resignado por un momento
Matar el tiempo creyendo que lo has encontrado
Buscando
No se sabe qué
El destino es el que sabe en qué momento
Nosotros podemos considerarnos desafortunados
Podemos decir que hemos perdido la cordura escarbando
Y compitiendo sin poder evitarlo
Con los otros monos
Nadie quiere admitir que es cuestión de azar
Excepto los últimos lugares
Es la verdad la que destruye
O la destrucción lo que lleva a la verdad
Un poco de las dos
Tal vez me engaño por completo
Mi advertencia se demuestra cuando ya nadie entiende
Mi teoría se demostrará en unos mil años
Espero que alguien pueda darme la razón
A eso se le llama estar solo
A eso se le llama ser un perdedor
Abrazando la verdad en un rincón
Esa era la frase
El simple hecho de ser humano es suficiente para sentirme estúpido.
Un idioma donde las consonantes llevan acento
Otras locuras
Planicie de aire que divide lo oscuro de lo claro
No es mi voluntad la que me llevará al camino correcto. Desde la perspectiva humana es difícil saber si existe realmente un camino. Tendrían que ser las circunstancias las que nos lleven. En absoluto nosotros podemos hacer algo. Tal vez renunciar. Tal vez hay que interpretar todo lo que sentimos y lo que sucede, y actuar en base a eso. Pero esas cosas son muy poco concretas. Mi cerebro tiene rebaba de viscosidad que me tapa los oídos. Hay un sentimiento que me hace creer que puedo morir con placer. Es un sentimiento que tiene que ver con la idea de que mis recuerdos se borren. Creo que empiezo a ver en todos unas terribles ganas de sobrevivir, y me da asco.
sábado, 19 de junio de 2010
Todas las combinaciones de palabras
Aire lavado acicalado por aves
Olor a agua que detectan entre el infierno
Sólo aviva más el dolor
Mujer hermosa recién bañada
Frente a hombre agonizante
Presionándole los testículos con el pie
Ahí en el sillón de la sala
Donde vieron el mundial
Por supuesto yo no elegí ser el mejor
Incluso hubiera preferido ser el peor
Es cosa de penumbra de árboles
De gases en el estómago que se van
Y qué alivio
Una vez más lo que ya se había dicho
Todas las combinaciones de palabras aquí
Haga de cuenta
Sin embargo sigo
Lo que me preocupa es tu canción favorita
De hecho es demasiado mortificante
Temo no poder encontrar una mejor canción
Entonces sí hablaríamos de una tragedia
Me pondré a buscar en los discos viejos de papá
Papá no sabe de música
Creo que una vez dijo que no le gustaba
A mí me gusta a veces
Un whisky a las rocas al lado de la cama
Desgarrador
Cuando me estoy muriendo nada me gusta
Por más lindo que sea
Por más mojado que esté
Por más preparado que esté
Por más sublime
Inventaré la canción favorita de todos
Para quitarme de problemas
Una que diga todas las combinaciones posibles de palabras
Olor a agua que detectan entre el infierno
Sólo aviva más el dolor
Mujer hermosa recién bañada
Frente a hombre agonizante
Presionándole los testículos con el pie
Ahí en el sillón de la sala
Donde vieron el mundial
Por supuesto yo no elegí ser el mejor
Incluso hubiera preferido ser el peor
Es cosa de penumbra de árboles
De gases en el estómago que se van
Y qué alivio
Una vez más lo que ya se había dicho
Todas las combinaciones de palabras aquí
Haga de cuenta
Sin embargo sigo
Lo que me preocupa es tu canción favorita
De hecho es demasiado mortificante
Temo no poder encontrar una mejor canción
Entonces sí hablaríamos de una tragedia
Me pondré a buscar en los discos viejos de papá
Papá no sabe de música
Creo que una vez dijo que no le gustaba
A mí me gusta a veces
Un whisky a las rocas al lado de la cama
Desgarrador
Cuando me estoy muriendo nada me gusta
Por más lindo que sea
Por más mojado que esté
Por más preparado que esté
Por más sublime
Inventaré la canción favorita de todos
Para quitarme de problemas
Una que diga todas las combinaciones posibles de palabras
viernes, 18 de junio de 2010
Humano
Como humanos poseemos una memoria, nuestra más preciada posesión, que tenemos para irremediablemente perder. Buscamos meterle buenos recuerdos, para que después, al morir, todos esos recuerdos juntos se pierdan. La gente encuentra razonable morir después de haber acumulado una cantidad decente de buenos recuerdos en la memoria. No creo que se trate de razones, sino motivos, motivos que la razón no debe ni siquiera ponerse a estudiar, porque son cosas totalmente absurdas, cosas de animales, de instinto.
Y todo eso en un bonito transito de hormigas que desde el cielo parecen tener funciones más obvias. Sin embargo, cuando uno se acerca un poco más, o entiende lo que significan esos ligeros gruñidos que salen de nuestras bocas, entendemos que ese tránsito está lleno de chismes e intrigas, envidias y otros sentimientos, ocultos y encuerados. Todo eso quiere decir que la vida es algo que tendría que tenernos sin cuidado. Pero saber esto sólo es una nueva forma de tormento. Saber que la vida es algo que no debería preocuparnos sólo es una nueva forma de tormento. Que la pongan así en la selección de mis frases bonitas. Y mientras estamos perdidos en esta insignificancia, es inevitable intentar ser el mejor. Algunos prefieren declarar que ellos no buscan ser los mejores, pero sólo es parte de la estrategia para ser los mejores, aunque nadie sabe realmente en qué consiste ser el mejor. Es más bien una constante lucha implícita, llena de jactancias con las que intentamos dejar en claro que sabemos vivir mejor que los demás. Por eso aquella afirmación de no querer competir, pues no competir es como decir: yo no me preocupo por esas banalidades, yo estoy en otro nivel, yo sí disfruto la vida. Al final todos se mueren comoquiera. Y todo esto lo permite un montón de huesos y sangre y tejidos, y al estar concientes de esto vivimos en el constante miedo de que esos huesos, sangre y tejidos hagan algo que nos duela, porque dependemos totalmente de esas cosas, somos esas cosas. En lo personal, siempre me horroriza la idea de que mi corazón bombea sangre y que si por alguna circunstancia deja de hacerlo, yo seré el que sufra las consecuencias, y eso es algo que tendrá que suceder, y a mí nadie me preguntó si yo quería asumir esta responsabilidad. Ahora que también está la insistente imagen de uno teniendo un infarto en una reunión de etiqueta, con el típico martini en la mano. Es terrible cuando el monóculo se desprende y los circunstantes lo agarran a uno del brazo al ver que se desvanece. Después seguramente pasamos a otra existencia igual de incomprensible.
Y todo eso en un bonito transito de hormigas que desde el cielo parecen tener funciones más obvias. Sin embargo, cuando uno se acerca un poco más, o entiende lo que significan esos ligeros gruñidos que salen de nuestras bocas, entendemos que ese tránsito está lleno de chismes e intrigas, envidias y otros sentimientos, ocultos y encuerados. Todo eso quiere decir que la vida es algo que tendría que tenernos sin cuidado. Pero saber esto sólo es una nueva forma de tormento. Saber que la vida es algo que no debería preocuparnos sólo es una nueva forma de tormento. Que la pongan así en la selección de mis frases bonitas. Y mientras estamos perdidos en esta insignificancia, es inevitable intentar ser el mejor. Algunos prefieren declarar que ellos no buscan ser los mejores, pero sólo es parte de la estrategia para ser los mejores, aunque nadie sabe realmente en qué consiste ser el mejor. Es más bien una constante lucha implícita, llena de jactancias con las que intentamos dejar en claro que sabemos vivir mejor que los demás. Por eso aquella afirmación de no querer competir, pues no competir es como decir: yo no me preocupo por esas banalidades, yo estoy en otro nivel, yo sí disfruto la vida. Al final todos se mueren comoquiera. Y todo esto lo permite un montón de huesos y sangre y tejidos, y al estar concientes de esto vivimos en el constante miedo de que esos huesos, sangre y tejidos hagan algo que nos duela, porque dependemos totalmente de esas cosas, somos esas cosas. En lo personal, siempre me horroriza la idea de que mi corazón bombea sangre y que si por alguna circunstancia deja de hacerlo, yo seré el que sufra las consecuencias, y eso es algo que tendrá que suceder, y a mí nadie me preguntó si yo quería asumir esta responsabilidad. Ahora que también está la insistente imagen de uno teniendo un infarto en una reunión de etiqueta, con el típico martini en la mano. Es terrible cuando el monóculo se desprende y los circunstantes lo agarran a uno del brazo al ver que se desvanece. Después seguramente pasamos a otra existencia igual de incomprensible.
martes, 15 de junio de 2010
Oscuridad y charcos
La tierra llama a la lluvia cuando la corriente de siempre regresa de la suspensión que provocó un fenómeno climatológico tropical. Entonces cae una tormenta que destruye y fertiliza simultáneamente. La perra tiembla tras la reja pidiendo que se le abra la puerta. Cuando llego con las llaves detiene su seducción temblorosa, segura de que le abriré la puerta. Y también hay perros malos que buscan cerveza y persiguen ciclistas inocentes. Entonces en una reunión improvisada en el porche, detrás de la verja, ahí tomando cerveza, aparece, por afuera, un joven de sonrisa lunar, de perfil, con su bicicleta, jadeando, explicando que acababa de escapar de un perro ávido de cerveza, un perro agresivo por la abstinencia. Después nos reímos porque el perro dibujó una estela negra en la oscuridad mercurial y el ciclista se llenó de pavor e intentó pasar al porche, porque seguía afuera, a merced de los perros adictos del barrio. Sólo nos reímos y deseamos que ese momento nunca terminara, pero se fue y siguieron otros no tan buenos. Yo ya estaba en un estado de terror etílico, una especie de letargo con visión de tele donde se corre la imagen, tele vieja que comienza a fallar y la imagen viene y se va por donde mismo, una y otra vez. Pero pudimos seguir analizando el mundo y llegamos, como siempre, a la verdad.
