domingo, 12 de junio de 2011

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Cuando nos reunimos somos piel con huesos dentro hablando con el cerebro y la lengua, tratando de divertirnos y luego salimos del cuarto y recordamos lo que dijimos. Fue gracioso y estás orgulloso. Dentro de lo que se ve hay mucha sangre, pero preferimos no verla. Y en cualquier momento puede caer alguno, pero ahí estamos. Yo no, yo no, yo me siento perfecto. Pero se ha sabido de gente que miente al respecto. Identifícate con mi debilidad. Vamos, deja de fingir que eres inmortal. Todos sabemos la verdad. El sexo es traicionero. Un mal necesario. Todo apesta alrededor del placer. Es una estafa, un ultraje, una trampa. No hay manera de resistirse, dicen. Pero tal vez sólo tendríamos que ser un poco más fuertes, siempre. Pero uno se ensucia por naturaleza. El inconsciente eyacula. Pero siempre hay un nuevo amanecer. Una oportunidad para pasarla bien en santidad. Pero eso jamás ocurre. Vamos de vicio en vicio, buscando variedad, versatilidad. Refinamiento de las perversidades, capítulo doscientos.
Nunca he sido una persona extrema. No tengo mucho que contar. La verdad es que no he hecho mucho, no he tenido grandes aventuras, me la paso dormido y con mis padres. Vivo aquí con ellos. Eso es todo. Y ahora debo encontrar trabajo. No es fácil tampoco tener una vida tan mediocre, tan cómoda. Para todos hay problemas. Todos nos vamos a morir nos hace iguales. El problema siempre es el mismo. Pero hay gente que va por una cuerda floja un largo trecho, gente que se gana la vida todos los días, que esquiva balas y fuego y pelotas de fuego. Ellos suelen ser más interesantes, pero no hay que dejarse engañar siempre. Todos tenemos algo reservado, y en cualquier lugar puede aparecer la respuesta. Pero hasta ahora no ha aparecido en ninguna parte.

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