martes, 16 de marzo de 2010

La metafísica de mike

Ah no, en aquellos tiempos yo no tenía sentido del humor, todavía le daba importancia a las cosas. Creía que en cada charla se jugaba uno el orgullo, quería impresionar a todos con comentarios técnicos o con chistes demasiado sofisticados, quería utilizar palabras rebuscadas, pero sólo conseguía quedarme tartamudeando. Todos mis recuerdos son vergüenzas. El pasado ya no importa y el futuro menos. Esta es la última generación: nuestros niños están lacios, nuestros niños pronto dejarán de tener orgullo y voluntad, pronto les dará igual morir o vivir, comenzarán a suicidarse o a vivir sin preocuparse, sin atender las necesidades, sin esforzarse por seguir viviendo, sin esperanza alguna.
La próxima rebelión será únicamente contra la vida. Aquí la vida es una imposición; a los rebeldes no nos gustan las imposiciones. Sí, mis comentarios están totalmente desatinados. Tal vez no. El amor es un acuerdo tácito en el que ambas partes prometen engañarse haciéndose creer que no están solos. La vida no es triste en ningún modo: es gracioso el hecho de que nada puede ser más grave que morir. La muerte es un escape bendito, la oportunidad de volver a empezar. La vida es sentir un par de cosas y luego quién sabe. Sin recompensa para el bueno y castigo para el malo, la vida se reduce a sentir un par de cosas y luego quién sabe, puede que siga otra vida igual y luego otra y luego otra, y lo único que tendremos serán biografías en wikipedia de personas interesantes, en su mayoría personas que con dolores muy agudos pudieron escribir algo notable o hacer alguna buena música, o tal vez tiranos de masas, personas que suelen llamarse héroes. También están los inventores de cosas; probablemente vendrá el inventor de la realidad virtual, el inventor de la inmortalidad, el inventor de la vacuna contra la desesperación, el hastío y la confusión de estar vivo. No hace falta ser un genio para ver que la naturaleza siempre se las arreglará para tener un cuerpo dispuesto para que entre la conciencia.
La consecuencia de nuestras decisiones siempre es la muerte, tarde o temprano, y la muerte es lo más interesante de la vida, y no es necesario esforzarse para conseguirla; todos, ricos y pobres, tienen derecho a lo más emocionante de la vida: irónicamente, la muerte. Todo está bien tal cual; todos sienten algo, todos mueren y al morir todos cambian de papeles. Es perfecto: la desigualdad en el mundo es la esperanza de que en una próxima vida nos toque ser de los de arriba. Tampoco está mal que la gente se queje de la manera atroz con que los poderosos consiguen su estatus; eso le pone sal a las cosas. Sería muy aburrido un mundo donde todos tuvieran que jalar parejo, pues dónde quedarían los extremos; dónde quedaría el desamparo que tan terribles sensaciones debe traer consigo, mismas que acaban con la muerte, igual que las sensaciones de protección y poder que tienen los magnates. Claro, yo no digo esto está bien y esto está mal. Sólo digo que las cosas están bien tal como están, y seguirían estando bien para mí si alguien me viniera a refutar con algún pensamiento activista. Ya sea que prefieras trabajar o ser un zángano, ya sea que seas fuerte o débil, ya sea que seas un idiota o un genio, ya sea que seas un reaccionario o un revolucionario, para mí no eres más que un mortal que hace única y exclusivamente lo que se le impuso al nacer, y yo también soy uno de esos, pero no por eso me dejo de reír, porque reír también es parte de la imposición, aunque no lo quieras admitir, pero está bien, no te acongojes, vamos a ver qué pasa cuando muramos, puede que haya algún tour por las constelaciones.

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