Es que estuvimos haciendo matanza de tiempo entre el heno y las cervezas de antes. Fue de hecho en un sueño donde ocurrió el accidente y lo veía y no lo creía. Di varios rondines, fui y vine, del establo donde pimplamos al lugar del siniestro, pero yo seguía siendo el culpable. Mamá y papá me desheredaron esa tarde, como si yo hubiera inducido a mi hermano a la bebida, siendo él mayor que yo, debiendo por eso tener más criterio.
Un monje con caperuza y nariz prominente entre la oscuridad y los charcos medievales, saca un dedo largo de la manga holgada y me pide que vaya hacia él. Yo le pinto un dedo y camino en dirección opuesta.
De hecho sólo el calor me inspira a teclear, sólo los abanicos prendidos en la casa y el sonido de las chanclas de mamá y el trapo sucio que lleva en la mano con el que pretende limpiar algo que probablemente esté menos sucio que el mismo trapo. La regadera que se abre y mueve a meterse ahí un rato y refrescar el cuerpo saturado de calor.
Es que estuvimos haciendo matanza de tiempo entre el heno y las cervezas de antes. Fue de hecho en un sueño donde ocurrió el accidente y lo veía y no lo creía. Di varios rondines, fui y vine, del establo donde pimplamos al lugar del siniestro, pero yo seguía siendo el culpable. Mamá y papá me desheredaron esa tarde, como si yo hubiera inducido a mi hermano a la bebida, siendo él mayor que yo, debiendo por eso tener más criterio.
Un monje con caperuza y nariz prominente entre la oscuridad y los charcos medievales, saca un dedo largo de la manga holgada y me pide que vaya hacia él. Yo le pinto un dedo y camino en dirección opuesta.
De hecho sólo el calor me inspira a teclear, sólo los abanicos prendidos en la casa y el sonido de las chanclas de mamá y el trapo sucio que lleva en la mano con el que pretende limpiar algo que probablemente esté menos sucio que el mismo trapo. La regadera que se abre y mueve a meterse ahí un rato y refrescar el cuerpo saturado de calor.
sábado, 12 de junio de 2010
Esto es otra cosa
Espero que la conversación que tuvimos haya quedado grabada y archivada en el archivo universal de conversaciones guapas. Sería una lástima que se perdiera esa joya artística. Y esto es otra cosa. Ayer venía enfrascado en mi libro y un poco enervado por el tremendo olor a caca que despedían los obreros que regresaban a casa. Era la hora pico, la hora de regresar a casa, tomar la ducha y cenar y descansar para levantarse mañana a empezar otra vez lo mismo, una y otra vez. Entonces quito la vista de mi libro y la levanto buscando un rostro bello. No encuentro nada. En México es casi imposible encontrar un rostro bello en el metro. Casi todos los mexicanos son expiratas o exguerreros, o una mezcla de ambas cosas, prietas y blancas, por lo regular asquerosas. Pero yo iba a la biblioteca, fresco como una lechuga, eludiendo bultos morenos y hediondos. Todo lo demás ya es una cuestión filosófica. Y, como siempre, la gente vacía, y, como siempre, la gente sorprendida, la gente que me mira con envidia, porque evidentemente soy un mantenido, bueno para nada, paso con mi novia y unos pelafustanes me dicen entre dientes: esa mujer te la compró tu papá. Pero ellos no saben por lo que yo he pasado. He sufrido más que cualquier obrero, y escribo cosas sabiendo que no vale la pena. También es difícil tener todo el tiempo para uno mismo, no poderse conectar al tejemaneje cotidiano, a la cosa del trabajo. Es sano dejar de pensar en las cosas de la existencia, porque todo es un hoyo negro que cada vez se pone más negro y uno va cayendo y no sabe en qué momento se topará con el suelo, cuando uno se mete en lo de la existencia. Espero que el suelo tenga una capa de algodón de un kilómetro de grosor.
miércoles, 9 de junio de 2010
Aquí me metieron
Cuando la verdad es que no te hallas en ningún lado
Y todo tu pasado te atormenta
Y no puedes hacerte el duro porque ya sucumbiste
Hay que repetir constantemente las palabras
Para poder seguir
Siendo esta clase de víctima
Aquí me metieron
Se fijaron muy bien en hacerme sentir responsable
Pero yo fui encontrándome las cosas
Mi mente nunca pudo ver el futuro
Ese fue mi error
No poder ver el futuro
Y escribir simplemente porque no hay nada que hacer
Por que te rehúsas a trabajar para alguien
Por orgullo
Para no dar tu brazo a torcer por eso que tus amigos odian
Y tú también
Y saber sólo una cosa:
Que se puede decir cualquier cosa
Y ahora nada tiene secuencia
Porque todo pasó a la historia
Y mi cerebro abultó las cosas
Y esta cadera tiene historia
Y estos perros me saben a gloria
Una noche me encontré contigo
No sabía lo que hacía
Me dirigía al abismo
De tus fantasmas y tus demonios
Y un ángel peludo con las alas llenas de cloruro
Entró por la puerta y te tiró dos disparos
Eran balas de plata
Y también había un alguacil
Y el dueño del condado
Con sus escopetas grandes
Un montón de mierda en la cabeza
Acumulada con las letras
Las películas y los carros de la calle
Y árboles ensangrentados y adoloridos
Por la mañana me encuentro un amigo
Le pido pisto, le pido lumbre
Para un cigarro que me hará sentir mal
Que me hará sentir asco
Y nada va cambiar y todo así como si nada
Una tarde yo decido que yo no decido
Cuántas veces he de repetirlo
Te aviso que no hay una respuesta
En la mente de la gente
Mucho menos en palabras
Que se desvanecen en las hojas
De los libros
Y en las bocas de los maestros
De la escuela
Y eso que también me atormenta
Tu pasado
La envidia de ser superado
En el pasado
Con la música y la cerveza
Haberme sometido a la autoridad
La envidia de que yo no haya gozado
Y tu sí
Y ahora qué importa lo que hayamos hecho
Tal vez sí importa
Pero dejará de importar
Porque ahora saboreamos los recuerdos todavía
Y contamos las historias de nuestra vida
Y sonreímos por habernos divertido
Por haber hecho una fechoría
Por haber destruido alguna vida
Un corazón
Te lo pido por favor
No te pido nada
Pero algo pasa
Algo entre la gente y los demás
Una conexión
Más atrás
Te lo llevas
Te traen de allá
De otra parte
Y luego dices: yo hice tal
Pero sabes que también estuvo el señor
El señor del principio
El señor que le dio una patada a la cosa
Para que andara
Para que marchara
Y tú estabas ahí en la patada
En la pelota llena de agua
Y cayó una revelación en tu mente
Y la dijiste
Y te sentiste bien
Y estaban otras personas haciendo justicia
Para los que se esfuerzan había trofeos
Y para los que no, no había nada
Porque todo era eso
Desde el día en que dijeron vamos
Iniciemos con esto
Y ya había personajes en la historia
Y hay palabras que me gusta recordar
Y no recuerdo
Porque mis neuronas ya se fueron
A una fiesta en un puerto
Ahí en la arena
Mis neuronas bailan descalzas
Y tienen sexo con otras
Que también se perdieron
La palabra era comisario
Y también estaba la preocupación
Y saber que tenía que llegar el momento
Yo no sabía
Pero llegó el momento
De hacer esto
Cómo
No entiendo
Ahora estoy haciendo esto
No puedo ver el futuro
No puedo controlar lo que pasa
Y sé que al final también me atropellarán
Con sus palabras nuevas
Y su piel tersa
De muchachos perdidos en drogas
Y de muchachos irresponsables
Muchachos que desobedecen siempre
Y yo amargado
En una mecedora
Deseando haberme suicidado
Antes de llegar al momento trágico
El momento de la desdicha mayor
Cuando caen de las nubes gotas frías
Y no hay quién diga: me fascinas
Los muchachos acabarán con esto
Ya no habrá gente joven en las oficinas
El control será de nadie
Puras cosas echadas a perder en la calle
No habrá comida para nadie
Porque nadie querrá servir a nadie
Sólo tener sexo y fumar cigarros
Eso es lo que viene
Tener sexo, tomar, fumar y escribir incoherencias
Eso es lo que viene
Yo soy el heraldo de la decadencia
El heraldo del final de la humanidad
O tal vez sólo es que perdí muchas neuronas
Aquella noche en que sucumbí
Y todo se puso negro
Y tal vez todo estaba preparado
Para que yo con eso escribiera
Y luego alguien lo viera
Y me llevara a la opulencia
Y toda la mierda se acumulara
Y yo me diera cuenta que no había forma
De salir de esta mierda a salvo
Porque siempre hay trampas de colmillos
Que se cierran como bocas en los tobillos
Y todo tu pasado te atormenta
Y no puedes hacerte el duro porque ya sucumbiste
Hay que repetir constantemente las palabras
Para poder seguir
Siendo esta clase de víctima
Aquí me metieron
Se fijaron muy bien en hacerme sentir responsable
Pero yo fui encontrándome las cosas
Mi mente nunca pudo ver el futuro
Ese fue mi error
No poder ver el futuro
Y escribir simplemente porque no hay nada que hacer
Por que te rehúsas a trabajar para alguien
Por orgullo
Para no dar tu brazo a torcer por eso que tus amigos odian
