miércoles, 24 de febrero de 2010

La voluntad es el asfalto

La vida es un camino ya trazado del que es imposible salirse. Nuestros errores están ahí esperándonos y también las enseñanzas que nos harán sabios. ¿La voluntad? La voluntad es el asfalto, por así decir. En la vida uno siempre toma un camino distinto a los demás, pero siempre llega adonde mismo. Uno toma decisiones para ir formando ese camino sin regreso. Si quieren un consejo, les digo que vean la vida como algo que les fue impuesto y que no se puede cambiar y a lo que hay que resignarse, y que ya pueden sentir la vida sin aferrarse a ella, porque la vida es algo que existe y no existe a la vez: existe puesto que sentimos y pensamos, y no existe porque un día todo se convertirá en polvo y nuestra memoria también. Por eso a veces me dan ganas de quedarme tirado toda la vida y esperar el final, aunque sería lo mismo que salir a conquistar el mundo. Veo a la gente y me da risa, me doy risa yo mismo, con mis preocupaciones, con mis pasiones, cuando no hay razón para excitarse por nada. Creo que todo es igual, creo que hablar bien y hablar mal es lo mismo, no hay ninguna diferencia, es sólo un conjunto de sonidos que hacemos con la boca, y si un día dejo de hablar o empiezo a decir y a hacer cosas sin sentido, no se preocupen, de cierto os digo que estaré haciendo mis obras maestras. De todos los finales, el más triste debe ser aquel del retiro, al que después de muchos sacrificios uno llega para por fin relajarse y descubre que ha desperdiciado sus años briosos acumulando bienes para un final aburrido; en esos últimos días de reflexión el retirado quizás se convenza de que lo mejor en la vida es la aventura, para la cual ya está demasiado viejo y ridículo. Pero con esto no quiero decir que sea mejor una vida llena de aventuras, porque al decir tristeza no quiero decir que ese sentimiento no tenga su encanto, de hecho creo que es uno de los mejores en que uno puede consumir sus días.

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