sábado, 27 de febrero de 2010

Fárrago

Tantos intentos por ser un Pascal, un Proust un Nietzsche; mi sobrino lo logrará y yo seré solamente el que lo intentó y no pudo. Él con todos los libros que ya hay en mi librero; yo tratando de ser sincero. Los libros y yo: me llaman los libros, me dicen ven, chupa mi palabrerío, no más; yo no llamo sabiduría a los libros, son solo cháchara, y ya estoy tan metido en esto, ya me sé los acentos, ya me sé las palabras, ya soy un escritor, pero, mierda, cómo ser famoso, cómo ser un Pascal, un Proust, un Nietzsche. Aprovecho cualquier momento para escribir. He escrito tan ebrio de cerveza que no puedo escribir, he escrito al borde de un desmayo, creo que una vez me dio un infarto, y siempre he estado escribiendo, siempre he dicho la verdad, y todavía no sé si eso será suficiente.
La mejor época de la vida es aquella en la que no hay nada que se tome seriamente. Esa época tiene que presentarse en la infancia, de otra forma uno tendrá que granjearla en otra época, pero ya no tan fácilmente como en la infancia, sino con sangre.
La ironía de la vida es que lo mejor de ella es estar dormido.
Mi mascota es lo que más amo en el mundo. Cuando ella corre o camina yo me siento pleno, pero luego me acude a la mente el pensamiento del día de su muerte y no puedo evitar sentirme triste, porque sé que ese día es inevitable. Entonces caigo en la cuenta de que lo malo de las alegrías es que tienen que terminar, y el simple hecho de que las alegrías tengan que terminar, hace que la vida sea una desgracia.
La vida es algo de lo que podremos estar orgullosos cuando vayamos al cielo. En el cielo podremos preguntar cualquier dato curioso de nuestras vidas y de las de otras personas y nos darán la información exacta. Por ejemplo, supongamos que dos personas compitan constantemente, tácita o explícitamente, por ver quién es el más bebedor, esa duda podrá esclarecerse en el cielo, y también podrán hacer un promedio de litros de alcohol por kilogramo, porque todos sabemos que las personas gordas aguantan más pimple que las flacas, pero eso ya dependerá de a qué estaban jugando los tomadores. También podrán competir, claro que todo en un ambiente fraternal, acerca de quién fue el que tuvo más o menos fe en que irían al cielo, quién se preocupaba más o menos por la vida, quién le tenía más o menos temor a la muerte, entre otras cosas de ese jaez. Después de una intensiva observación de la conducta del ser humano, concluyo que los humanos en sus momentos de lucidez, que no son muchos, parecen locos a los ojos de la mayoría. ¿Quién se pone ropa cuando hace mucho calor? ¿Quién come usando los cubiertos cuando tiene las manos que son más fáciles de usar? ¡Hay que estar loco para andar con traje a 40 grados y comer con cubiertos una pizza! Yo creo que no hay locos, sino personas que hacen la vida más divertida. Las consecuencias de nuestros actos, al igual que la vida misma, son insignificantes, porque no hay manera de evitar que todos nos convirtamos en polvo tarde o temprano, y al lado de eso, las consecuencias de nuestros actos parecen cosas nulas. Sí, yo sé que yo puedo decir esto hoy y mañana estar llorando en una cárcel por haber hecho una idiotez, pero eso no cambia en nada lo que ya he dicho. Tal vez los psicópatas piensen así, que nada importa, que todo da igual, y por lo menos a mí no se me hace algo descabellado. Uno no quiere sentir dolor, es verdad, pero qué importa si uno sufre horrores torturado por un psicópata sádico antes de morir, si de todas formas uno ha de morir y ha de olvidar todo eso para siempre. Y yo no estoy pidiendo con esto que se deroguen todas las leyes, porque en realidad yo también tendría miedo de un loco de esos; pero eso no me impide decir algo que a leguas se ve que es verdad.

2 comentarios:

  1. una vez la muerte mi madre,
    y la de mi padre
    y la de mi hermana
    y mi soledad estaba a plenitud.

    es una situacion que no se podra evitar.
    pacientemente, tengo que esperar a la calaca y que lleve los huesos mios y de la banda, a la tumba. no es nada fuera de este mundo

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  2. Mi mascota es lo que más amo en el mundo. Cuando ella corre o camina yo me siento pleno, pero luego me acude a la mente el pensamiento del día de su muerte y no puedo evitar sentirme triste, porque sé que ese día es inevitable.


    Exactamente lo mismo que siento. Ojalà algùn dìa te des cuenta lo mucho que tenemos en comùn y te decidas a hablarme.

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