Y tú también
Y saber sólo una cosa:
Que se puede decir cualquier cosa
Y ahora nada tiene secuencia
Porque todo pasó a la historia
Y mi cerebro abultó las cosas
Y esta cadera tiene historia
Y estos perros me saben a gloria
Una noche me encontré contigo
No sabía lo que hacía
Me dirigía al abismo
De tus fantasmas y tus demonios
Y un ángel peludo con las alas llenas de cloruro
Entró por la puerta y te tiró dos disparos
Eran balas de plata
Y también había un alguacil
Y el dueño del condado
Con sus escopetas grandes
Un montón de mierda en la cabeza
Acumulada con las letras
Las películas y los carros de la calle
Y árboles ensangrentados y adoloridos
Por la mañana me encuentro un amigo
Le pido pisto, le pido lumbre
Para un cigarro que me hará sentir mal
Que me hará sentir asco
Y nada va cambiar y todo así como si nada
Una tarde yo decido que yo no decido
Cuántas veces he de repetirlo
Te aviso que no hay una respuesta
En la mente de la gente
Mucho menos en palabras
Que se desvanecen en las hojas
De los libros
Y en las bocas de los maestros
De la escuela
Y eso que también me atormenta
Tu pasado
La envidia de ser superado
En el pasado
Con la música y la cerveza
Haberme sometido a la autoridad
La envidia de que yo no haya gozado
Y tu sí
Y ahora qué importa lo que hayamos hecho
Tal vez sí importa
Pero dejará de importar
Porque ahora saboreamos los recuerdos todavía
Y contamos las historias de nuestra vida
Y sonreímos por habernos divertido
Por haber hecho una fechoría
Por haber destruido alguna vida
Un corazón
Te lo pido por favor
No te pido nada
Pero algo pasa
Algo entre la gente y los demás
Una conexión
Más atrás
Te lo llevas
Te traen de allá
De otra parte
Y luego dices: yo hice tal
Pero sabes que también estuvo el señor
El señor del principio
El señor que le dio una patada a la cosa
Para que andara
Para que marchara
Y tú estabas ahí en la patada
En la pelota llena de agua
Y cayó una revelación en tu mente
Y la dijiste
Y te sentiste bien
Y estaban otras personas haciendo justicia
Para los que se esfuerzan había trofeos
Y para los que no, no había nada
Porque todo era eso
Desde el día en que dijeron vamos
Iniciemos con esto
Y ya había personajes en la historia
Y hay palabras que me gusta recordar
Y no recuerdo
Porque mis neuronas ya se fueron
A una fiesta en un puerto
Ahí en la arena
Mis neuronas bailan descalzas
Y tienen sexo con otras
Que también se perdieron
La palabra era comisario
Y también estaba la preocupación
Y saber que tenía que llegar el momento
Yo no sabía
Pero llegó el momento
De hacer esto
Cómo
No entiendo
Ahora estoy haciendo esto
No puedo ver el futuro
No puedo controlar lo que pasa
Y sé que al final también me atropellarán
Con sus palabras nuevas
Y su piel tersa
De muchachos perdidos en drogas
Y de muchachos irresponsables
Muchachos que desobedecen siempre
Y yo amargado
En una mecedora
Deseando haberme suicidado
Antes de llegar al momento trágico
El momento de la desdicha mayor
Cuando caen de las nubes gotas frías
Y no hay quién diga: me fascinas
Los muchachos acabarán con esto
Ya no habrá gente joven en las oficinas
El control será de nadie
Puras cosas echadas a perder en la calle
No habrá comida para nadie
Porque nadie querrá servir a nadie
Sólo tener sexo y fumar cigarros
Eso es lo que viene
Tener sexo, tomar, fumar y escribir incoherencias
Eso es lo que viene
Yo soy el heraldo de la decadencia
El heraldo del final de la humanidad
O tal vez sólo es que perdí muchas neuronas
Aquella noche en que sucumbí
Y todo se puso negro
Y tal vez todo estaba preparado
Para que yo con eso escribiera
Y luego alguien lo viera
Y me llevara a la opulencia
Y toda la mierda se acumulara
Y yo me diera cuenta que no había forma
De salir de esta mierda a salvo
Porque siempre hay trampas de colmillos
Que se cierran como bocas en los tobillos
martes, 8 de junio de 2010
Mi infancia
Y sin embargo la gente se siente orgullosa o avergonzada de lo que es. Es obvio que no somos nada, es decir, simplemente el producto de causas y efectos fríos, de un universo rígido. Pero la gente se jacta de lo que es, de la música que escucha, de las aventuras que tuvo, de sus logros, de sus fracasos, de lo que hicieron en su infancia, y realmente no hay ninguna razón para sentirse orgullosos de nada, cuando somos algo tan insignificante. Pero para darse cuenta de esto hay que estar muy inconforme con lo que somos, con lo que hemos vivido. De todas maneras ese truco de la evolución hace que antes que la razón uses el instinto y te pongas contento cuando haces algo fuera del molde, sin darte cuenta que es imposible salirse del molde, ya que todo es una triste comparación con los demás. Así están los que se dieron cuenta más pronto del sistema, los rebeldes del sistema, los que empezaron primero a ir en contra del sistema, los que recuerdan que fueron pioneros en llevar la contra, en estar fuera de la norma. Lógicamente yo no soy de los afortunados que pueden sentirse orgullosos de nada. Hay quienes pueden sentirse orgullosos de siempre haber obedecido, otros de siempre haber desobedecido. Yo siempre fui mediocre en todos los aspectos, siempre uno más, un ser de ojos apagados perdiéndose lo suculento de la vida. Siempre he sido el que escucha las hazañas de otros, el último en follar, y sé muy bien que así se me presentó, que yo no soy responsable de mis miedos, mis miedos me fueron impuestos, venían en el ambiente en que nací. Lo mejor sería no saber que no hay razón para sentirse orgulloso y sentirse orgullo, recordar hazañas, recordar que fuimos los primeros en escuchar este o aquel grupo, los primeros en pintarnos el pelo, los primeros en robar un centro comercial, los primeros en matar a alguien, los primeros en follar, pero yo no venía destinado para eso, de hecho apenas ahora me doy cuenta de todo eso, apenas hoy, ya adulto, me doy cuenta que siempre fui un ñoño y que no podía ser de otro modo. Si regresara a la primaria con esta mentalidad, sería el primero en dejar de hacer tareas, el primero en follar, el primero en hacerme la pinta y escuchar rock, pero eso no se puede hacer, soy un ñoño, me tocó ser un ñoño, igual que a muchos otros, pero yo ni siquiera soy un ñoño que pueda gozar de los beneficios de ser ñoño, porque no tengo un buen puesto, y, de hecho, si tuviera un buen puesto me sentiría aún peor, porque yo siempre he tenido el espíritu rebelde, pero me arruinaron, mis padres, ellos que siempre son un modelo en la infancia, ellos que parecen saber más que uno por que ya están grandes, qué equivocados estaban, qué manera tan estúpida de educarme, qué manera de destruir un espíritu libre y soñador, un aventurero, pidiendo buenas calificaciones, pidiendo buen comportamiento, pero de una manera tan violenta, tan traumante, tan humillante. Cuando eres un adolescente y platicas con tus amigos te crees muy duro, es normal sentirse muy duro, pero imagina que estés ahí, creyendo que eres muy duro con tus amigos, y llegue tu mamá y te golpee, entonces se te cae el teatro, se te cae la magia de la vida, quedas desencantado, borrado, aniquilado. Entonces recuerdo esa escena y digo: debí haberla golpeado a mi madre, debí haberla matado, era ella o era yo. Yo no tenía tiempo para escuchar música. En casa había que estudiar, ahí estaba mamá, preguntando cosas de la escuela todo el tiempo. Quería que lo supiéramos todo, mis hermanos y yo. Si hubiera golpeado a mi madre, mi madre le hubiera dicho a mi padre, y hubiera sido una masacre. Entonces yo esperaba que se calmara la cosa en casa, que llegara la noche, para entregarme a las palabras de mi mente, las consoladoras palabras de mi mente. Yo amaba mis palabras en la mente, eran mi refugio, ese lugar secreto lleno de encanto. Y si algo tengo de buen escritor se lo debo a eso, pero no estoy orgulloso, no tengo por qué sentirme orgulloso, porque no tuve las agallas de matarlos, debí haberlos matado, así estaría más tranquilo, así no tendría rencor, y podría estar orgulloso de haber matado a mis padres, de ser el más loco, porque esa siempre fue la competencia con mis amigos, ser el más loco, el que obedecía menos, el que se salía del molde, pura mierda. yo no estaba preparado para matar a mamá, todavía la respetaba, todavía algo me decía que ella lo hacía por mi bien, porque después de todo es mamá, la voz de la experiencia, la que debe saber cómo se hacen las cosas, igual sucedía con papá. Después me fui enterando que eran unos idiotas que se preocupaban demasiado por la vida, pero también entendí que igual que todos no eran nada, que habían sido víctimas de las circunstancias, que no podría haber sido de otro modo, y así me fui resignando a ser un desgraciado, un aburrido, un perdedor, un lento, y a esperar el final como todos, a esperar algo nuevo, quizás una vida donde no sepa que no hay razón para sentirse orgulloso de nada, una vida donde no crea en el destino porque me sienta seguro, confiado, poderoso, con voluntad para hacer que las cosas salgan como yo quiero, aunque sea un engaño, aunque sea por unos años, unos años donde todo salga a pedir de boca y luego se termine y me dé cuenta que nada estaba en mis manos. Pero debe sentirse bien estar engañado de esa forma, sentirnos interesantes, que hicimos las cosas que había que hacer, que fuimos rebeldes y nunca nos dejamos someter. Quisiera haber sido libre en mi infancia, no haberme preocupado por las notas. Pero me preocupaba porque en casa, ahí donde estaba la comida, me esperaba mamá con la eterna inquisición de las calificaciones, como si fuera algo importante, algo de vida o muerte. Entonces decía yo que había sacado un 8 y me golpeaba. Claro, esas cosas se recuerdan toda la vida, esas cosas jamás se perdonan. No hay manera de perdonar eso, perdonar que nos hayan robado la etapa mágica de la vida, la etapa de la imaginación, la fantasía, la aventura, el descubrimiento, la travesura, la rebeldía hacia un sistema absurdo, y poderse burlar de la autoridad. Sin duda lo mejor, poderse burlar de la maestra. No puede haber nada más sano para un adulto que el recuerdo de haberse burlado de la maestra. Pero yo no podía, yo tenía miedo de que le avisaran a mis padres, porque habría tormento, habría gritos y golpes y amenazas, un puto infierno, mi infancia. Y ahora veo a mis padres y los tengo por idiotas, dejo que me preparen la comida, que me tengan todo hecho, que me den el dinero que quieran y cuando hablan de que me busque un trabajo les digo que sí y no hago nada, los ignoro y sigo en lo mío, sigo con mi venganza, con mi silenciosa y pasiva venganza. Espero que algún día pueda sentirme vencedor de algo, no sé de qué, libre, no sé exactamente cómo, interesante, poder estar orgulloso, pero ya sé que no hay razón para estar orgulloso, que todo es lo que por fuerza tenía que ser, un movimiento de la máquina, un imperceptible movimiento de la máquina, una célula que hace su función para el organismo y muere. Perdí algo que jamás podré recuperar, perdí la magia, me preocupé en mi infancia, qué humillante, me preocupé por las notas, qué oso, no debería decirlo siquiera, en qué coño estaba pensando, seguramente no pensaba, estaba lleno de miedo, lleno de amenazas, estaba convencido de que sacar 10 sería evitarme gritos y amenazas e insultos. Y por eso se tradujo para mí: buena nota igual a felicidad. Después crecí y me di cuenta que mis padres fueron unos idiotas, no preparados para explotar mi potencial artístico, aunque quizá toda esa impotencia, todo ese terror, me han hecho un gran escritor. Pero sigo sin ver resultados, sigo sin ver el triunfo, sin ver la venganza, y me estoy consumiendo en mi fracaso. Lo único que tengo es un montón de malos recuerdos, un montón de derrotas y errores, un montón de miedo, y la certeza de que yo no tengo nada que ver con todo esto, la certeza de que no hay nada de que avergonzarse, igual que como no hay nada de que enorgullecerse, porque no somos nada. Cuando venga lo inevitable todo será como si nunca hubiera pasado. Pero hay que esperar, también para el olvido hay que esperar.
lunes, 7 de junio de 2010
La imaginación
Ahí va otra imaginación que no pasará en la realidad.
Es la belleza de un perro corriendo entre las hojas secas y las flores caídas. Y todo lo que pierdes de tiempo imaginando cosas que no pasarán estará siempre ahí como un fantasma recordándote el tiempo que perdiste imaginando que podías controlar la situación, pero no, no será así, esas escenas que construyes se disipan y no vuelven nunca más, esos diálogos que haces en tu mente no podrán hacerse porque ahí en el momento, en la hora decisiva, el otro hará una pregunta inesperada y se vendrá abajo tu teatro estúpido. Poco a poco te das cuenta de que cada nueva escena en tu mente es otra cosa que en realidad no pasará, pero sigue trabajando la imaginación y creando nuevos escenarios donde eres un valiente un héroe un ingenioso muchacho opulento y gallardo, con una espada en el tahalí y eso no tiene ningún precio para nadie porque son cosas que están en la mente impresas cual cabezas en piedras de hace muchos años, enterradas en África. Y también está la necesidad de continuar en esto que es escribir, porque la vida real ofrece pocas cosas para un soñador, para un holgazán, para alguien que le consagra la vida a las historias y las imaginaciones y la filosofía y todo eso que igual no es nada, como lo que pasa en una oficina, donde llevan un control de lo que sale y entra en el bolsillo de un señor muy bien vestido. Y no es las nubes ni la gente ni las calles ni los ruidos ni el temor ni la discordia entre dos personas que se han visto demasiado para seguir estando en armonía, porque comienzan las secretas competencias, comienzan a evitar ser un banquito para el otro, y todos suben la guardia y luego nadie sabe por qué. Quizás todos hemos tenido malas experiencias y preferimos estar muy al pendiente de los movimientos de las personas más cercanas y lo demás. Y todo es inútil, porque siempre, siempre nos equivocamos, porque siempre buscamos algo y lo decimos con rodeos y hacemos como que hablamos al aire o como que decimos teorías de la vida, cuando nuestra intención es una muy específica, que tal vez no podamos admitir ni a solas ni acompañados. Nadie vive el momento. El momento es una cosa que siempre está adelante, siempre hay que moverse, hacer, decir, así se nos presenta, vamos, hacemos lo mejor que podemos, esperamos resultados, a veces obtenemos lo que buscamos pero no era lo mejor. Llena de sufrimientos está la vida, llena de aguantar el momento, llena de desconfianzas. Siempre hay algo que atormenta, y todo se trata de distraerse de esos tormentos. No, no intentes distraerte. Sufre, sufre como perro. La vida está llena de pequeñas ocupaciones: limpiar aquí, limpiar allá, hacer la comida, comer la comida, traer dinero, y todas esas cosas ingratas. Pero sufre, sufre como perro, no intentes evadir el miedo. Afronta el miedo, ve hacia el canto angelical de las sirenas, ve con tu amada o con tu amado todo el tiempo para que te destruya el corazón. Llévalo hasta el límite, haz eso que quieres hacer, eso que te llama por lo peligroso y tentador. Deja atrás esas niñerías de la niñez, esas libretitas con dibujitos y esquemitas, y toma el camino sinuoso del amor. Y tal vez, tal vez un día podamos hacer algo desinteresadamente y confiar y cumplir una palabra y volver a ser desgraciados por no haber podido encontrar el secreto de la felicidad. Pero tal vez la ilusión dure algunos años, y esos años puedan servir para afrontar las desgracias del futuro con mayor entereza, con resignación y conformismo. Porque podremos decir: conocí el amor, vencí a la desconfianza, me entregué y fui correspondido y me sentí bien por eso y di mi cariño y recibí más de lo que esperaba y todo eso. Pero nadie podrá decirme que estos años de nuestras vidas representan algo. Nadie podrá considerarse fuera del destino, fuera de algo que lo mueve de aquí para allá, con diferentes artimañas, como esa del instinto de ser mejor y tener una piel que acariciar, una vagina húmeda donde meter la verga. Nadie podrá negar que todos estamos sometidos al destino, sometidos a la naturaleza que nos utiliza para evolucionar, para complicar las cosas, para hacer diferentes cosas, y por eso nos hace un ego y por eso cuando cometemos un error nos sentimos débiles y cuando un acierto fuertes. Y luego estamos ahí tirados en el sillón imaginando cómo haremos para llevar a esa chica a la cama, y pasan escenas diversas en la imaginación, escenas donde con inusitada gracia cortejamos a la dama y la llevamos a nuestro lecho. Pero cada nueva escena que pasa por nuestra imaginación es otra que no sucederá en la realidad, una posibilidad descartada, porque sucederá algo torpe, algo circunstancial, nada especial. Entonces esas palabras que usamos en ciertas escenas imaginarias quedan malditas, dejan de ser elegibles, porque se vuelven cosas prefabricadas, cosas de otro tiempo y ya no sirven. Entonces queremos aplacar la imaginación, pero se resiste, sigue haciendo posibles escenas, y cuando acaban decimos: ahí va una más, una más que jamás sucederá y que tal vez si no hubiera imaginado habría sucedido. Y luego al final, todas estas conclusiones serán polvo, serán nada, serán olvido. Todas estas reflexiones lo mismo.
Es la belleza de un perro corriendo entre las hojas secas y las flores caídas. Y todo lo que pierdes de tiempo imaginando cosas que no pasarán estará siempre ahí como un fantasma recordándote el tiempo que perdiste imaginando que podías controlar la situación, pero no, no será así, esas escenas que construyes se disipan y no vuelven nunca más, esos diálogos que haces en tu mente no podrán hacerse porque ahí en el momento, en la hora decisiva, el otro hará una pregunta inesperada y se vendrá abajo tu teatro estúpido. Poco a poco te das cuenta de que cada nueva escena en tu mente es otra cosa que en realidad no pasará, pero sigue trabajando la imaginación y creando nuevos escenarios donde eres un valiente un héroe un ingenioso muchacho opulento y gallardo, con una espada en el tahalí y eso no tiene ningún precio para nadie porque son cosas que están en la mente impresas cual cabezas en piedras de hace muchos años, enterradas en África. Y también está la necesidad de continuar en esto que es escribir, porque la vida real ofrece pocas cosas para un soñador, para un holgazán, para alguien que le consagra la vida a las historias y las imaginaciones y la filosofía y todo eso que igual no es nada, como lo que pasa en una oficina, donde llevan un control de lo que sale y entra en el bolsillo de un señor muy bien vestido. Y no es las nubes ni la gente ni las calles ni los ruidos ni el temor ni la discordia entre dos personas que se han visto demasiado para seguir estando en armonía, porque comienzan las secretas competencias, comienzan a evitar ser un banquito para el otro, y todos suben la guardia y luego nadie sabe por qué. Quizás todos hemos tenido malas experiencias y preferimos estar muy al pendiente de los movimientos de las personas más cercanas y lo demás. Y todo es inútil, porque siempre, siempre nos equivocamos, porque siempre buscamos algo y lo decimos con rodeos y hacemos como que hablamos al aire o como que decimos teorías de la vida, cuando nuestra intención es una muy específica, que tal vez no podamos admitir ni a solas ni acompañados. Nadie vive el momento. El momento es una cosa que siempre está adelante, siempre hay que moverse, hacer, decir, así se nos presenta, vamos, hacemos lo mejor que podemos, esperamos resultados, a veces obtenemos lo que buscamos pero no era lo mejor. Llena de sufrimientos está la vida, llena de aguantar el momento, llena de desconfianzas. Siempre hay algo que atormenta, y todo se trata de distraerse de esos tormentos. No, no intentes distraerte. Sufre, sufre como perro. La vida está llena de pequeñas ocupaciones: limpiar aquí, limpiar allá, hacer la comida, comer la comida, traer dinero, y todas esas cosas ingratas. Pero sufre, sufre como perro, no intentes evadir el miedo. Afronta el miedo, ve hacia el canto angelical de las sirenas, ve con tu amada o con tu amado todo el tiempo para que te destruya el corazón. Llévalo hasta el límite, haz eso que quieres hacer, eso que te llama por lo peligroso y tentador. Deja atrás esas niñerías de la niñez, esas libretitas con dibujitos y esquemitas, y toma el camino sinuoso del amor. Y tal vez, tal vez un día podamos hacer algo desinteresadamente y confiar y cumplir una palabra y volver a ser desgraciados por no haber podido encontrar el secreto de la felicidad. Pero tal vez la ilusión dure algunos años, y esos años puedan servir para afrontar las desgracias del futuro con mayor entereza, con resignación y conformismo. Porque podremos decir: conocí el amor, vencí a la desconfianza, me entregué y fui correspondido y me sentí bien por eso y di mi cariño y recibí más de lo que esperaba y todo eso. Pero nadie podrá decirme que estos años de nuestras vidas representan algo. Nadie podrá considerarse fuera del destino, fuera de algo que lo mueve de aquí para allá, con diferentes artimañas, como esa del instinto de ser mejor y tener una piel que acariciar, una vagina húmeda donde meter la verga. Nadie podrá negar que todos estamos sometidos al destino, sometidos a la naturaleza que nos utiliza para evolucionar, para complicar las cosas, para hacer diferentes cosas, y por eso nos hace un ego y por eso cuando cometemos un error nos sentimos débiles y cuando un acierto fuertes. Y luego estamos ahí tirados en el sillón imaginando cómo haremos para llevar a esa chica a la cama, y pasan escenas diversas en la imaginación, escenas donde con inusitada gracia cortejamos a la dama y la llevamos a nuestro lecho. Pero cada nueva escena que pasa por nuestra imaginación es otra que no sucederá en la realidad, una posibilidad descartada, porque sucederá algo torpe, algo circunstancial, nada especial. Entonces esas palabras que usamos en ciertas escenas imaginarias quedan malditas, dejan de ser elegibles, porque se vuelven cosas prefabricadas, cosas de otro tiempo y ya no sirven. Entonces queremos aplacar la imaginación, pero se resiste, sigue haciendo posibles escenas, y cuando acaban decimos: ahí va una más, una más que jamás sucederá y que tal vez si no hubiera imaginado habría sucedido. Y luego al final, todas estas conclusiones serán polvo, serán nada, serán olvido. Todas estas reflexiones lo mismo.
domingo, 6 de junio de 2010
Cuando la muerte se acerca
Cuando la muerte se acerca
Hay siempre una apuesta
Las palabras dejan de ser
Las frases están al revés
Y a nadie le importa nada
El movimiento es lento
Las piernas flexionadas
Una botella de cerveza en la mano
Como el de la lotería
Y después una mujer maltratada
Un perro comiendo caca
Ganas de salir de este embrollo
Una pistola clandestina
Un desprecio por todo
Incluso esto
Y las chicharras del pleno verano
Haciendo su intervención
Para que te sientas peor
Sofocado, agobiado, desengañado
Las incoherencias dominan la escena
¿Cómo llegó mi verga a tu lengua?
Las frases están todas descompuestas
La sintaxis se la comió un agujero
Rojo, rodeado de pelos
Y todos estamos ya bien muertos
Santiago se sale de bañar
Tiene una toalla rosita en las nalgas
Huele rico porque se enjabonó
Tiene pelos en el pecho
Y un tatuajito en la espalda
Tiene hongos en las patas
Y no le gusta tenerlos
Quisiera que la vida fuera otra cosa
Pero tiene que aceptar lo que tiene
Anda crudo, no sabía lo que hacía
Ayer en la peda
Y ahora le duele todo el cuerpo
Y tiene mucha sed
Y menos dinero
Pobre chico
Pero empieza un nuevo día
Y las esperanzas se renuevan
Quiere ir al cine
Con su vieja
Pero no está muy animoso
Y tiene miedo de quedarse loco
Entonces se queda tiradillo
Viendo el techo
Con las manos en la cara
Y recuerda todas sus mamadas
Y esto ya valió verga
En el cielo están las estrellas
También los planetas
Y otras cosas misteriosas
Que nunca podremos ver
Nosotros estamos aquí anclados
Y abajo hay otras cosas muy chiquitas
Que no podemos ver tampoco
Y tenemos una mente que nos dice
Mucha mierda, y no llegamos a nada
Como en este preciso momento
En que trato de resolver el misterio
Este es un nuevo fracaso en la vida
Pero no te deprimas
Porque es gratis
No te deprimas, la vida es gratis
Te vas como vienes
Y te vienes por ahí
Dentro del cuerpo de un animal espasmódico
En una cosa acuosa y olorosa
Cuando ya se acerca la muerte
Es como si todo fuera perfecto
En medio de un mar de errores
Porque ya no importa nada
Ya no eres tú el que juega
Aprendes a despreciarte
Todo se mira desde el otro lado
El lado podrido y polvoroso de la descomposición
Y esa imagen te acompaña a todos lados
La imagen de tu cuerpo purulento engusanado
Y eso es suficiente para ir por la vida despreocupado
Hay siempre una apuesta
Las palabras dejan de ser
Las frases están al revés
Y a nadie le importa nada
El movimiento es lento
Las piernas flexionadas
Una botella de cerveza en la mano
Como el de la lotería
Y después una mujer maltratada
Un perro comiendo caca
Ganas de salir de este embrollo
Una pistola clandestina
Un desprecio por todo
Incluso esto
Y las chicharras del pleno verano
Haciendo su intervención
Para que te sientas peor
Sofocado, agobiado, desengañado
Las incoherencias dominan la escena
¿Cómo llegó mi verga a tu lengua?
Las frases están todas descompuestas
La sintaxis se la comió un agujero
Rojo, rodeado de pelos
Y todos estamos ya bien muertos
Santiago se sale de bañar
Tiene una toalla rosita en las nalgas
Huele rico porque se enjabonó
Tiene pelos en el pecho
Y un tatuajito en la espalda
Tiene hongos en las patas
Y no le gusta tenerlos
Quisiera que la vida fuera otra cosa
Pero tiene que aceptar lo que tiene
Anda crudo, no sabía lo que hacía
Ayer en la peda
Y ahora le duele todo el cuerpo
Y tiene mucha sed
Y menos dinero
Pobre chico
Pero empieza un nuevo día
Y las esperanzas se renuevan
Quiere ir al cine
Con su vieja
Pero no está muy animoso
Y tiene miedo de quedarse loco
Entonces se queda tiradillo
Viendo el techo
Con las manos en la cara
Y recuerda todas sus mamadas
Y esto ya valió verga
En el cielo están las estrellas
También los planetas
Y otras cosas misteriosas
Que nunca podremos ver
Nosotros estamos aquí anclados
Y abajo hay otras cosas muy chiquitas
Que no podemos ver tampoco
Y tenemos una mente que nos dice
Mucha mierda, y no llegamos a nada
Como en este preciso momento
En que trato de resolver el misterio
Este es un nuevo fracaso en la vida
Pero no te deprimas
Porque es gratis
No te deprimas, la vida es gratis
Te vas como vienes
Y te vienes por ahí
Dentro del cuerpo de un animal espasmódico
En una cosa acuosa y olorosa
Cuando ya se acerca la muerte
Es como si todo fuera perfecto
En medio de un mar de errores
Porque ya no importa nada
Ya no eres tú el que juega
Aprendes a despreciarte
Todo se mira desde el otro lado
El lado podrido y polvoroso de la descomposición
Y esa imagen te acompaña a todos lados
La imagen de tu cuerpo purulento engusanado
Y eso es suficiente para ir por la vida despreocupado
sábado, 5 de junio de 2010
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Cuando sólo se tiene un nudo en la garganta
Las personas se cepillan los dientes cerca
Y alguien lleva un cobro en la mano
Y una carta que dice gracias por participar
Y el movimiento es triste
Esperas la noche para esperar más
La gente jura tener la solución al problema
Y los escuchas atentamente y no te convences
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Uno puede sentirse mal y no hacer arte
Uno puede sentirse derrotado sin palabras
Uno puede estar al borde del llanto sin guitarra
Las personas con gracia con requintos dicen
Dicen lo que sienten y se alivian así
Pero no sólo los artistas sienten
También habemos desgraciados impotentes
Y así nos vamos igual que todos
Con todo adentro atormentándonos
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Uno prefiere no salir de casa
Y se queda viendo las persianas
Que hacen figuras con el sol inclinado
Y luego piensa en lo que perdió por no tener gracia
Y luego acude al único recurso
La muerte
Y las lágrimas brotan
Y es el mejor momento de su historia
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
No hay palabra novedosa que profiera la lengua
No hay comentario picante que florezca
Y una nube anda por ahí sobre la testa
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Uno puede estar ahí como un objeto
Como un mero motivo navideño o patriótico
Quizás como algo todavía más nimio
Cuando uno no tiene una sola gota de gracia
Se aferra a una frase y ya no la suelta
Porque la considera eficaz, porque llama
Porque parece diferente, original
Por primera vez
Y sin embargo hay alguien que tiene todo
Tiene fuerza, tiene temeridad, tiene olvido
Y el que no tiene una sola gota de gracia
Sólo puede tener una cosa: envidia
Y la envidia es su compañera a lo largo
Y a lo ancho, en los sueños y en la vigilia
Una serpiente ladrona en el estómago
Y cuando una persona no tiene gracia
Ya se puede morir tranquilo y nadie lo lamentará
Y cuando una persona es muy buena
Se da a odiar para que al morir nadie entristezca
Antes al contrario, que la alegría se haga manifiesta
Cuando sólo se tiene un nudo en la garganta
Las personas se cepillan los dientes cerca
Y alguien lleva un cobro en la mano
Y una carta que dice gracias por participar
Y el movimiento es triste
Esperas la noche para esperar más
La gente jura tener la solución al problema
Y los escuchas atentamente y no te convences
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Uno puede sentirse mal y no hacer arte
Uno puede sentirse derrotado sin palabras
Uno puede estar al borde del llanto sin guitarra
Las personas con gracia con requintos dicen
Dicen lo que sienten y se alivian así
Pero no sólo los artistas sienten
También habemos desgraciados impotentes
Y así nos vamos igual que todos
Con todo adentro atormentándonos
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Uno prefiere no salir de casa
Y se queda viendo las persianas
Que hacen figuras con el sol inclinado
Y luego piensa en lo que perdió por no tener gracia
Y luego acude al único recurso
La muerte
Y las lágrimas brotan
Y es el mejor momento de su historia
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
No hay palabra novedosa que profiera la lengua
No hay comentario picante que florezca
Y una nube anda por ahí sobre la testa
Cuando no se tiene una sola gota de gracia
Uno puede estar ahí como un objeto
Como un mero motivo navideño o patriótico
Quizás como algo todavía más nimio
Cuando uno no tiene una sola gota de gracia
Se aferra a una frase y ya no la suelta
Porque la considera eficaz, porque llama
Porque parece diferente, original
Por primera vez
Y sin embargo hay alguien que tiene todo
Tiene fuerza, tiene temeridad, tiene olvido
Y el que no tiene una sola gota de gracia
Sólo puede tener una cosa: envidia
Y la envidia es su compañera a lo largo
Y a lo ancho, en los sueños y en la vigilia
Una serpiente ladrona en el estómago
Y cuando una persona no tiene gracia
Ya se puede morir tranquilo y nadie lo lamentará
Y cuando una persona es muy buena
Se da a odiar para que al morir nadie entristezca
Antes al contrario, que la alegría se haga manifiesta
jueves, 3 de junio de 2010
Mierda
En realidad no tengo nada que decir, sin embargo estoy aquí. Tendré que decir algo, me siento obligado. No tiene que ser algo bonito, ni algo que dé esperanzas. No tiene que ser la luz de la verdad. Puedo escribir cualquier bodrio. Desde hace tiempo cualquier cosa escrita me parece lo mismo. Se me dificulta mucho darle un valor a las cosas. Quiero estar tranquilo. Haré una escritura tranquila. No buscaré desentrañar ninguna verdad profunda, no haré ninguna paradoja, ni utilizaré palabras difíciles. Estaré aquí, porque es lo mejor que puedo hacer en este momento, no tengo nada más que hacer, mi naturaleza me dice que escriba y yo la complazco y aquí vamos, fluyendo con las letras en la pantalla. No hay nada que temer realmente. Es sólo un instante tras otro, instantes inciertos, que pasan y vienen otros. Ni siquiera el dolor permanece. Cada instante el dolor cambia, algo tiene que cambiar. Luego te alivias, luego otra vez te duele, y así, en constante cambio, y la mente sabe eso, pero no sabe todo, sólo unas cosas que no sirven para nada. Es curioso cómo las palabras tienen dueños en ciertos ámbitos. Hay un grupo, alguien descubre una palabra, la usa, y ya está quemada esa palabra, ya nadie la querrá usar, ya está quemada, ahora hay que buscar nuevas, mejores, más escondidas palabras. Mis palabras, tus palabras, las palabras comienzan a tener dueños, de una manera muy curiosa. Hay un consenso dentro de los grupos de personas, está muy bien establecido, está impuesto, pero nadie nunca ha hablado al respecto. Cada quién sabe qué lugar ocupa, y pasa el tiempo y ocurren cosas, los momentos cambian, las personas cambian, todo cambia, sigue avanzando, la música, la plática, los errores, las burlas, y todo siempre al borde de la muerte. Se vive siempre con la muerte a un lado. Uno no sabe si volverá a ver a una persona cuando se despide de ella, por más sana que se vea. Y sin embargo no es nada nuevo. Pero nadie dice nada nuevo. Conozco gente que tiene 20 años haciendo fiestas todas las semanas con la misma música, siempre las mismas canciones, en el mismo orden, están muertos, no les interesa buscar algo nuevo, están estancados, y luego reflexiono y me doy cuenta que debe tener su encanto hacer lo que ellos hacen, debe sentirse de alguna forma hacer esas fiestas con la misma música, y no creo que haya gran diferencia entre esas vidas en apariencia monótonas y la de alguien que busca aventuras por ahí, si tomamos en cuenta que todo es orgánico, ahora que si nos vamos a terrenos más místicos, quién sabe, porque puede que hayan entrado en un trance o que cada vez descubran diferentes sonidos, diferentes expresiones en los sonidos, diferentes sensaciones, y vayan construyendo una verdad en base a esas canciones, siempre encontrando algo nuevo en lo infinito de una canción que se acaba. Vuelven y vuelven a escuchar las mismas canciones, no se cansan, y hay gente que siempre busca nuevas, y me parece exactamente lo mismo, no creo que una persona pueda valer más que otra, lo que pasa es que simplemente hay naturalezas diferentes, el universo así dispuso las cosas, cualquier queja con el universo. Pero no es así, la gente no lo ve de ese modo, ni siquiera yo lo veo de ese modo, yo pienso cada día diferente, dejo que las palabras cobren algún sentido vago y que se alejen haciendo cabriolas por un sendero arbolado. Como una antigua compañía de artistas. Y también hago mis relaciones de sueños, hechos, palabras, frases, casualidades. Y también creo que soy especial y que se me presentan señales para leer, pero a veces lo dudo, estoy en mi derecho. Además siempre estoy indultado, porque aprendí que todo es circunstancial. Claro que he cometido errores y me arrepiento de mis errores, pero yo no podía cambiar las cosas. El arrepentimiento es parte de lo necesario de todo. Cuando cometí los errores yo pensaba que hacía las cosas de la mejor manera, pero no era así, pero ya no puedo regresar el tiempo y corregir. Aparte qué es una vida perfecta sino una cosa de lo más aburrida y plana. Tengo mis necesidades, como todos, quiero satisfacerlas, intento, busco, pido ayuda, y todo eso y más soy yo y esto es lo que tengo, este instante que ahora es otro y nada más. Un texto de estilo trillado y nada más. Pero estoy en lo mío, es lo que me gusta hacer. Si no hago esto no puedo irme tranquilo a dormir. Tengo que escribir al menos una página y mostrársela a alguien y que me diga que está bonito y siento una leve satisfacción, casi nada, casi insignificante, y tengo que volver a hacerlo, tengo que volverme a sentar aquí y poner letras, y es absurdo, completamente absurdo, y es nocivo, pero no puedo hacer otra cosa, de otra forma estaría en otro lugar, es el destino, de todas formas ya hice lo que hice, ya pasó, ya la cagué, ya qué, de seguro la muerte limpiará la mierda, ella se encarga de limpiar la mierda, es como una criada, y cobra. Un devenir rígido y nosotros en medio, cual gotas de lluvia, cual peces en cardúmenes, cual piedras desgajadas yendo montaña abajo. Y yo pretendo con esto que alguien me dé dinero para irme tranquilo a mi casa a follar y a tomar cerveza y a comer y a sentirme parte de algo. Puedo sentirme parte de algo odiando algo más, odiando junto con alguien a alguien más, odiando a los chilangos, todos juntos los nuevoleoneses odiando a los chilangos, porque se quedan con nuestros impuestos, porque se creen mucho, porque son negros, porque nos mandaron negros, porque queremos expulsar a los negros y cerrar las fronteras y hacer de Nuevo León un país independiente, al que si quieren entrar los mexicanos tendrán que ganarse una visa, etc. Para lo cual podremos poner bombas como los etarras en diferentes puntos de la ciudad de México, un ataque simultáneo y decisivo y enviar una nota: saludos de parte del grupo separatista de Nuevo León. Y después mejorar la raza, para bien de la humanidad, un exterminio de negros retrasados mentales. Pero no, no haré eso, porque no quiero problemas, solo quiero que alguien me pague por esto que es lo único que sé hacer. Pero no tengo demasiadas esperanzas realmente, aunque no me podría explicar jamás por qué si nada tiene sentido y todos usamos palabras algunos se hacen famosos escribiendo y otros no pueden. Hay que agradar, hay que hacer sentir bonito al lector o algo por el estilo. Yo hago lo que sé, lo único que sé hacer y comienzo a desesperarme, porque yo no pedí nacer y todavía me torturan en este mundo, me dicen que no escribo bien, que eso no vende, que debo ponerme a trabajar como esclavo. No es justo, no es justo que yo tenga que luchar por esta mierda, pero estoy luchando, estas palabras me están matando. Quiero levantarme por la mañana y que el almuerzo esté servido, quiero que el piso siempre esté limpio, no enterarme ni cómo ni cuándo lo limpiaron, el baño limpio, todo limpio, mi esposa esperando con una sonrisa, con los brazos abiertos, con ganas de llevarme a un lugar nuevo e interesante, donde podremos divertirnos y después regresar a casa y follar hasta hartarnos y decir cosas sin sentido, expeler las palabras que se faciliten, y ver qué sale y luego seguir así un rato y morir, y eso es todo, esa es mi aspiración, y no sé si cumplirla sea lo más conveniente.
miércoles, 2 de junio de 2010
El problema
Una persona que no tiene casa, no puede follar; y una persona que no folla, no puede ser feliz; y una persona que no es feliz, no puede trabajar bien; y una persona que no trabaja bien, no puede tener una casa; y una persona que no tiene casa, no puede follar. Y este es el círculo destructor de la juventud.
martes, 1 de junio de 2010
Recrutilancha prepitosa
Me puse a lavar los platos, una tarde soporífera de junio, antes prendí el radio en la estación de música clásica y de pronto empecé a pensar en inglés, siempre pienso en inglés, hice una historia en inglés, de un muchacho al que yo le explicaba, como si yo lo hubiera creado, quién era él y cómo había estado el asunto desde su nacimiento, le dije que todo había comenzado con unos besos caleidoscópicos que se dieron sus padres, eran unos besos que por su sonido traían a la mente las imágenes típicas del calidoscopio, de ahí su nombre, después fueron a la cama y follaron tremendamente, el papá se vino como cinco veces y la mamá estaba vuelta loca, y nueve meses después, del vientre de la mamá salió un muchacho, y le dije que él era un muchacho como todos, de esos que juegan y corren en el parque y dicen cosas estúpidas porque todavía no tienen experiencia, le dije que fue creciendo y entró a la universidad a estudiar una cosa que no le gustaba y ahí conoció a una doncella que lo fue envolviendo haciendo que él le propusiera matrimonio a ella y que se consiguiera un trabajo mal remunerado y que no le gustaba, después, una tarde en la que él ya tenía 30 años, resultó que se puso muy pensativo y acabó convencido de que lo suyo era la astronomía, que quería ir a la luna, al espacio, quería ser astronauta, se fue a la NASA, se metió a las clases, pero no lograba aprender, tal vez si hubiera entrado unos siete u ocho años antes su mente hubiera podido comprender lo que se exponía en clase, pero ya estaba su cerebro viejo y cansado y sus ojos también y su estómago ya no digería como en los buenos tiempos, así que pronto lo expulsaron de la escuela por bajas calificaciones, porque en la NASA son muy exigentes, ya que no les gusta despedazar los cohetes que tanto dinero y trabajo les cuestan, así que se fue a su casa otra vez con su esposa, la cual estaba muy decepcionada de él, porque ella le había dicho que siguiera trabajando en lo mismo, que no cumpliera sus sueños, que la vida era eso y nada más, que no buscara otra cosa más que quedarse siempre donde mismo trabajando como máquina hasta que sus huesos se comenzaran a resquebrajar y el patrón se deshiciera vilmente de él, así que se sentó en su sillón todo triste y ensimismado y sus pensamientos patéticos lo llevaron a una idea maravillosa, la idea que todo el mundo estaba esperando, el secreto, el gran secreto que haría posible la fabricación en masa de la máquina del tiempo, entonces la música clásica se alborotó un poco, como si fuera esa la música que mi personaje, mi criatura, estuviera escuchando al momento de su idea, entonces se fue a trabajar a su pequeño taller, que no era otra cosa que un cuchitril con libros viejos y lo de siempre, entonces con unos pedazos de cartón y latas de sardina oxidadas que tenía ahí por si cualquier ofrecido se armó la máquina del tiempo, entonces de un momento a otro se volvió la sensación del mundo, el más famoso y exitoso, el más aclamado y también envidiado, pero él se alimentaba de esa envidia, le gustaba la envidia, era su cosa favorita, entonces la música una vez más se ajustó al tono maquiavélico que adquiría la historia, con el señor este vendiendo máquinas del tiempo por doquier, haciéndose poderoso, y luego no sé cómo volvió a ese sillón y su esposa ya no estaba tan decepcionada de él sino que estaba sorprendida y hasta un poco resentida por no haber confiado en su marido, porque en el fondo cuando una persona te dice no busques tus sueños es porque no quiere que los cumplas, ya que si los cumples ellos habrán quedado como malos consejeros y nadie quiere ser malo en nada, así que así estuvo la cosa, la señora en la cocina, una cocina enorme, ya no la de antes que era pequeña y sucia, y el señor en un salón inmenso que tenía en medio el sillón donde había tenido la idea y nada más, un salón de 20X20 para el sillón, en agradecimiento a que la comodidad de ese sillón le había llevado a la gloria, entonces el señor puso la radio y otra vez estaba la música, la que yo escuchaba mientras pensaba esta historia en inglés, y ahí estaba la música, y fue ahí cuando él comenzó a escuchar mi historia, cuando por fin comprendió que yo lo creé una tarde calurosa de junio mientras lavaba los platos y escuchaba una música sublime en la estación de música clásica. Olvidé decir que yo hablaba inglés porque mi personaje era inglés y para que él me entendiera yo tenía que hablar en inglés. De hecho todas las creaciones son así, personajes creados de la nada en momentos inesperados y luego, un día, todos cobramos conciencia de quiénes somos, quién nos creó, pero todo es una cadena de creaciones que no tiene principio, es como si en nuestro destino ya estuviera marcado un día en el que nos pondríamos a crear a alguien más que tal vez entraría en acción en otro planeta o en otro tiempo, pero con los pensamientos no se sabe, puede que los pensamientos trasciendan planetas y tiempos.
Título atractivo
Ha pasado un tiempo de mi vida con cosas, descalabros, alegrías fugaces, y he buscado, uno tiene que buscar, con palabras, no tenemos otra cosa, he buscado el sentido de la vida, he tratado de salir ileso de aquí, haciendo la tarea, no haciéndola, obedeciendo, desobedeciendo, caminando por avenidas y parques, introduciendo mi pene en panochas y culos, descubriendo nuevos lugares, pero siempre me encuentro con que mi cuerpo es sólo una cosa que se degrada, que la naturaleza nos obliga a desear lo que ella quiere, que todo ya fue dicho de una manera u otra y que no hay nada que hacer en este mundo más que morir. He sentido el escalofrío amplificado de la mañana, después de comer melón, volado en sueños, he tenido temporadas de muchos sueños y de ausencia de sueños, o más bien no recuerdo. He dicho mil veces que la vida no es nada, he sufrido dentro de la nada, me he desesperado, he intentado robar la fórmula, he querido rebelarme contra el destino, pero mi rebeldía era parte del destino. He estado completamente derrotado en rincones insospechados de la desdicha y el tormento. Me he vuelto loco, alucinando, ansiando, sabiéndome que represento absolutamente nada y sin embargo me muevo como pez fuera del agua, intentando no sé qué. Mis momentos de felicidad representan una fracción lamentable de mi vida. Me he odiado hasta el cansancio por ser lo que simplemente me tocó. Me he resignado, he aceptado lo que soy, pero pronto olvido todo, vuelvo a sentirme tonto, vuelvo a intentar ser mejor, vuelvo a enfrascarme en tareas estúpidas para saber más, sabiendo que no tiene caso, sólo para impresionar, sólo para hacer reír a los demás, para sacar la novedad, para no quedarme atrás, para entretenerme con los conocimientos, las palabras. He leído libros de filosofía de los que ahora no recuerdo un solo concepto. He desperdiciado mi vida, como todos. He buscado la respuesta en todos lados, en mí mismo sobre todo; no he llegado a nada. He escrito de mil formas, en mil estilos, he utilizado palabras que ya no recuerdo, he perdido miles de neuronas drogándome y leyendo y enfermándome de la gripa. He visto gente que parece contenta y me han dado ganas de estrangularlos, pero no lo he hecho. Trepado paredes y escaleras. Probado miles de sabores, equivocado hasta el cansancio, derrotado sin amparo, masticado chicles, visto atardeceres, sentido vientos fríos y calientes, húmedos y secos, pezones tiesos, por el frío, por el viento, la vergüenza de que se me note el pezón, tocado pies y manos de mujer, besado perros y mujeres, eyaculado dentro y fuera, en el condón y fuera del condón, dormido, despierto, embarrado, pegajoso. He caminado por la calle lleno de fluidos sexuales. He sentido la euforia después de escribir algo que me parecía bonito. He vuelto a leer lo que en un principio me parecía bonito y he dicho: qué mierda. Me he deprimido por eso. Me he convencido de que el universo ya tiene todo el presente el pasado y el futuro en una canica, y que esa canica es y será siempre una canica, aunque cambie, porque todo es y no es al mismo tiempo, todo cambia y no cambia, todo se mueve y no se mueve. He creído que eso era suficiente para justificar mis errores, pero también me he dado cuenta que la naturaleza exige, pide que uno mejore, que uno se acongoje con sus errores, que busque ser perfecto, cuando es imposible. He odiado a la humanidad en conjunto y a los individuos, buscado la respuesta en música, en el pasar del tiempo, en la eternidad, en la idea de que comoquiera todos nos vamos a morir, en el alcohol, en otras cosas, en la conversación, en los sueños, pero todo es sólo una bola de cosas, un engrudo fastidioso que llevo por ahí todo el tiempo. A veces la gente me habla y yo estoy con mi engrudo, me he encariñado con mi engrudo, le he jurado fidelidad, he llegado a creer que vivir con el engrudo es lo mejor, que hay que volverse loco, que no importa, que la vida no es nada, que hay que arriesgar hasta el tope, pero luego me intimido con las cosas que hallo en el engrudo, los terrores que de ahí emergen, y a veces me siento libre escribiendo y a veces copio frases porque es necesario y mis dedos se mueven como mi cerebro les ordena y me asombro y quiero tener un millón de amigos y levantar la voz todos y gritar: ¡chingas a tu madre! Quien quiera que seas ¡chingas a tu madre, puto! Y luego seguir y buscar otra vez, ahora en la mascota, ahora en el parque, en la hierba, en el orgasmo, en el olor de una mujer que no deja más que la impotencia, impotencia que no sé en qué consista, el tormento de saber que se acaba, que la lluvia caerá y tal vez ya no estaremos ahí para verla en su máximo esplendor. Las promesas crípticas de alguien, las insinuaciones, las causas perdidas, las esperanzas, el placer, el sufrimiento, el hombre que busca emociones saqueando tiendas, quebrando, desmadrando, golpeando, desesperado, no sabiendo que hacer, tratando de olvidarse de él mismo, del engrudo. Las prostitutas de la calle que creen que es bonito quedarse con el dinero de los clientes, que se sienten triunfadoras escamoteando dinero y que luego se vuelven viejas y flácidas y el chulo las golpea y las saca a patadas de ahí y terminan metiéndose crack, porque piensan que es lo mejor, porque es lo único que saben hacer, crack y sexo, pero ahora el sexo está destruido, está reventado, ya no aprieta nada, ya no se siente nada, ya no tiene jugo, está seco, jodido, asqueado, quiere perecer, el coño, quiere descansar por fin, ya no quiere más vergas ahí dentro, porque ya fueron demasiadas. Eso es la vida y algo más y lo que falta y lo que se me olvida y lo que he soñado y se me olvida y nada más. Cada partícula del cuerpo, cada palabra que escribo, cada recuerdo, todo, todo eso no tiene nada que ver conmigo, yo odio todo eso, yo no quiero formar parte de esta mierda, yo renuncio, yo quiero ser algo que yo haya decidido ser, quiero ser guapo y no envejecer, quiero tener una verga más grande y quiero tener control sobre todo, no me gusta ser parte de algo, y luego una parte tan insignificante, me siento agobiado por todo lo que me controla, de hecho estas palabras están reguladas, vienen en un programa insensible y desconsiderado. Es como una gran mierda en la que estamos metidos. Dan ganas de olvidarse de todo, de atiborrarse de toda clase de sustancias, pero no es tan sencillo, porque a pesar de todo cuidamos esta vida, como si esperáramos un cambio, una sensación que lo salve todo, unas palabras salvadoras, una mano salvadora, una luz salvadora, un perro que hable. Esperamos lo extraordinario, pero no sucede, porque todo tiene reglas, todo está lleno de reglas, la naturaleza es una regla, sin reglas no ocurre nada, no hay magia, no hay nada, no hay ectoplasma, no hay telepatía, sólo hay gente loca e hipersensibles, paranoicos que proyectan en los demás sus pensamientos más oscuros y aciertan, la mayoría de las veces aciertan. Y luego una trampa gigantesca: el sexo, quizás lo más placentero y decepcionante del mundo, engendra más gente, más derrotas, más confusión, dolor y hastío, y sigue la cosa, el sexo se encarga de hacer que siga la cosa, de que cada vez seamos más, porque nadie puede resistirse al sexo, es lo mejor, lo único, y a la vez es tan insuficiente, tan efímero, tan clásico. Eso del sexo es el viejo truco, la vieja carnada que sigue funcionando, que seguirá funcionando. En los peces funciona perfecto un gusano, una cosilla para que muerdan el anzuelo, en nosotros es el sexo, el sexo es el origen de toda esta mierda, de toda la incertidumbre, de toda la desesperación, de la drogadicción, la inmundicia, la gente en la calle, la degradación de los órganos, el cáncer, el sufrimiento, y el placer, el placer, qué podemos decir del placer, quién ha sentido placer, el placer no existe, lo que existe es esto, el patetismo, el ahogo, el dolor de esta o aquella parte, pero hay que buscar el sexo, el sexo es una pequeña tregua. Y al final qué importa. Al final podemos decir que cualquier cosa es lo mismo, que todo termina en el olvido.
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